Pese a la suspensión dispuesta por el Tribunal Constitucional y a la represión desplegada por miles de integrantes de la Guardia Civil y la Policía Nacional enviados por el gobierno de España, hubo votación ayer en Cataluña. Según las autoridades catalanas, participaron en el referéndum 2,2 millones de personas –en un padrón de 5,3 millones– y 90% se pronunció por el Sí a la independencia. Con este resultado, el gobierno catalán anunció que se dispone a declarar en los próximos días la independencia de un Estado catalán republicano, y llamó a la Unión Europea a actuar como mediadora con España en este proceso.

Las escenas de violencia policial, en particular en las ciudades grandes, fueron las imágenes de Cataluña que recorrieron ayer el mundo. Esas escenas dejaron en segundo plano la discusión sobre los argumentos catalanes acerca del derecho a decidir o los argumentos del gobierno de Madrid, acerca de que la Constitución preserva la unidad de España y que el Tribunal Constitucional ilegalizó el referéndum.

La Guardia Civil y la Policía Nacional acudieron a cumplir la orden de incautar las urnas y cerrar los centros de votación. En algunos de esos locales –escuelas, universidades– gente de todas las edades se instaló desde la madrugada para intentar mantenerlos abiertos, a veces ocupándolos, organizando talleres y comidas, y en otros con una concentración de personas en la puerta, bloqueando la entrada.

Testimonios publicados por diarios de Cataluña y de Madrid hablaban ayer de la represión desplegada ante personas de todas las edades, y lo mismo mostraban fotos y videos. En varias grabaciones aparecen funcionarios con vestimenta negra de policía militarizada utilizando la porra y el escudo contra civiles. Las fotografías y videos mostraban a mujeres de 70 o de 80 años sangrando o tironeadas por policías; integrantes de las fuerzas de seguridad lanzando mujeres escaleras abajo en un colegio de Barcelona; hombres apaleados, golpeados con escudos policiales en la cara o pateados. A la noche, las autoridades catalanas informaban que 844 heridos por la represión policial fueron atendidos por el Sistema de Emergencias Médicas.

También la policía catalana, los Mossos d’Escuadra, requisó urnas y cerró centros electorales. Pero en aquellos que estaban ocupados por partidarios de la votación se limitó a levantar actas. Tenía instrucciones, para esos casos en que no fuera posible clausurar los circuitos, de comunicarlo a sus mandos mediante actas en las que constara por qué motivo no se pudo cumplir la orden: “Negativa reiterada y manifiesta de desocupar el local”, “posibilidad de que se produzcan altercados con peligro para las personas o bienes”, “imposibilidad de los agentes de acceder al centro” y “presencia de personas vulnerables (niños, personas de edad avanzada...)”.

De acuerdo con La Vanguardia, hubo varios momentos de tensión entre los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil. El periódico catalán informó de una discusión a los gritos entre un integrante de cada una de las fuerzas, mientras la policía catalana custodiaba un colegio en la localidad de Castellgalí. También reportó otro episodio en que un policía catalán le habla a un guardia civil, este lo empuja, y una multitud defiende a los gritos al mosso.

El mismo periódico informó que seis juzgados de Barcelona, Tarragona y Lleida iniciaron investigaciones por la “inacción” de los Mossos d’Escuadra, ya sea de oficio o porque recibieron denuncias. Por otra parte, el juzgado número 7 de Barcelona abrió una investigación, a partir de una denuncia de la Generalitat, contra la Guardia Civil y la Policía Nacional, por la actuación que tuvieron ayer en Cataluña.

Posiciones ante la violencia

El gobierno catalán cuestionó públicamente la represión policial durante la votación. “La vergüenza perseguirá por siempre al Estado español” por haber utilizado “violencia, porras, balas de goma y agresiones indiscriminadas contra la gente que quería urnas y papeletas”, dijo ayer el presidente catalán, Carles Puigdemont. “Es evidente que el uso injustificado, irracional e irresponsable de la violencia por parte del Estado no detiene el deseo de los catalanes de votar para decidir libremente su futuro”.

En una declaración pública, Mariano Rajoy, el presidente del gobierno de España, dijo que el “referéndum nunca existió” y que a partir de hoy “se debe empezar el restablecimiento de la normalidad institucional desde la unidad”. Afirmó que la consulta independentista “se ha evitado con el fundamento de la ley, con la determinación de los tribunales y con la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado”, a las que agradeció por cumplir “con su obligación y con el mandato de la Justicia”. Sin mencionar la represión o los heridos, dijo que “los responsables de estos hechos que han tenido lugar hoy son única y exclusivamente quienes han promovido la ruptura de la convivencia”. Pidió: “No busquen más culpables”.

