Varias personas cercanas al presidente Donald Trump se comunicaron con agentes de inteligencia rusos durante la campaña electoral, informaron medios estadounidenses. Antes de las elecciones y cuando era presidente electo, Trump y sus portavoces negaron en varias ocasiones que integrantes de su equipo se hubieran contactado con agentes de inteligencia o integrantes del gobierno ruso. Sin embargo, en base a fuentes de los servicios de inteligencia estadounidenses, miembros del gobierno y documentos, el diario The New York Times y la cadena CNN informaron ayer de manera detallada sobre este tipo de contactos.

La información se conoce después de que Michael Flynn renunciara a su cargo de asesor de seguridad nacional de Trump por haberle ocultado al gobierno que conversó sobre las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia con el embajador de Moscú en Washington, Sergey Kislyak.

Según The New York Times, los servicios de inteligencia estadounidenses interceptaron las comunicaciones entre el equipo de Trump y Rusia cuando empezaron a encontrar evidencia de que Moscú intentaba manipular las elecciones de noviembre. Las cuatro personas que brindaron información al diario (y que pidieron no ser identificadas porque la investigación todavía es reservada) no quisieron precisar de qué trataban esos diálogos, aunque sí confirmaron que no se habló expresamente de alterar las elecciones.

No se conocen, tampoco, todos los nombres de quienes participaron en esos intercambios. Sí se sabe que uno de ellos es Paul Manafort, ex director de campaña de Trump que fue separado de su cargo en agosto, cuando se reveló que había trabajado muy cerca del ex presidente ucraniano, el pro ruso Víktor Yanukovich, entre 2007 y 2012. Por el lado ruso, estuvieron involucrados en estas conversaciones miembros de equipos de inteligencia y funcionarios del gobierno.

El FBI ya investigó a tres personas cercanas a Trump, aunque no es seguro que hayan participado en estas conversaciones, informó el diario neoyorquino. Ellas son Carter Page, que asesoró a Trump durante la campaña en materia de política exterior, Roger Stone, uno de los estrategas del Partido Republicano, y Flynn.

La cadena CNN confirmó la información, agregando que lo llamativo para los servicios de inteligencia estadounidenses era la frecuencia de los contactos y la alta posición ocupada por los interlocutores estadounidenses en la campaña de Trump. Además, indicó que se informó de esto al ex presidente Barack Obama y a Trump después de las elecciones.

La preocupación llegó a tal punto que, durante la transición, los asesores de Obama se cuidaron de no facilitar determinada información sobre Rusia al equipo de Trump, informó The Washington Post.

Las revelaciones fueron ridiculizadas por Trump en Twitter: “Este sinsentido de la conexión rusa es sólo un intento de cubrir los muchos errores cometidos por la campaña perdedora de Hillary Clinton”, escribió. Además, aseguró que la información había sido filtrada por los servicios de inteligencia “ilegalmente” a los diarios “fallidos” The New York Times y The Washington Post.

Sin embargo, en el Congreso no lo consideraron un “sinsentido”. Los demócratas exigieron ayer que se lleve a cabo una investigación amplia e independiente para investigar estas denuncias. Los republicanos descartaron de plano esta posibilidad, pero algunos de ellos dijeron que sería adecuado enviar esta información a los comités de inteligencia de las dos cámaras, que ya investigan si hubo injerencia de Rusia en las elecciones.

Mejor prevenir

Andrew Puzder, designado por el presidente Donald Trump para el cargo de secretario de Trabajo, retiró ayer su candidatura luego de recibir críticas por parte de senadores republicanos y demócratas por su historial empresarial y personal. Puzder tenía previsto comparecer hoy ante el comité de Salud y Educación del Senado para su confirmación, pero líderes republicanos recomendaron a la Casa Blanca cancelar la audiencia, ya que no contaba con los votos necesarios para que se aprobara su designación. Sindicalistas acusan a Puzder de incurrir en prácticas laborales cuestionables en la cadena de restaurantes de comida rápida que dirigía. Además, trascendió que su ex esposa lo denunció por violencia doméstica y que la familia tenía contratada a una inmigrante indocumentada en su casa.