Unas horas antes de que entrara en vigor una norma que abría las puertas de las Fuerzas Armadas estadounidenses a las personas transgénero, el Departamento de Defensa anunció su retraso hasta el 1º de enero de 2018. El titular de ese departamento, James Mattis, argumentó que la decisión se tomó porque el gobierno quiere tener la seguridad de que las personas transgénero están “capacitadas” para defender el país. Por eso, dijo, solicitó un estudio para evaluar, en estos seis meses adicionales, cuál es el impacto de su ingreso en el Ejército.

“Desde que estoy en el puesto he enfatizado que el Departamento de Defensa debe medir cada decisión política con un estándar crítico: ¿afectará a la disposición y letalidad de las fuerzas? Dicho de otro modo, ¿cómo influirá en la capacidad militar de defender la nación?”, argumentó Mattis el viernes al anunciar la decisión. “Utilizaremos este tiempo extra para evaluar más cuidadosamente el impacto de estas incorporaciones en la disposición y la letalidad” del Ejército, agregó.

El freno de esta orden supone un golpe a la política de integración en las Fuerzas Armadas impulsada por el ex presidente Barack Obama. Antes de su administración, los individuos transgénero eran clasificados como “desviados sexuales” y debían ser expulsados de los cuarteles. La nueva política fue anunciada en junio del año pasado por el entonces responsable de Defensa, Ash Carter, quien unos meses antes había puesto en marcha la política que permitía a las mujeres formar parte de todas las unidades de combate.

Actualmente, cerca de 15.000 personas transgénero sirven en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, según datos del Centro Nacional para la Igualdad de los Transexuales de ese país. Mattis aseguró que estos militares que ya integran las fuerzas no se verán afectados por su decisión. Lo que todavía no está claro es cuáles son las posibles opciones que se barajan una vez que el secretario de Defensa tenga en sus manos las conclusiones del estudio que pidió.

El anuncio de la administración del presidente, Donald Trump, generó el malestar de varias organizaciones. El centro de estudios sexuales Palm Center, que colabora con el Departamento de Defensa, dijo en un comunicado que la decisión provocará que las personas trangénero “mientan en su intento de ingresar en las Fuerzas Armadas”, algo que comparó con la situación que vivían hace unos años los homosexuales con la política del “no preguntes, no cuentes”. El texto agrega: “Todo esto carece de sentido porque, como predijeron todos los estudios, los transexuales han demostrado con creces su capacidad de servicio”.

Por su parte, la American Military Partner Association –que agrupa a familiares de militares que pertenecen al colectivo LGBT– manifestó su “profunda decepción” por el “innecesario” retraso de la entrada en vigor de la orden. “Se ha demostrado de manera inequívoca que permitir a los transexuales capacitados servir abiertamente fortalece a nuestro Ejército y crea una fuerza más diversa e inclusiva”, afirmó en ese sentido la presidenta de la organización, Ashley Broadway-Mack.

No es la única medida del gobierno de Trump que afecta a los transgénero y genera el rechazo de organizaciones que defienden la diversidad sexual. En febrero, un mes después de llegar a la Casa Blanca, el mandatario revocó otra norma de Obama que permitía a los alumnos transexuales de las escuelas públicas elegir el baño que prefieran de acuerdo con su identidad sexual.

Tiempos de Trump

En la tarde de ayer, Trump provocó otra polémica por publicar en Twitter un video en el que se lo ve golpeando a una persona que tiene en la cabeza el logo de la cadena CNN, al costado de un ring. La publicación está acompañada por el mensaje “Noticias Fraudulentas CNN” y se produce al final de una semana marcada por los ataques del mandatario contra periodistas y distintos medios de comunicación.

“Es un día triste cuando el presidente de Estados Unidos alienta la violencia contra los periodistas”, respondió la CNN en un comunicado minutos después de la publicación del video. “Claramente, [la portavoz adjunta de la Casa Blanca] Sarah Huckabee Sanders mintió cuando dijo que el presidente nunca lo había hecho”, agregó. La portavoz adjunta dijo el jueves que “el presidente de ninguna forma ha promovido o alentado la violencia”, después de ser criticado por insultar a dos presentadores de la cadena MSNBC.