El Presidente de España rechazó el miércoles cualquier tipo de diálogo para desescalar la tensión con Cataluña, despreciando de esta manera la mano tendida por el Presidente de Cataluña que, siguiendo las peticiones de varias contrapartes internacionales, decidió suspender los efectos de la declaración de independencia, efectuada el martes por la noche, para facilitar un diálogo sin condiciones.

El jefe del ejecutivo español rechazó de lleno la posibilidad – propuesta por el presidente catalán – y decidió activar el procedimiento para suspender el autogobierno de Cataluña. Poniendo al presidente catalán entre la espada y la pared, el Gobierno Español le ha enviado una notificación (un buró-fax) reclamando la completa anulación de la declaración de independencia, ahora suspendida, antes del jueves que viene, 19 de octubre. Si el presidente catalán no se aviene, el Gobierno Español, con el apoyo del principal partido de la oposición, suspenderá la autonomía catalana y puede acabar deteniendo a los miembros del Gobierno Catalán. Es más que evidente que esto supondría una escalada sin precedentes de la tensión y que provocará que cientos de miles de ciudadanos salgan a la calle para defender el autogobierno y las instituciones catalanas.

Rajoy menosprecia así el gesto del presidente catalán, un gesto que le ha supuesto la incomprensión de no pocos ciudadanos que entendían que el mandato para declarar la independencia era claro y que, algunos de los cuales, llegaron a soportar estoicamente los porrazos y vejaciones de la policía española para defender las urnas y el derecho de los ciudadanos a expresarse democráticamente el pasado 1 de octubre. En lugar de aceptar el guante y tomar alguna medida de distensión, el Gobierno Español dobla la presión y arrastra al Gobierno Catalán hacia un callejón sin salida.

Rajoy podría haber hecho muchos gestos pero los ha negligido. Podría haber retirado los 10.000 efectivos de la policía española que aún se encuentran alojados en tres grandes cruceros atracados en los puertos de Barcelona y Tarragona. Son los responsables de lo que HRW ha concluido como uso excesivo de la fuerza contra ciudadanos pacíficos que causó 893 heridos. O podría parar todos los procesos legales que el Gobierno Español ha instigado contra cargos electos catalanes: la Presidenta del Parlamento de Cataluña afronta tres procesos criminales por permitir un debate sobre la autodeterminación en sede parlamentaria; el expresidente de Cataluña ha sido inhabilitado durante dos años y ahora se le obliga a asumir personalmente el coste del referéndum informal del 2014 (5.2 millones de Euros); se está persiguiendo a 800 alcaldes por haber colaborado con el referéndum del pasado 1 de octubre; se han cerrado unas 200 webs; se está juzgando a una decena de jóvenes que replicaron las webs cerradas; etc.

Rajoy no ha optado por ninguna de estas opciones que, seguramente, habrían ayudado a reducir la tensión. En cambio, lanza una nueva amenaza a las autoridades catalanas: os rendís u os detenemos. El Gobierno Español no tiene ningún interés en destensar la situación. Lo que quiere es satisfacer el 100% de sus objetivos.

Ante este escenario tan pesimista, los ciudadanos, los trabajadores, los empresarios, todos los catalanes pedimos a todas las contrapartes que solicitaron y consiguieron un gesto de distensión por parte del Gobierno Catalán: ¿qué harán ahora para conseguir un gesto similar por parte del Gobierno Español?

Albert Royo Mariné | Secretario general del Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña (Diplocat)

Diplocat es un consorcio que reúne a cuarenta instituciones catalanas entre patronales, sindicatos, cámaras de comercio, universidades, cajas de ahorro, el FC Barcelona, el Gobierno de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona, entre otros.