La mayor central sindical argentina, la Confederación General del Trabajo (CGT), protestó en Buenos Aires contra la política económica del gobierno de Mauricio Macri, con una movilización masiva, el martes. Pero el encuentro terminó con algunos incidentes que reflejaron las diferencias que hay dentro de la central sindical.

La marcha terminó frente al Ministerio de la Producción, donde se instaló un estrado en el que hablaron los integrantes del triunvirato que dirige la CGT: Carlos Acuña, Juan Carlos Schmid y Héctor Daer. Sus discursos fueron confrontativos y exigieron cambios en la política económica del gobierno. Sin embargo, ninguno de los tres quiso especificar una fecha para el paro general con el que la central amenaza desde diciembre.

“Dimos la oportunidad y fuimos lo suficientemente prudentes, escuchando y dialogando como piden ellos [los integrantes del gobierno]. Pero necesitamos respuestas a los problemas”, dijo Acuña. “Si el gobierno no da respuesta, esta CGT le va a poner fecha a un paro general antes de fines de marzo o a principios de abril”, agregó, sin precisar la fecha. Esta postura, aclararon después los líderes sindicales, fue la acordada en el Consejo Directivo de la CGT.

Son varias las medidas económicas específicas del gobierno que los sindicatos rechazan. Algunas de estas son la eliminación de las trabas a las importaciones, en setiembre -por eso el acto se hizo frente al Ministerio de Producción-, los despidos en el Estado -que continúan- y la negativa del gobierno a convocar a la paritaria docente nacional -donde gobierno y sindicatos acuerdan los aumentos para el sector, que a su vez condicionan los que se aprueben después en las provincias-.

Mientras los dirigentes de la CGT daban sus discursos sin concretar la fecha del paro general, empezaron a escucharse chiflidos e insultos. Cuando se bajaron del escenario, llegaron los primeros empujones, y varios trabajadores intentaron agredirlos mientras eran trasladados por sus guardaespaldas a lugares seguros.

Los directores de la central dijeron que esas agresiones servirán como un argumento para el gobierno, que ha criticado a la CGT por no contar con un liderazgo claro. “Esos energúmenos han sido funcionales a quienes tanto cuestionaban a viva voz”, criticó Schmid.