La primera ministra británica convocó a elecciones anticipadas para reforzar el apoyo a su plan de salida de la Unión Europea (UE) y medir su legitimidad, ya que asumió como jefa de gobierno tras la renuncia de su antecesor y no por elección popular. Las encuestas publicadas después de su anuncio muestran que el proyecto de May cuenta con el apoyo de casi la mitad de los ciudadanos británicos.

Un sondeo del instituto ICM publicado el lunes por el diario británico The Guardian situó al gobernante Partido Conservador con 48% de las preferencias, frente al 27% que lograría el Partido Laborista, el principal de la oposición. Las dos organizaciones políticas crecieron 2% en apoyo desde la última vez que se hizo ese estudio, una semana atrás, antes de que May llamara a nuevas elecciones. A su vez, el Partido Liberal Demócrata lograría 10% de los sufragios, mientras que el euroescéptico y antiinmigrante Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP) obtendría 7%, con una caída de un punto porcentual en ambos casos, de acuerdo con el mismo sondeo.

Los partidos ya empezaron a mover la maquinaria propagandística y difundir las promesas que marcarán sus programas de gobierno. La primera ministra conservadora dijo que, si gana las elecciones, mantendrá el compromiso de destinar 0,7% del Producto Interno Bruto a ayuda humanitaria internacional. En un acto de campaña en Maidenhead, May dijo que ese compromiso, que se estima en más de 15.000 millones de dólares anuales, “se mantiene y se mantendrá”, si bien aclaró que habrá que “asegurarse” de que el dinero “se gasta de la manera más efectiva posible”. El envío de estos fondos al exterior estaba en duda, ya que muchos conservadores consideran que debería ser invertido dentro de Reino Unido.

En otro acto, May se negó a descartar un aumento en los impuestos, aunque insistió en que su partido siempre fue partidario de que sean bajos. “En estas elecciones, la gente tendrá una opción muy clara entre un Partido Conservador que siempre ha sido, es y seguirá siendo un partido que cree en unos impuestos más bajos, o un Partido Laborista cuyo instinto natural es aumentar los impuestos”, dijo.

Los laboristas empezaron la campaña enfocados en la política exterior. El líder de ese partido, Jeremy Corbyn, dijo el domingo a la cadena BBC que podría suspender la participación británica en los ataques aéreos contra Siria si es elegido primer ministro. “Vamos a sentar rápido a la gente en la mesa de negociaciones, y una manera de conseguirlo es suspendiendo los ataques, posiblemente”, dijo Corbyn, e insistió en que “la única solución en Siria es política”. A su vez, el laborista aseguró que volvería a implementar una política disuasoria en materia nuclear, que está en contra del uso de armas atómicas y que tendría que considerar si autorizaría un ataque aéreo con drones contra el líder del grupo yihadista Estado Islámico para limitar bajas civiles.

En cuanto al brexit, los laboristas ya hicieron dos promesas. Por un lado, aseguraron que no apoyarán un segundo referéndum, esta vez sobre el acuerdo final de salida de la UE -después de las negociaciones entre Londres y Bruselas-, ya que “no encaja con las políticas” del partido, según confirmó el jueves una portavoz. Por el otro, el laborismo prometió que garantizará de manera unilateral los derechos de los ciudadanos de países de la UE que viven en Reino Unido, antes de empezar a negociar la situación de esos ciudadanos como parte del brexit. Eso significa que si el partido de Corbyn gana en las urnas, dará prioridad a resolver el estatuto de esos ciudadanos sin esperar a que sea recíproca la medida para los británicos que viven en otros países de la UE, explicó ayer el portavoz del brexit, Keir Starmer.