El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió ayer al Congreso que inicie una investigación para determinar si el gobierno de su antecesor, Barack Obama, abusó de sus poderes en octubre de 2016. Según explicó el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, esto se haría en el marco de la investigación que llevan a cabo los congresistas sobre la injerencia de Rusia en las últimas elecciones.

La solicitud llega un día después de que Trump acusara a Obama de haber intervenido las líneas telefónicas de su edificio Trump Tower, en Nueva York, durante la campaña electoral. El presidente no mostró ninguna prueba al hacer su acusación. “¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama tenía mis líneas pinchadas en la Trump Tower antes de la victoria [de las elecciones de noviembre]. No se encontró nada. ¡Esto es macarthismo!”, dijo el presidente en Twitter, haciendo referencia a la “caza de brujas” anticomunista en los Estados Unidos de los años 50.

Unas horas después, Obama dijo, por intermedio de su portavoz, Kevin Lewis, que las acusaciones de Trump son “simplemente falsas” y aseguró que nunca ordenó escuchas a ningún ciudadano estadounidense mientras fue presidente. A su vez, aclaró que una “regla básica de la administración Obama era que ningún funcionario de la Casa Blanca interfiriera jamás con alguna pesquisa independiente encabezada por el Departamento de Justicia”.

En la misma línea se expresó ayer James Clapper, quien fue jefe de Inteligencia de Obama desde 2010 hasta el fin de su mandato. “Diré que desde el aparato de seguridad nacional que yo coordinaba no hubo esa actividad de escuchas al presidente electo, en ese momento como candidato, o contra su campaña”, dijo a la cadena NBC.

También Ben Rhodes, que fue asesor adjunto de Seguridad Nacional durante el gobierno de Obama, mostró su preocupación por la acusación de Trump. “Ningún presidente puede ordenar un pinchazo de las conversaciones. Esas restricciones fueron puestas en vigor para proteger a los ciudadanos de gente como usted”, escribió Rhodes en Twitter.

Los dichos de Trump causaron sorpresa incluso en el bando republicano. El senador Marco Rubio dijo a la cadena CNN: “Quizá el presidente cuente con información que aún no está disponible para el público. Si es cierto, obviamente, lo vamos a descubrir con rapidez. Y si no lo es, entonces él tendrá que explicar a qué se refería”.

Los demócratas consideraron el fin de semana que con estas acusaciones Trump está intentando desviar la atención de la polémica desatada por los supuestos vínculos de su gobierno con Rusia, que quedaron especialmente en evidencia en las últimas semanas, después de la renuncia de Michael Flynn como asesor de Seguridad Nacional y de que el fiscal general, Jeff Sessions, tuviera que retirarse de la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones, en ambos casos debido a que estos funcionarios mantuvieron encuentros secretos con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak.