Dicen los que saben de atletismo que en la carrera de 400 metros es tan importante la velocidad como el arte de pasar a tiempo la posta. En lo personal, siento que es tiempo de pasar la posta y, con mucho respeto por cada decisión individual, lo extiendo al colectivo de nuestra fuerza política.

Muchos de nosotros nacimos al compromiso político con la admiración y solidaridad con la revolución cubana en la década del 60, y en 1971 asumimos con sueños y esperanzas las banderas artiguistas de nuestro Frente Amplio. Todavía nos emocionan aquel 26 de marzo, aquellos primeros actos temerarios ante la feroz campaña de la derecha (con sus casi mismos voceros de hoy), la sociedad expectante de nuestros padres y de nuestros amigos ante aquella fuerza nueva que emergía y el acto final a lo largo de la avenida Agraciada, desde el Palacio Legislativo hasta 18 de Julio, que nos hizo bailar entusiasmados con una aurora que parecía cercana.

Los años duros de la dictadura, los desaparecidos, los asesinados, los presos, los exiliados, los subterráneos de la libertad hasta el No clamoroso del 80, el voto en blanco del 82 y el río de libertad del 83. Nos pretendieron borrar del mapa: a la hegemonía imperial y a las fuerzas conservadoras locales les duele hasta hoy esta singular expresión unitaria de la izquierda uruguaya.

En estos 13 años de gobierno hemos abatido la pobreza, la indigencia extrema, hemos alcanzado las cifras mas bajas de mortalidad infantil, se ha puesto en marcha el sistema nacional de salud, y los trabajadores, mediante la movilización y la negociación colectiva, han ganado derechos fundamentales, desde los rurales a las domésticas. Hemos hecho una revolución energética con autosustentabilidad a partir de las energías renovables; hemos extendido la fibra óptica y la conexión a internet a todo el país. El maravilloso Plan Ceibal es la expresión mas democrática de inclusión digital desde la temprana infancia. La sabiduría del pueblo uruguayo ha sostenido el rol de nuestras empresas públicas.

Abatimos el desempleo, se incrementaron el salario real y las jubilaciones. El país creció aun en circunstancias regionales y mundiales muy adversas, hemos multiplicado la inversión y hemos abierto nuestro país al mundo con estabilidad y transparencia que generan confianza para nuevas etapas de crecimiento. Hemos reconocido la sociedad de los derechos, conquistados por la movilización de organizaciones sociales: el derecho de la mujer a decidir, el matrimonio igualitario, los jóvenes que le dijeron no a la baja y que generaron la libertad del consumo de marihuana.

Vamos por un cuarto gobierno, porque es mucho lo que falta por hacer, porque no queremos retroceder y asistir resignadamente a la restauración de derechas que vemos en nuestra cercanía. Porque es mucho el sufrimiento, el dolor, la militancia sin pausa de obreros, de estudiantes, de intelectuales, de humildes militantes en los barrios y en los pueblos del interior que nos auparon desde nuestros orígenes para llegar al presente. Y porque mantenemos la esperanza y la utopía en el horizonte.

La sociedad se expresa con fuerza contra la violencia de género, contra el modelo patriarcal, por la necesidad de un desarrollo y un modo productivo acorde con el respeto a la naturaleza, por la soberanía alimentaria y por la defensa de los pequeños y medianos productores familiares, que hacen a nuestra esencia. Los jóvenes actúan en múltiples formas: en el conocimiento, en las tecnologías de la información, en la investigación en nuevas formas de relaciones laborales, en la cultura,en la música en los barrios de Montevideo o en alejados pueblitos del interior del país. Y en nuestra fuerza política vemos con una enorme potencialidad a queridos compañeros y compañeras que toman las banderas y empujan con ganas y con convicción el proyecto frenteamplista.

Al hacer un balance de mis diez años como intendente de Canelones, asumiendo los errores y lo que falta, siento que fue posible generar un proyecto colectivo de sustentabilidad institucional, económica y financiera de la comuna. Se recuperó el crédito, se salió de la quiebra, se puso en marcha un plan de obras sin pausas y financiado (que en Canelones siempre estará inconcluso) y se generaron miles de puestos de trabajo, en un país y un departamento abierto y confiable; además, asumimos un compromiso profundo con “Canelones crece contigo” y con los más desprotegidos. Pero lo más importante fue la posibilidad de generar un equipo joven, que hoy es el recambio vigoroso, innovador y con experiencia. Nuestro intendente, Yamandu Orsi, es la mayor expresión de lo que sentimos, y hoy, sin dudas, es uno de los cuadros mas importantes de nuestra fuerza política. Es tiempo de confiar y abrirse más que nunca a la relación de nuestra fuerza política con la sociedad.

En lo personal, y en función de recientes artículos de prensa, quiero expresar que, más allá de las limitaciones biológicas, cuando uno siente la convicción y la necesidad de un recambio generacional abierto a la potencialidad y el desafío del presente, debe asumir, sin dudas y explícitamente, la decisión de abrir cancha. En la tarea legislativa, tras la aprobación en el Senado por unanimidad de la ley de sitios de la memoria, estaremos trabajando hasta marzo en la comisión permanente, en la segunda generación de la reforma en salud y en la ley nacional de cultura.

Hemos reafirmado, en un encuentro nacional, nuestro espacio Avanzar en Democracia, que está en franco crecimiento, con su impronta artiguista, frenteamplista y unitaria. En su nombre asumirá la banca Juan Castillo, extraordinario compañero con experiencia sindical, social y en la gestión pública. Alguien capaz, comprometido y consecuente, que retoma la historia de Julia Arévalo y de Enrique Rodríguez, obreros en el Senado de la República.

Seguiremos militando acorde a nuestras posibilidades, con el mismo compromiso social y político de siempre. Siento renovada alegría, confianza y esperanza al pasar la posta.