El independentista puertorriqueño Óscar López Rivera pasó más de 30 años en la cárcel, después de ser condenado por su participación en atentados contra la propiedad cometidos en Estados Unidos. En enero, antes de dejar el gobierno, el ex presidente de ese país Barack Obama decidió conmutarle la pena, y en febrero López fue trasladado desde la prisión Supermax ADX, en Colorado, a la casa de su hija, en Puerto Rico, donde estuvo en prisión domiciliaria hasta hoy, cuando será liberado.

López perteneció a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional Puertorriqueña (FALN), una organización clandestina que luchó por la independencia de Puerto Rico de Estados Unidos en las décadas de 1970 y 1980. Las FALN se atribuyeron más de 100 ataques con bombas en edificios públicos y comerciales en varias ciudades estadounidenses, especialmente en Chicago.

Antes de involucrarse con las FALN, López fue uno de los soldados estadounidenses reclutados de forma obligatoria para ir a la guerra de Vietnam. En 1981 él era para el FBI el integrante más buscado del grupo puertorriqueño. Fue detenido mientras manejaba un auto por no detenerse en una señal de pare. Tenía consigo una pistola y hacía cinco años que estaba involucrado con la organización independentista.

Después de su detención, López fue condenado a 55 años de prisión por “conspiración sediciosa” contra el gobierno de Estados Unidos, uso de la fuerza en robo, y transporte de armas y explosivos con la intención de destruir propiedad gubernamental. El puertorriqueño no fue acusado de estar vinculado con ninguno de los ataques que causaron víctimas fatales -que fueron seis-, en los que dijo que no había participado. Durante los primeros 12 años de prisión estuvo en aislamiento casi total en una cárcel de Colorado y en 1991 intentó fugarse, por lo cual sumó otros 15 años a su condena.

En 1999, 15 puertorriqueños presos por su lucha por la independencia, entre ellos López, pidieron un indulto, y a 14 de ellos el entonces presidente Bill Clinton les ofreció el beneficio, con una condición: que pasaran los siguientes diez años en prisión con buen comportamiento. López fue el único de los 14 que rechazó el trato, y con los años se convirtió en el único independentista puertorriqueño preso en Estados Unidos. “No me arrepiento de no haber aceptado. Mi experiencia había sido muy mala los primeros 18 años en la cárcel y pensaba que sería imposible salir con buen comportamiento después de todo lo que me habían hecho”, explicó en 2014 a la cadena BBC.

En los últimos años, personalidades internacionales habían pedido la liberación de López. Desde el papa Francisco hasta el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, pasando por los cantantes Ricky Martin y René Pérez, de Calle 13, se han dirigido a las autoridades estadounidenses para pedir que López fuera excarcelado, debido a que ya cumplió varias décadas de condena. En 2012 el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas aprobó una resolución promovida por Cuba en la que se instaba a la liberación de López.

En paralelo, en Puerto Rico se realizaban marchas anuales para reclamar su libertad cada 29 de mayo, cuando se cumple el aniversario de su detención. En la isla incluso se conformó el movimiento “Las mujeres del puente”, que entre 2013 y 2016 reclamó, el último domingo de cada mes, la independencia de López en el Puente Dos Hermanos, en San Juan. Obama le concedió la libertad tres días antes de dejar la presidencia.

“No hubo ninguna justificación legítima para mantenerlo tanto tiempo en la cárcel, creo que fue una cuestión contra el movimiento independentista”, dijo su abogada, Jan Susler, cuando se anunció que sería liberado.

En Puerto Rico se planificaron varios eventos para homenajear a López tras su liberación. Está previsto que hoy brinde una conferencia de prensa y se dirija a una “fiesta del pueblo” en su honor en la capital puertorriqueña, y que mañana viaje a Chicago, donde una calle será bautizada con su nombre. López será liberado con 74 años recién cumplidos pero “vivito y coleando”, según le dijo él mismo a su abogada.