El Programa de Educación Sexual de la Administración Nacional de la Educación Pública cumplió 12 años, y una evaluación presentada en mayo de este año sugería “repensar” la forma de implementar el programa en el Consejo de Educación Secundaria (CES), ya que se constataban “dificultades para encontrar espacios curriculares que permitan el desarrollo amplio de la temática”. Según transmitió a la diaria la directora general del CES, Celsa Puente, el próximo año el consejo hará “una revisión” del programa, y descartó que para 2018 se vayan a reducir las horas de los referentes en educación sexual que hay hoy en cada liceo.

Cada liceo tiene actualmente diez horas asignadas a un referente de educación sexual, en las que el docente debe trabajar con los otros profesores, con los estudiantes y los padres. Para trabajar con los estudiantes en general tenía que aprovechar horas libres o acordar con otros docentes para implementar un taller en conjunto o que les cedieran las horas para trabajar el tema con los alumnos. En las últimas semanas circuló entre profesores un borrador de resolución del CES que planteaba que para el próximo año “se erradicarán las asignaciones horarias destinadas a la educación sexual por liceo y se instrumentará el funcionamiento de referentes de sexualidad departamentales y equipos multidisciplinarios radicados en cada región”, según el texto al que tuvo acceso la diaria.

La consejera Isabel Jaureguy manifestó su “enorme preocupación” por que esta alternativa se concrete, ya que implicaría la disminución en 77% de las horas dedicadas al programa: de 3.160 horas asignadas actualmente, pasaría a 730. En caso de resolverse tal medida, para la consejera electa por los docentes “cambia sustantivamente el proyecto, porque el referente de la región norte, por ejemplo, tendría 30 horas para todos los liceos de Artigas, Salto y Paysandú. Ese trabajo de natural proximidad que debe tener la educación sexual, ese trabajo de transversalidad y de interdisciplinariedad que debe tener con los docentes del aula, de conocerlos, trabajar con ellos, se convierte en una actividad que se hará una vez por año”.

Consideró que esa medida “se aleja de los lineamientos del gobierno”, que ha mantenido el Programa de Educación Sexual. La consejera manifestó su preocupación “no desde el lugar de las fuentes laborales –eso es otro componente–, lo enfoco desde la necesidad de mantener este programa por lo que significa en términos del derecho a la educación”.

Reducción, no

Puente reconoció que se manejó un borrador de resolución pero descartó que se haya aprobado, y negó que vaya a haber una reducción de horas o cambios en el programa para el próximo año; añadió que ayer se reunió con algunos de los referentes de los liceos para aclarar esta situación. “Estuvo puesto como un tema pero no se pudo abordar”, señaló, y consideró que el tema está sobre la mesa porque “es natural que después de un plazo importante de tiempo y en un mundo cambiante tengamos que, necesariamente, hacer una revisión”. “Lo que nosotros estamos planteando es que el año que viene hagamos unas mesas de trabajo a nivel regional, con representantes de los referentes a nivel departamental, para poner en debate cómo estamos trabajando la educación sexual en los centros educativos”, informó la directora general, que aseguró que el tema “es indiscutiblemente clave; tan clave que necesitamos revisar cómo lo estamos abordando”. Añadió que va a proponer que entre abril y agosto las mesas regionales discutan el tema, y que producto de esa discusión, entre agosto y setiembre el CES pueda evaluar modificaciones “para el año siguiente”. “Pero no lo vamos a hacer solos, esto requiere levantar la voz de los protagonistas”, puntualizó.

En relación al formato que la educación sexual tiene en UTU, donde es una asignatura más de 1º y 2º año, incorporada en la currícula y con evaluación y examen, Puente dijo no estar de acuerdo, ya que considera que “no se puede tener una representación numérica del proceso del estudiante en este tema, debe ser un eje transversal”. Consideró que la forma de implementar la educación sexual debe “aggiornarse; es necesario revisar con qué metodologías nos estamos plantando ante estos jóvenes que necesitan orientaciones fuertes y están hiperestimulados”. Si bien aseguró que no se puede descartar la carga teórica que tiene el tema, manifestó que para tratarlo “hay que generar instancias de carácter vivencial. Me preocupa no caer en la mera formación teórica y olvidarnos de la carga vivencial”, afirmó, porque, dijo, hay que generalizar “otras formas de llegar, no en la modalidad simple de trabajo de aula”.