“Tenemos que empezar a ganar guerras otra vez”, dijo Trump ayer durante un encuentro con la Asociación Nacional de Gobernadores en la Casa Blanca. “Soy el primero que querría ver al mundo sin armas, pero no podemos quedarnos detrás de ningún país, aunque sea amigo. Nosotros tenemos que estar a la cabeza de la manada”, dijo. Y enseguida agregó: “Antes decíamos que Estados Unidos jamás perdía una guerra, ahora no ganamos ninguna. Es inaceptable”. Para cambiar esto, el presidente dijo que solicitará un incremento “histórico” en el gasto en “seguridad pública y en seguridad nacional” para el año fiscal 2018. En un comunicado, la Casa Blanca estimó ese aumento en 54.000 millones de dólares (9,3%) y agregó que, además, Trump pedirá 30.000 millones de dólares en gastos militares adicionales hasta que termine el presente año fiscal.

Se trata del incremento más importante en defensa desde 2008, en la última etapa del gobierno de George W Bush. El nuevo presupuesto será entregado al Congreso en marzo, una vez que todas las agencias del gobierno hayan mandado sus gastos para el año fiscal que empieza en ocho meses, agregó ayer Trump. Todo indica que la propuesta no tendría resistencia en un Congreso de mayoría republicana, aunque por el momento ningún legislador se refirió al tema, a la espera de que les llegue el borrador. Sin embargo, incluso los republicanos tienen una opinión dividida en torno a las medidas que impulsa el presidente. La aprobación del presupuesto será la primera gran batalla legislativa de Trump, que hasta ahora gobernó mediante órdenes ejecutivas.

Para solventar el aumento del gasto militar, Trump buscará hacer recortes en otras áreas. “Vamos a hacer más con menos. Haremos un gobierno austero y responsable”, dijo. Según adelantó, el recorte se sentirá en particular en la ayuda económica que brinda Estados Unidos al extranjero, que depende del Departamento de Estado. Un funcionario de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca explicó a la agencia de noticias Efe que, en general, el incremento en cuestión se compensará con los recortes en “la mayoría” del resto de las agencias y en programas de “baja prioridad”.

El aumento del gasto en seguridad incluye también el deseo de Trump de innovar en materia nuclear. El mandatario dijo la semana pasada en una entrevista con la agencia de noticias Reuters que Estados Unidos “nunca va a quedarse atrás en la energía nuclear” y admitió que quiere desarrollar el arsenal nuclear de su país para asegurarse de que está “en lo más alto”.

El presidente presentará hoy ante el Congreso un discurso que estará centrado en sus proyectos en infraestructura. “Vamos a empezar a gastar a lo grande”, prometió ayer Trump, y consideró sorprendente que su país gaste miles de millones de dólares en Medio Oriente cuando tiene “agujeros en todas las carreteras”.

Por otro lado, el Pentágono presentó ayer a la Casa Blanca un plan para acelerar la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, en respuesta a un pedido que Trump hizo una semana después de asumir la presidencia. Según medios estadounidenses, el documento -que deberá aprobar el mandatario- incluye, entre otras cosas, cambios en la estrategia militar y recomendaciones en materia de control financiero para aislar al grupo.