Después de pasar más de tres años secuestradas por el grupo yihadista Boko Haram, 82 de las estudiantes que fueron capturadas en 2014 en una escuela de la región de Chibok, en Nigeria, volvieron a sus casas ayer. En aquel secuestro masivo, el grupo capturó en total 276 estudiantes; 57 escaparon en los primeros días posteriores al secuestro, 21 fueron liberadas en octubre, como parte de un acuerdo entre la milicia yihadista y el gobierno, y otras tres fueron encontradas en un bosque en el norte del país, donde el grupo armado es fuerte. La liberación dispuesta ayer, producto de un nuevo acuerdo con el gobierno, es la mayor lograda hasta ahora. Se presume que las restantes 113 estudiantes permanecen secuestradas.

La presidencia informó en un comunicado que las liberaciones fueron dispuestas a cambio de la excarcelación de “algunos presuntos miembros de Boko Haram detenidos por las autoridades”. El texto no especifica cuántos. El presidente, Muhammadu Buhari, celebró la liberación y recibió a las 82 estudiantes. En otro comunicado agradeció a todos los que participaron, entre los que mencionó a la Cruz Roja, organizaciones civiles nigerianas e internacionales y el gobierno suizo.

Las adolescentes fueron dirigidas a Abuja, la capital del país, donde se encontraron con sus familiares, algunos de los cuales agradecieron al movimiento Bring Back Our Girls (Devuelvan a nuestras chicas), que reclama la liberación de las estudiantes desde que fueron secuestradas y que se encargó de mantener a las familias al tanto de las negociaciones.

Boko Haram se instaló en el norte del país, donde ha causado la muerte de más de 20.000 personas. Además, más de dos millones de habitantes de la zona fueron desplazados por la acción de estas milicias en una región con poca infraestructura, en la que los poblados están bastante alejados entre sí y suelen ser destrozados cuando sufren un ataque.

El secuestro masivo es una de las herramientas más utilizadas por Boko Haram. Entre otras cosas, obliga a las víctimas a convertirse al islam y sumarse a sus filas, y en el caso de las mujeres, suelen utilizarlas como esclavas sexuales. Según un informe de UNICEF, el año pasado el grupo yihadista manipuló o drogó a 117 menores de 18 años para que cometieran atentados suicidas desde 2014, cuando intensificó su actividad, y el año pasado lo hizo con 27.

En 2016, el Ejército anunció que endurecería sus medidas para enfrentar a Boko Haram, lo que se ha traducido en una reducción del territorio dominado por el grupo y en la muerte de decenas de supuestos integrantes de esa milicia, pero también en violaciones de los derechos de los civiles. El Ejército está llevando a cabo detenciones masivas, en especial de jóvenes, para interrogarlos. El mes pasado, por ejemplo, anunció que había liberado a casi 600 personas, que en algunos casos habían sido detenidas hasta por tres meses, por sospechas de que tenían nexos con la organización armada.

La presión también condujo a que unos 150 integrantes de Boko Haram se entregaran tanto a las autoridades nigerianas como al Ejército de Níger, que mantiene una fuerte presencia en el sur de su país ante el peligro de que el grupo yihadista intente cruzar la frontera.

Según las autoridades nigerianas, la actuación del Ejército y la colaboración de las fuerzas armadas de Chad, Níger y Camerún, sus países vecinos, ha servido para limitar la zona de dominio de Boko Haram a las franjas fronterizas, en especial del noreste. Sin embargo, el grupo sigue teniendo la capacidad de imponer el terror con sus ataques, el último de los cuales fue cometido el viernes contra una base militar en la frontera con Chad y causó la muerte de nueve soldados.