Rajoy dijo que “la mayoría de los catalanes han demostrado que son gente de ley, ignorando esta convocatoria y situándose al lado de la democracia”. En cuanto a los ciudadanos que querían votar, afirmó que entiende “la frustración que hoy pueden sentir” y que lo lamenta, “pero el cauce para debatir sus demandas políticas debe venir en un diálogo leal dentro de la legalidad”. Dijo también que pedirá una comparecencia ante el parlamento español para hablar con todos los partidos políticos sobre este tema.

También la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, dijo que el referéndum “no podía celebrarse y no se ha celebrado, porque en todo momento ha sido anticonstitucional y contrario a nuestras normas de convivencia”, y defendió a las fuerzas de seguridad, que en su opinión actuaron con “profesionalidad y proporcionalidad”.

Por su parte, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sànchez, manifestó que lo ocurrido ayer “es la crónica del fracaso consumado de dos políticas –la rupturista de los independentistas y la inmovilista del gobierno–, que termina de la peor manera posible”. Dijo que las imágenes de la represión de ayer “no pueden gustar a ningún demócrata y son el epílogo de las políticas de Rajoy y Puigdemont”. De los policías, opinó que sólo cumplían “órdenes políticas”.

En respuesta, Pablo Iglesias, líder de Podemos, le dijo al PSOE que deje de cometer el “grave error” de apoyar la estrategia del gobernante Partido Popular, que rectifique y que “se posicione del lado de la democracia”. Al presidente del gobierno le pidió “mesura” y dijo que no creía haberla visto. Antes, Iglesias manifestó: “Como demócrata y español quiero que mis primeras palabras sean un abrazo a todos los heridos, que lo han sido por intentar ejercer sus derechos civiles en Cataluña”. Lamentó que “el mundo entero” haya visto a la policía actuar contra personas que se disponían a votar y dijo que “ningún argumento justifica el uso de la violencia contra la población civil”.

A partir de ahora

Aunque el gobierno español afirma que no hubo referéndum, en Cataluña, anoche, se conocían los resultados. El portavoz del gobierno catalán, Jordi Turull, anunció que votaron 2.262.424 personas, 42% de un padrón de 5,3 millones. Además, según los números oficiales, otras 770.000 no pudieron votar o figurar en el recuento por la incautación del material electoral. Sin esas incautaciones, la participación hubiera llegado a 49,9%. “Se han precintado 400 colegios y muchos votos han sido directamente robados”, afirmó. De los votos que llegaron al recuento, 90% fueron a favor del Sí. Los resultados marcan un total de 2.020.144 votos a favor de la independencia, 176.565 en contra, 45.586 en blanco y 20.129 anulados.

El movimiento independentista había evitado ponerle un piso de participación a esta consulta. Recién el sábado, en un acto de campaña, Jordi Sánchez, el presidente de la Asamblea Nacional Catalana, una de las organizaciones sociales que promovían el referéndum, dijo que, teniendo en cuenta el “sitio” del gobierno de España, llegar a un millón de votantes sería “un éxito desbordante”. La prensa española recordaba ese día que en la consulta no vinculante sobre la independencia que se llevó adelante el 9 de noviembre de 2014, votaron 2,3 millones de personas. Esa participación fue mayor que la de ayer, pero el apoyo al Sí fue menor: 80,91%.

Poco antes, el presidente catalán anunció que daría a conocer los resultados al Parlamento catalán para que ponga en marcha la ley de transitoriedad jurídica por la cual se prevé declarar la independencia de Cataluña. “Los catalanes hemos ganado hoy muchos referéndums”, dijo Puigdemont. “Nos hemos ganado el derecho a ser escuchados y reconocidos, y nos hemos ganado el derecho a tener un Estado independiente que se constituya en forma de república”, afirmó. Agregó que “el Estado español ha escrito” ayer “una página vergonzosa en su relación con Cataluña”, y se refirió a la “injustificada, abusiva y grave violencia policial”.

Puigdemont dijo que “demasiadas veces la represión y la violencia han sido la respuesta del Estado a las aspiraciones catalanas”, y que “hoy, a pesar de que estamos en la Unión Europea, aunque estamos en pleno siglo XXI, el de la libertad de información y el de la globalización, la respuesta del Estado ha vuelto a ser la de siempre: violencia y represión”. Concluyó: “Hoy hemos dicho que esto ya se ha acabado”.

Anunció además que envió un mensaje a la Unión Europea para que “acepte” que lo que ocurre en Cataluña ya no es un problema interno del Estado español y que actúe como intermediario. Reafirmó la decisión de su gobierno de seguir adelante con la ruta a la independencia que establece la ley de transitoriedad y agregó: “El camino que hemos de recorrer a partir de ahora lo hemos de hacer juntos, con civismo y en paz, abiertos a las propuestas de diálogo y a las posibilidades de mediación”.