Cuando nos preguntaron acerca del apoyo a un proyecto que involucrara a estudiantes de enseñanza media, docentes y periodistas, no dudamos un instante. Desde el comienzo la idea nos pareció muy interesante por varios motivos. Primero, porque consideramos que la circulación de saberes y la experiencia que pueden realizar los estudiantes en un espacio que está acompañado por docentes, pero que se realiza fuera de la institución, contribuye a ampliar su formación. Una de las preocupaciones que han definido la política educativa de la actual administración tiene que ver con el enriquecimiento de las trayectorias educativas, con propuestas que permitan una ampliación del campo de sentidos de lo que significa aprender en una institución de enseñanza pública. Y como parte de esta operación de enriquecimiento educativo, la cooperación con una organización con un saber específico sobre el oficio del periodismo como la diaria, consideramos que es una vía para concretarla.

La segunda razón para apoyar la iniciativa tiene que ver con la posibilidad de darle lugar a la perspectiva de los adolescentes en las instituciones educativas y en la sociedad en su conjunto. “Periodismo en media” busca transformar a los estudiantes seleccionados en cronistas de su realidad cotidiana, lo que significa jerarquizar el punto de vista de los jóvenes sobre lo que tienen para decirnos acerca de cómo ven el liceo o la UTU. Como parte del desafío de construir instituciones educativas todos los días, consideramos fundamental generar las condiciones para que la perspectiva de los estudiantes adquiera una mayor visibilidad. Y al mismo tiempo, ofrecerles las herramientas para que la voz de sus propios compañeros también se pueda reflejar. La potencialidad educativa de una herramienta como un medio de prensa de los estudiantes es un descubrimiento que algunos educadores desde tiempo atrás ensayaron como parte de sus experiencias. Tal es el caso del periódico El Marrón de los alumnos de Canteras de Riachuelo, con el maestro Jesualdo Sosa a la cabeza, o el de La Revista de los Niños, que editaba el maestro Otto Niemann junto con los alumnos de la Escuela Experimental de Progreso.

En tercer lugar, porque pone en contacto a estudiantes que tienen interés en desarrollar una actividad profesional que muestra que existen diferentes formas de hacer periodismo. La forma en que se concibió el proyecto expresa una manera particular de ejercer el oficio de periodista, donde todas las decisiones se toman en colectivo: desde el nombre del diario hasta los detalles más mínimos que tienen relación con la edición. Esta experiencia enriquece tanto su formación que resulta muy difícil calibrar su importancia en la vida de los adolescentes que participan. Puede transformarse en una experiencia de vida que ayude a ampliar la mirada hacia el futuro.

Podríamos seguir enumerando razones que justifican el apoyo al proyecto que nos presentaron hace algunos meses; pero creo que la prueba más contundente del acierto de esta iniciativa fue el entusiasmo que pudimos ver en los jóvenes que participaron en los talleres. Y el producto, ese que ahora está circulando como un proyecto de estudiantes que pudieron concretar una idea de medio de comunicación que ya está entre nosotros, que lo podemos leer y disfrutar, y que ofrece una mirada joven de esa realidad que compartimos cotidianamente, pero que ahora tiene nuevos cronistas que permiten que se pueda convertir en historia. En otra historia, con seguridad más joven, más fresca.