El Ministerio de Defensa de Israel anunció que en los próximos tres meses comenzará a construir un muro subterráneo para bloquear los túneles que tiene el movimiento islamista Hamas. En tiempos de paz, estos túneles son utilizados mayoritariamente para el ingreso y la salida de personas de la Franja de Gaza y para el tráfico ilegal de mercaderías que Israel impide que ingresen en ese territorio. En épocas de enfrentamientos, los combatientes de Hamas los usan para cruzar a Israel y sorprender a los soldados por la espalda o para ocultarse dentro de la Franja. El ministerio ya hizo algunos trabajos experimentales para confirmar que la construcción del muro es viable y, según sus estimaciones, estará terminado en un período de dos años y tendrá 65 kilómetros de extensión. Se prevé que recorra toda la frontera entre Gaza e Israel a nivel subterráneo, aunque en algunas zonas se elevará por encima de la superficie, sustituyendo el vallado eléctrico que ya existe.

Según un análisis realizado por el gobierno de Benjamin Netanyahu sobre los enfrentamientos de 2014 entre el Ejército y los combatientes de Hamas, Israel estaba poco preparado para enfrentar el uso de los túneles que se hizo tanto dentro de la Franja como en la frontera. Según medios de comunicación israelíes, el Ejército teme una reacción de Hamas ante el traslado de maquinaria pesada a la zona y el intento de neutralización de una de sus principales tácticas para enfrentar a Israel.

A esa eventual tensión que prevé el Ejército se sumó este fin de semana un nuevo factor: el asesinato de uno de los jefes de Hamas en Gaza, Mazen Fuqahaa. El fiscal general de la Franja, designado por Hamas, prohibió que se informe sobre la investigación del asesinato, pero las autoridades locales atribuyeron la responsabilidad a los servicios secretos israelíes, el Mossad.

Fuqahaa estaba en una prisión israelí, condenado por participar en la planificación de un atentado cometido en 2002, pero fue liberado en 2011 en el marco de un intercambio de prisioneros por el soldado Gilad Shalit. Fue asesinado la semana pasada de cuatro balazos disparados por desconocidos en un ataque que se está investigando y que, según Hamas, fue realizado por “colaboradores de la ocupación”, en referencia a Israel. “Su sangre no correrá en vano y la ocupación israelí pagará un alto precio por este crimen”, advirtió Izat al Resgeq, uno de los responsables del movimiento en Gaza. El domingo Hamas ordenó el cierre de fronteras, aunque permite el paso a grandes porciones de la población, como mujeres, niños y personas mayores o aquellas que reciben atención médica fuera de la Franja o que van a visitar a familiares presos en cárceles israelíes.