El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, dijo el jueves en un evento especial del programa Pelota al Medio a la Esperanza, que los incidentes entre jugadores en el partido disputado por Peñarol y Palmeiras fueron “lamentables”. La actividad a la que concurrió el ministro, centrada en la gastronomía y llamada “Convivencia y valores a través de la cocina”, fue impulsada por el chef de la selección uruguaya, Aldo Cauteruccio.

“Este programa [Pelota al Medio a la Esperanza] comenzó en 2010 como respuesta a las peleas en 18 de Julio a raíz de las finales del campeonato uruguayo. Las autoridades del fútbol, los dirigentes de Nacional y Peñarol, querían poner pulmones en las tribunas para que las hinchadas no se juntaran; nosotros decíamos que no era el camino. El camino es encarar el deporte con otra cabeza, promoviendo un cambio cultural con los más jóvenes”. Es esa la propuesta de Pelota al Medio a la Esperanza. El jueves 27 de abril, los alumnos de primero, segundo y tercer año del Liceo 43 Rincón del Cerro cocinaron, bajo la supervisión de Cauteruccio, un plato compuesto por carne, verduras grilladas y, de postre, ensalada de frutas. Los participantes integran los grupos de fútbol, femeninos y masculinos, que juegan en los campeonatos organizados por el programa.

Antes de hablar con la diaria, Carolina, zaguera derecha de su equipo, improvisaba con su celular una entrevista por si algún medio la consultaba. Comentó que al equipo lo llaman “el junta papas” o “la banda del tractor” porque están en “el medio del campo”. Además, dijo que adaptaron una canción de los equipos de Primera División, para alentarse. “Acá está la famosa banda del junta papa”, cantaron. El año pasado el equipo femenino llegó a semifinales, mientras que el masculino alcanzó los cuartos de final. Federico, uno de los integrantes del equipo masculino, dijo que perdieron por culpa del juez. “Nos enteramos que después hasta lo rezongaron”. Al parecer, las chicas hacen más fuerza a la hora de dar ánimo a sus compañeros. “A veces les molesta porque gritamos”, dijo Carolina, y Federico se defendió alegando que ellos juegan antes y a veces se van enojados por el resultado.

Fernando Calcagno, el profesor de educación física y entrenador, dijo que los chiquilines “siempre van a decir que fue el juez, nunca van a hablar de su juego”, pero reconoció que en el encuentro hubo “calenturas del momento”. Mientras la diaria hablaba con Federico y Carolina, en la tele de la cantina del palco oficial del estadio Centenario, sintonizada en el informativo del mediodía, se veían los incidentes del miércoles. “Nosotros a ese extremo no llegamos, más de una puteada no pasa”, dijo Federico, mientras los demás miraban con asombro la pelea de los jugadores brasileños y uruguayos.

Ellas también

Calcagno, que también forma parte del programa Compromiso Educativo del Codicen como articulador pedagógico, dijo que el espacio del fútbol femenino siempre estuvo abierto, pero antes de Pelota al Medio no había una instancia de competencia.

“Hace 12 años que yo trabajo en el liceo y el espacio siempre estuvo para las chicas, pero se acercaban tímidamente. Jugaban de forma integrada con los varones, pero como recreación. Con el formato del programa necesitamos un equipo femenino, y ellas mismas empezaron a autoconvocarse. Nos empujaron a nosotros, los varones, para que les dejáramos su lugar. Se lo ganaron por su constancia y su compromiso, que muchas veces es más que el de los varones. Ahora se juntan y entrenan”. Calcagno señaló que cuando él tenía la edad de sus alumnos, jugaba con las niñas: “Yo soy del interior, y en el barrio siempre teníamos alguna gurisa que la movía y la queríamos todos en nuestro equipo”.

Otras tres chicas (Camila R, Camila y Maite) comentaron que la jornada de ayer empezó temprano. A las 10.00 estaban en el liceo y a las 10.30 llegaron al Centenario. A pesar de que no todas forman parte del equipo de fútbol, aseguraron que se apoyan entre todos. “Una vez jugamos en el estadio Luis Franzini y estaba todo el liceo”, dijo Maite. Las chicas dejaron claro que hace dos o tres años a los varones no les gustaba que las mujeres les ganaran. “Como que si les ganabas, se enojaban, era como re humillante. Ahora es como que, ta, aceptaron que jugamos. Cuando salimos antes del liceo también jugamos entre todos. Hace dos o tres años no había muchas nenas que quisieran jugar”, contaron.

La convocatoria de Presidencia aseguraba que asistirían jugadores de la selección sub 20 “previo a su partida al Mundial de Corea”, algo esperado por las chicas. Pero el que se presentó fue el entrenador, Fabián Coito, y no los jugadores. “Ellos no vienen, cada uno está en sus clubes preparando el partido del fin de semana”, se excusó, para decepción de la “tribuna femenina”.

Sobre el programa, dijo que le parece bárbaro. “Por medio del fútbol se convoca a los chiquilines del liceo y se los involucra en el sistema educativo”. Sobre el fútbol femenino dijo que es excelente: “De hecho, yo trabajé a nivel liceal y lo he promovido. Hoy no lo llevo adelante, pero sí me interesó darle un espacio”. Consultado sobre si él jugó con mujeres en su adolescencia, dijo que no porque no tuvo la oportunidad.

Además de los participantes de Pelota al Medio, en la actividad estuvieron presentes los líderes del liceo, alumnos de quinto y sexto año que intentan mantener a los grupos unidos. Guidaí, líder de quinto, dijo que la discriminación en las tareas del hogar no es parte de su realidad. “Nunca lo vi de cerca, porque en mi casa siempre nos repartimos todo. Mi padre hace cosas, mi madre hace cosas y yo también”.

Federico, adscripto en el liceo, aseguró que en temas de género “en principio hay factores culturales muy profundos, pero este tipo de instancias deconstruyen algunos valores que son los que inciden en la violencia. En estas instancias se da lo contrario, la integración está de manifiesto en ellos. Estas actividades promueven la difusión, pero entre ellos la integración de género es una práctica cotidiana. Obviamente, es una tarea del día a día y de largos procesos. A nivel social es otro tema”, concluyó.