Después de un año largo de funcionamiento, el colectivo Entre presentó la semana pasada un libro de ensayos (y algo más) sobre “lo que empieza y lo que termina”. Los textos pertenecen al núcleo del grupo de reflexión –Gabriel Delacoste, Valeria España, Lucía Naser, Ignacio de Boni, Gabriela Sánchez, Santiago Pérez Castillo, Diego León Pérez, Laura Outeda–, pero no sólo a ellos.

“Desde el principio nos interesó hacer intervenciones culturales, políticas e intelectuales de diferentes tipos. Nos interesa tener presencia en redes sociales, organizar charlas, publicar notas en medios de prensa. El libro es un formato que tiene algunas características particulares: además de que permite hacer argumentos largos y matizados, tiene una capacidad de permanecer y de circular por espacios a los que otras intervenciones no llegan. Además, este libro/revista en particular es una compilación de textos que llegaron respondiendo a un llamado abierto, que lanzamos porque nos interesaba poner a dialogar diferentes puntos de vista sobre el presente, que tuvieran la oportunidad de argumentar. Nos pareció que lo mejor para eso era este formato”, dice Gabriel.

Entre quienes respondieron, hay poetas, historiadores, economistas, artistas visuales: Gabriel Oyhantçabal, Rodrigo Alonso, Aldo Marchesi, Amparo Menéndez-Carrión, Ema Zelikovitch, Joaquín Moreira Alonso, Laura Sandoval, Daniel Johnson, Henrique Iwao, Ana Monteiro, Soledad Castro Lazaroff, Carolina Amaro, Florencia, Mariana, Pamela, Verónica, Sebastián Cos, Carolina Guerra Filippini, Gerardo Podhajny, Jackson Martínez, Germán Mega y Emiliano Umpiérrez. Sus textos tocan temas como las peculiaridades del capitalismo en Uruguay, las posibilidades históricas de acumulación del Frente Amplio, la construcción de relato político con sentido, la esfera pública digital.

El libro, editado por Hum, abre con un diagnóstico colectivo sobre el momento político actual y la “era progresista”: las tensiones izquierda/gobierno, progresismo/desencanto, sensibilidad neoliberal/buena conciencia son utilizadas como elementos para desactivar la idea de que la crítica al Frente Amplio por izquierda es asimilable a la crítica por derecha. Un fragmento: “Se crea una gran confusión ideológica fogoneada por entretenedores como Daniel Figares y Darwin Desbocatti, que por su radicalismo impostado se hacen audibles para la izquierda, pero con contenidos ambiguos”.

La publicación tiene bastante de revista académica, pero también hay una energía más lúdica, juvenil –como la tabla “10 señales de que te hiciste de derecha”, que ya probó su capacidad polémica en redes sociales, o un aviso sobre una consultora trucha–, que logra una tensión llamativa con el formato. Lucía la explica: “Este año hablamos mucho del carácter melancólico de la izquierda y de cómo a veces estamos atrapadxs entre los extremos de ese estado de ánimo (que ya es casi que patrimonio inmaterial en Uruguay) o la opuesta frivolidad neoliberal y cínica que no nos parece ni política ni de izquierda. El libro refleja un poco la necesidad que identificamos de hacer análisis profundos y críticos pero inventar simultáneamente formas de pensar, de decir, de comunicar y de discutir, que nos saquen del estado de ánimo derrotista o lamentativo. Nos parece que herramientas como el humor, el diseño, la poesía, las imágenes tienen que ser incorporadas a los discursos y acciones de la izquierda y esta publicación tuvo un poco ese objetivo, aunque no planteado explícitamente”.

El aglutinante es “la necesidad de discutir sobre política en un sentido amplio y profundo sin estar midiéndose con quien está al lado”, dice Diego. Para Ignacio, también hay un factor generacional: “La gran mayoría de quienes se acercan y con quienes dialogamos son jóvenes. Pero más que eso diría que la confluencia se debe a una sensación de descontento con la situación actual de la izquierda, y sobre todo con la anomia y la desorientación de no saber qué hacer para movernos en otra dirección. El diálogo con otros grupos de reflexión y acción que están en esa misma búsqueda se da casi naturalmente, porque tenemos ideas y deseos similares, y enfoques distintos que pueden retroalimentarse. Por ejemplo, la semana pasada organizamos una actividad con gente del Mercado Popular de Subsistencia, que es una organización de distribución autogestionada de alimentos, en la que invitamos a quienes quisieran hablar sobre formas alternativas de acceder al alimento y relacionarnos con la comida, justamente mientras comíamos los productos del Mercado”.