Donald Trump todavía no cumplió un mes como presidente de Estados Unidos y ya perdió a un miembro original de su equipo de gobierno. Se trata de Michael Flynn, que ayer presentó su dimisión como asesor de seguridad nacional luego de que la prensa revelara que le mintió al vicepresidente, Mike Pence, y a otros altos cargos del gobierno sobre una conversación que mantuvo en diciembre con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak.

“Desafortunadamente, debido al ritmo de los acontecimientos, di involuntariamente información incompleta al vicepresidente y a otros sobre mis llamadas con el embajador ruso”, reconoció Flynn en su carta de renuncia. En esas conversaciones, que fueron interceptadas por el FBI, Flynn abordó el tema de las sanciones que el gobierno del ex presidente Barack Obama impuso al Kremlin por la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones de noviembre para favorecer a Trump. Sin embargo, Flynn dijo a sus superiores que no había hablado con Kislyak sobre las sanciones, algo que el vicepresidente repitió públicamente. “No hablaron de nada que tenga que ver con la decisión de Estados Unidos de expulsar a diplomáticos o de imponer medidas contra Rusia”, llegó a decir Pence a la cadena CBS.

La filtración de pruebas en su contra obligó a Flynn a reconocer ayer que no dijo la verdad. Si bien el ahora ex asesor podría haber incurrido en una ilegalidad al tratar este tema con el Kremlin -porque en ese entonces todavía no podía implicarse en asuntos diplomáticos-, fue la mentira lo que lo llevó a la renuncia. “Engañar al vicepresidente fue realmente la clave aquí”, afirmó ayer Kellyanne Conway, una de las principales consejeras de Trump.

Para empeorar la situación, el diario The Washington Post publicó el lunes que la ex fiscal general interina Sally Yates -destituida hace unos días por Trump por negarse a defender el veto migratorio en los tribunales- advirtió en enero al consejero de la Casa Blanca, Donald McGahn, sobre la charla entre Flynn y el embajador ruso. En particular, Yates le dijo que las revelaciones de Flynn lo hacían vulnerable a posibles “chantajes” por parte del Kremlin.

El escándalo causó malestar en varios políticos estadounidenses, incluido el diputado demócrata Adam Schiff, que ayer pidió al gobierno que aclare “quién sabía” sobre la conversación y “desde cuándo”, y en particular “cuánto” sabía Trump sobre el tema.

Por el momento, Trump guardó silencio. Ayer, durante una reunión que mantuvo en la Casa Blanca sobre educación, el presidente ignoró las pregu ntas que le hicieron los periodistas sobre la renuncia de Flynn. Unos minutos más tarde, el portavoz de la casa Blanca, Sean Spicer dijo que Trump pidió la dimisión de su asesor de seguridad porque “perdió la confianza” en él y no porque sus acciones no fueran legales.