La canciller alemana Angela Merkel llegó ayer a México y se reunió con el presidente Enrique Peña Nieto. La mandataria preside el G-20 y trabaja en esa agenda. Los mexicanos trabajan en la suya: captar inversiones en aquellos sectores amenazados por Donald Trump. En la visita, la canciller en Argentina dijo de acelerar el acuerdo Unión Europea/Mercosur. Macri asentía. “Todos los acuerdos con diferentes regiones del mundo siempre trajeron más puestos de trabajo. Y por lo tanto más riqueza para las personas”, dijo Merkel.

La canciller europea se reunió con una madre de Plaza de Mayo en el Parque de la Memoria. “En Argentina es una necesidad recordar ese capítulo oscuro de la historia”, dijo muy escuetamente. Merkel estuvo en el recordatorio con Vera Jarach, cuyo abuelo desapareció en Auschwitz, su familia escapó del Reich y llegó a Argentina. Treinta años después, en plena dictadura militar, desapareció su hija de 18 años. Merkel la acompañó durante el recorrido. Macri, cuando menos, no apareció en esas fotos. Posó en las que Merkel elogiaba las reformas económicas que abrieron al país a la “globalización”.

También se mostró proclive al ingreso del país sudamericano a la OCDE. Y pidió por una “solución pacífica en Venezuela”. La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, tildó de intervencionistas las declaraciones de Merkel y de promover “la violencia opositora en el país”. Merkel no dijo nada de Brasil. Ya lo había excluido del tour, a pesar de ser el tercer país latinoamericano del G-20.