Referentes de la izquierda de tres países de América Latina hablaron sobre el futuro de los gobiernos progresistas de la región en la antesala del décimo congreso del Movimiento de Participación Popular (MPP). Todos coincidieron en elogiar al Frente Amplio (FA), al que señalaron como un ejemplo de unidad, y en manifestar su solidaridad con Venezuela. Además, hubo menciones a la necesidad de renovación y de autocrítica, así como llamados a una mayor articulación entre los movimientos de izquierda de distintos países.

Ayer se desarrolló el foro internacional “Continentalidad de la lucha en el siglo XXI”, la antesala de la apertura del décimo congreso del MPP, en el que participaron Vanessa Aguiar, líder del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra de Brasil; Gabriela Rivadeneira, diputada y secretaria general del movimiento Alianza País, que gobierna Ecuador; David Choquehuanca, ex canciller boliviano y secretario general de la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe; y Arnaldo Otegi, coordinador general de Euskal Herria Bildu.

“Los procesos de reconstrucción de los estados al servicio de nuestros pueblos recién llevan diez años en Ecuador, y un poco más de década y media en otros países de América Latina y el Caribe”, dijo Rivadeneira. Afirmó que si bien es necesario hacer un balance y un proceso de autocrítica, los gobiernos progresistas, tal como los llamó, todavía son muy jóvenes en la región.

La dirigente de Alianza País repasó el proceso de la Revolución Ciudadana ecuatoriana tomando como punto de partida a un Rafael Correa candidato presidencial, y dijo que al comienzo los jóvenes que querían apostar por un cambio en Ecuador eran “muy incrédulos” y estaban “desesperanzados”, porque en diez años el poder había pasado por las manos de nueve presidentes y faltaban procesos de unidad en la izquierda. “Él nos planteó una gran cohesión social y de organizaciones, hablaba de soberanía, integración y justicia social, de Estado plurinacional e intercultural, de la defensa del agua y de la tierra, de la redistribución de la riqueza. Vimos en Rafael Correa la posibilidad de sistematizar todos esos sueños”, dijo.

Rivadeneira hizo hincapié en el cambio de liderazgo en Ecuador, donde Correa optó por no presentarse a una nueva reelección y Alianza País postuló como candidato a Lenín Moreno, quien ganó las elecciones del 2 de junio. “Este proyecto de revolución cambia de timón a las manos de otro compañero”, destacó, y dijo que considera que es fundamental “apostar a una renovación de los liderazgos” para que los gobiernos progresistas en la región se mantengan. “Nos vemos altamente debilitados”, dijo, al no tener dirigentes fuertes de otras generaciones “que garanticen el sostenimiento a mediano o largo plazo” de los procesos “revolucionarios”.

A continuación, Rivadeneira planteó seis ejes de reflexión fundamentales para las izquierdas de la región, uno de los cuales es la apuesta por nuevos liderazgos. Otros consisten en “interiorizar un cambio de la matriz cultural” y “trabajar en una agenda común” en la región, algo que “suena como lo más difícil” pero es necesario para lograr una conciencia de clase más fuerte. También consideró fundamental trabajar en la renovación de las agendas políticas para integrar nuevos sectores de la sociedad, entre los cuales mencionó a la clase media y a los estudiantes, “grupos que muchas veces se sienten extraños de nuestros procesos de transformación”.

“No podemos renunciar a la batalla comunicacional, no podemos soslayar esa dimensión en la disputa de la política”, dijo la dirigente, antes de considerar que si bien fue determinante “haber politizado a las audiencias” y haber promovido “una formación de la ciudadanía” para que no crea que los medios de comunicación son objetivos, es necesario profundizar en “leyes que democratizan la palabra y la propiedad de los medios de comunicación”.

“Tenemos mucho que aprender, la Revolución Ciudadana es muy joven en relación con lo que ustedes han construido aquí desde el FA”, agregó, y señaló que Alianza País nació muy poco antes de llegar al gobierno, lo cual significó “un reto doble o triple”. Por último, dijo que en el partido ecuatoriano está claro que es necesario “anclarse a un proceso de renovación” pero también “recapitular, tener memoria y, sobre todo, proyectar”.

Desde Brasil

A su turno, Aguiar consideró que Brasil es el país en el que se está sufriendo de forma más fuerte, en este momento, “el golpe más crudo” del capitalismo, que busca imponerse en América Latina. “El ciclo progresista está en crisis”, consideró, entre otras cosas, “por el momento que vive el capitalismo y por las elecciones que se fueron haciendo en este proceso”.

“Todas las políticas sociales que fueron construidas en Brasil […] están siendo destruidas por este modelo, cuyo objetivo es salvar al capital de la crisis financiera”, y hacer que la paguen los trabajadores. En particular, criticó que las reformas promovidas por el gobierno de Michel Temer buscan favorecer al agronegocio, al que definió como “la producción de commodities para el capital” mediante “la destrucción de la Pachamama”, que sirve “para el capital y no para obtener comida”.

Aguiar dijo que los movimientos sociales se organizaron “desde el principio” para impedir el juicio político contra Dilma Rousseff –al que calificó de golpe de Estado–, pero reconoció que enfrentaron muchas dificultades que les impidieron alcanzar su objetivo. “La izquierda todavía no consiguió poner a tanta gente en la calle”, dijo, ni siquiera ante las impopulares reformas de Temer. En este sentido, advirtió que en Brasil los medios de comunicación impulsan “un proceso muy fuerte y muy intenso” para “aniquilar el pensamiento de la gente”, que “sigue todo lo que dicen los medios hegemónicos” y cree que estos “dicen la verdad”. Agregó: “Es un proceso duro trabajar contra esa hegemonía”.

“La derecha se está reubicando para actuar nuevamente en América Latina, y más que nunca nosotros tenemos que unirnos, más que nunca el internacionalismo es fundamental”, subrayó Aguiar, antes de señalar que el Movimiento de los Sin Tierra tiene al internacionalismo como un valor y un principio fundamental, porque considera que en América Latina “la patria y la nación fueron forjadas por otros”, los colonizadores.

Otra mirada

También Choquehuanca hizo hincapié en que las fronteras en América Latina y el Caribe son una construcción extranjera y ajena, y recordó una época en la que “no había fronteras ni banderas nacionales que nos dividieran”. “Éramos un solo continente, donde se trabajaba la hermandad mundial”, pero “hubo un proceso de descuartizamiento” en la región, con la “división” de los países y el “saqueo sistemático” de los recursos naturales. “Por eso hablamos de la importancia de la integración: porque hemos sido desintegrados”, subrayó.

El ex canciller boliviano consideró fundamental trabajar en la unidad de los movimientos progresistas e indígenas de la región, porque “no es suficiente trabajar en la construcción de una nueva sociedad: es hora de trabajar una nueva vida, que va más allá de una nueva sociedad”, en la que la calidad de vida sea superior y se respete a la Pachamama. “El socialismo se ha organizado para satisfacer las necesidades tanto materiales como espirituales del ser humano, pero hoy estamos planteando que el socialismo del siglo XXI no tiene que pensar solamente en el ser humano, tiene que ir más allá, tenemos que pensar en todo lo que existe”, concluyó.