“Hubo una gran operación conjunta para detener un plan terrorista”, dijo Malcolm Turnbull, el primer ministro de Australia. Se refería a la detención, en Sidney, de cuatro personas acusadas de preparar un atentado. Su supuesto objetivo era hacer caer un avión mediante la instalación de explosivos.

Según el comisionado de la Policía federal, Andrew Colvin, los cuatro hombres detenidos están vinculados en un plan conjunto de inspiración yihadista: “Días recientes, los servicios policiales tomaron conocimiento de informaciones relativas al plan de varias personas de perpetrar un ataque terrorista utilizando un artefacto explosivo improvisado”, informó Colvin.

No se conoce si el objetivo sería un avión internacional o nacional, ni la fecha y el lugar del atentado, pero las autoridades australianas prometieron una exhaustiva investigación al respecto. Según Sydney’s Daily Telegraph, todo indicaba que se trataría de un vuelo nacional.

La inquietud causada por este supuesto plan se debe a que anteriormente el mayor peligro provenía de los llamados “lobos solitarios”, mientras que esta tentativa de atentado sería un complot armado entre cuatro personas para retomar un tipo de terrorismo más mortífero y organizado por células.

El gobierno australiano, que ya había elevado a alta su alerta terrorista en setiembre de 2014 y había aprobado leyes antiterroristas, reforzó la seguridad en aeropuertos. En un comunicado, el ministro de Transporte, Darren Chester, declaró que “a todos los aeropuertos australianos se les pidió que incrementaran la vigilancia”.