En las elecciones de ayer, las primeras en 11 años sin Rafael Correa en las papeletas, su ex vicepresidente Lenín Moreno fue el candidato más votado para reemplazarlo en la presidencia de Ecuador. Sin embargo, en las primeras horas del día de hoy todavía no se sabía si la elección se había dirimido o si, como indicaba el escrutinio parcial, sería necesaria una segunda vuelta entre el candidato de la gobernante Alianza País y el opositor Guillermo Lasso, del Movimiento Creando Oportunidades.

Al cierre de esta edición, con 86,9% de los votos escrutados, Moreno reunía 39,09% de apoyo y Lasso, 28,28%, porcentajes que dejaban al candidato oficialista muy cerca de un triunfo. Para ganar en primera vuelta en Ecuador se requiere 50% de los votos o más de 40% y una diferencia de 10% con el siguiente candidato.

Hace sólo unos meses las encuestas auguraban a Moreno una victoria sencilla en primera vuelta, pero la intención de voto a Lasso y a la tercera candidata, Cynthia Viteri, también de derecha, ponían en duda que la elección se dirimiera sin el balotaje en abril. Los resultados parciales dejaban anoche a Viteri con un apoyo de 16,37%.

Temprano, tres encuestas a boca de urna pronosticaban un triunfo en primera vuelta del oficialismo y otras dos que preveían un balotaje entre Moreno y Lasso, y los dos candidatos salieron a celebrar.

“Esta revolución no la para nada ni nadie, es una leyenda que empezó con un líder de la dignidad y la transparencia. ¡Gracias, Rafael Correa, por tu gran gestión!”, dijo Moreno. Después de estas primeras declaraciones de su rival, Lasso inició una gira por varios canales de televisión dando entrevistas en las que celebró que la elección se defina en una segunda vuelta y pidió a las demás fuerzas opositoras que apoyen su candidatura.

“Es tiempo de una unidad más grande, por eso le pido a Cynthia Viteri, al Partido Social Cristiano [al que ella pertenece] y a Paco Moncayo [de Acuerdo Nacional por el Cambio] que trabajemos juntos”, dijo. En su primera entrevista, con el canal Teleamazonas, Lasso aseguró que representa a una población más grande que la que lo votó, y reiteró una de sus frases de campaña: “La gente quiere un cambio”. Ayer la oposición a Correa se presentó dividida en siete candidaturas, y Lasso apuesta a recibir el apoyo de algunos de esos dirigentes.

Dos proyectos

Más allá de las cifras finales, la campaña electoral mostró a una clase política muy polarizada en su visión de los gobiernos de Correa, que comenzaron en 2007, y el proyecto que el oficialismo denomina Revolución Ciudadana. Esto se traduce en los programas de gobierno y las promesas de campaña. Mientras Moreno propone una profundización del sistema y algunos cambios, los candidatos opositores insistieron en la necesidad de modificarlo completamente.

Una de las mayores diferencias refiere al papel del Estado en la economía. El candidato oficialista mantiene como una prioridad la regulación del Estado, que considera necesaria para poner la economía al servicio de la gente. Por su parte, Lasso defiende todo lo contrario: que es necesario sacar al Estado de la economía para que esta se regule según las reglas del mercado y el sector privado.

Esa diferencia fundamental se traduce en otras iniciativas de los candidatos. Por ejemplo, Moreno promueve mantener los programas sociales de Correa e implementar otros, mientras que Lasso, sin llegar a proponer la eliminación de estas políticas, considera que hay que depurar los distintos programas para asegurarse de que los reciben quienes efectivamente los necesitan.

Otra de las divergencias se encuentra en la política tributaria. Lasso quiere eliminar algunos impuestos que recaen sobre las empresas, mientras que Moreno propone un mayor control de que efectivamente paguen los impuestos todos los que deben hacerlo. El candidato oficialista considera que, una vez que se logre abatir la evasión, se debe disminuir la carga tributaria que enfrentan los trabajadores y las personas de menos ingresos. En esta línea se encuentra su propuesta de eliminar los paraísos fiscales, sobre la cual también se hacía una consulta popular en la jornada de ayer.

Además, Lasso propone reducir el tamaño del Estado, en particular en cuanto al número de funcionarios, una iniciativa que ha sido criticada por el gobierno y por Moreno, que señalan que la mayor parte de los empleados estatales se desempeñan en las áreas de educación y salud, por lo que disminuir su número implicará un deterioro en la calidad de estos servicios públicos.

Otra de las propuestas de Lasso es la de eliminar la Ley de Comunicación, vigente desde 2014, y someter a referéndums “las reformas constitucionales” de Correa, de las cuales menciona sólo aquella que permite la reelección indefinida.