Cuando empezó la campaña electoral en Francia, todos sabían que el gobernante Partido Socialista estaba en su peor momento y que, en contrapartida, la derecha y la extrema derecha tenían el terreno libre para triunfar en las elecciones. Toda la atención fue entonces para la líder del Frente Nacional (FN), que venía acumulando apoyos en los últimos años, y para el candidato elegido en las primarias de Los Republicanos, que encabezó las encuestas de intención de voto desde el primer momento. Hoy, a pocas semanas de las elecciones, el panorama es diferente para Le Pen, y sobre todo para Fillon, por los problemas que enfrentan en la Justicia.

La dirigente ultraderechista sufrió un golpe ayer cuando el Parlamento Europeo acordó retirarle la inmunidad para que pueda ser juzgada en el caso de las fotos que publicó en Twitter en 2015 que mostraban ejecuciones del grupo yihadista Estado Islámico. En ese entonces, la Justicia francesa pidió al Parlamento que le retirara la inmunidad a Le Pen después de acusarla de “difusión de imágenes violentas”, un delito castigado en Francia con penas de hasta tres años de prisión y más de 75.000 dólares de multa.

Lo que hizo ayer el Parlamento reunido en Bruselas fue respaldar la opinión de su Comisión de Asuntos Jurídicos, que el martes apoyó el levantamiento de la inmunidad por 18 votos a favor y tres en contra. La pérdida de la inmunidad parlamentaria implica que Le Pen puede ser llevada a juicio y condenada por este delito.

Luego del fallo del Parlamento Europeo, el FN dijo en un comunicado que “la censura y la amenaza sistemática con sanciones judiciales” no conseguirán callar “a los defensores del pueblo”. También acusó al “poder socialista” de querer perjudicar la candidatura de Le Pen, actitud que “marca la diferencia entre los que denuncian y combaten el fundamentalismo islámico y los que quieren esconder las atrocidades”. El día anterior, la líder del FN dijo a la radio France Info que la retirada de su inmunidad “demostraría que las elites están dispuestas a pisotear el Estado de derecho cuando se trata de poner fuera de juego a uno de sus adversarios políticos”. El Parlamento Europeo ya levantó la inmunidad de Le Pen en julio de 2013, en el marco de una demanda presentada contra ella por el Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos.

La dirigente francesa afronta otro proceso judicial por supuestos trabajos ficticios de su guardaespaldas y su secretaria personal en el órgano legislativo de la Unión Europea. Las encuestas muestran que estos casos, aunque tuvieron gran repercusión en Francia, no le costaron una pérdida sustancial de respaldo.

A Fillon no le pasó lo mismo. El miércoles, el candidato anunció que finalmente será imputado por el caso de los empleos públicos ficticios de su esposa y dos de sus hijos, es decir, que se le abrirá un proceso judicial. En la misma conferencia de prensa, Fillon atacó duramente a la Justicia francesa, a la que acusó de no haberlo tratado “como otro justiciable más” y de haber “violado” el Estado de derecho. Dijo que su imputación es un “asesinato político” y agregó que “sólo el sufragio universal, y no un proceso acusatorio, puede decidir quién será el próximo presidente de la República”. Advirtió: “No cederé, no me retiraré, iré hasta el final”.

Su anuncio desencadenó una avalancha de deserciones en su equipo de campaña y su entorno más cercano. Algunos se mostraron molestos con la decisión de Fillon de “ir hasta el final”, ya que había prometido que se retiraría de la carrera si era imputado por este caso. Uno de ellos fue Bruno Le Maire, responsable de Asuntos Internacionales de Fillon, que fue el primero en renunciar a su campaña, el miércoles. “Creo en el respeto de la palabra dada, es indispensable para la credibilidad de la política”, dijo Le Maire en un comunicado.

Lo siguieron la Unión de Demócratas e Independientes, cuya bancada está formada por 27 diputados, y la vicepresidenta de Los Republicanos en el Parlamento, Catherine Vautrin. Ayer también abandonaron a Fillon el director adjunto de su campaña, Sébastien Lecornu, el consejero de campaña Vincent Le Roux y otros siete miembros de Los Republicanos.

Por ahora, el ex presidente Nicolas Sarkozy y Alain Juppé, dos pesos pesados del partido que perdieron con Fillon en las primarias, no tomaron posición públicamente. La semana pasada, el candidato presidencial se reunió con los dos para pedirles su apoyo y por el momento parecen haber cumplido con lo prometido, aunque la noticia de la imputación puede cambiar la situación.

Como si todo esto fuera poco, el semanario Le Canard Enchaîné anunció el miércoles que recibió amenazas de muerte luego de revelar el caso de nepotismo de Fillon.

Según un sondeo publicado ayer por el medio digital Atlantico, sólo 25% de los franceses está a favor de que Fillon mantenga su candidatura y 83% cree que no tiene chances de ganar las elecciones. Las encuestas más recientes muestran, de hecho, que Fillon ni siquiera llegaría a pasar a segunda vuelta, a la que accederían Le Pen y el candidato independiente Emmanuel Macron, que sale beneficiado de todo este lío.