“Yo soy de acá enfrente, / permítame, jefe, que aquí me presente con educación; / le cuento, don, que soy bonaerense, / del lado de enfrente pero exactamente porteño no soy”, canta Ignacio Copani a ritmo de milonga en “Yo soy de acá enfrente”, una de sus nuevas canciones —lanzada en junio por diversas plataformas digitales—, que sirve como punta de lanza del espectáculo que presentará el viernes y sábado en la Sala Zitarrosa —con entradas desde $ 400—, titulado De acá enfrente. En el flamante tema Copani relativiza las diferencias entre uruguayos y argentinos, y canta que se siente un “hermano especial” de nosotros, que aunque haya nacido al oeste del Río de la Plata, “parece oriental”.

Y es verdad: a veces parece de acá. Vale recordar su primer disco grabado en Argentina —antes había vivido un tiempo en México, donde inició su carrera profesional—, Ignacio Copani (1988), que incluye uno de sus máximos hits, “Lo atamo’ con alambre”. Si le cambiamos típicas expresiones argentinas como “pava” y “colectivero”, podría ser perfectamente un manual de estilo de cómo arreglar los problemas a la uruguaya: siempre de la misma manera, dándose maña con lo que haya (no sólo con alambre, sino también con un “cachito de cinta Scotch”), como MacGyver pero con menos parafernalia.

Una de las características más particulares de la obra de Copani es el uso descarado de cualquier género musical, matizado con tintes pop, que muchas veces resulta tan humorístico como las letras. Un ejemplo claro es el de “Marcha de la abundancia”, de 1990, que suena como una marchita militar —con trompetas que por momentos respiran aires circenses—, en el que criticaba los primeros tropezones del gobierno del presidente Carlos Menem: “Hay energía del Chaco a Santa Cruz / y somos reyes de los cortes de luz, / tenemos vacas y tanto toro nuevo, / y 100 gramos de carne / nos cuestan más que un huevo”. También de aquel año es “Cuidado con los ladrones”, una canción festiva de ritmo caribeño, que contrarresta con su letra criticona: “Si andás pensando en comprar, cuidado con los ladrones, / cuidado que algunos suelen robar detrás de los mostradores”. Pero si se trata de humor, es imposible olvidarse de la que abría su disco debut, “Cuántas minas que tengo”, en la que Copani se disfraza de fanfarrón con voz de canchero que alardea de sus conquistas. Pero al final, a la hora de la verdad, se va con su novia “Manuela”, para terminar cantando “cuántas manos que tengo”.

Una de las marcas de la casa de Copani es el fútbol; en particular, River Plate, club del que es hincha fanático. En el tema nuevo canta: “Soy rioplatense pero no del Bolso ni de Peñarol, / soy riverplatense, de don Walter Gómez, de Antonio Alzamendi, que me hizo campeón, / del Enzo y de tantos yoruguas que no entran en una canción”. El fanatismo del cantautor por su cuadro se hizo carne en discos enteros con temas dedicados a la institución albirroja. En 1997, un año después de que River ganara la Copa Libertadores por segunda vez, Copani editó Rivertidísimo, que incluía “El más grande”, himno oficial del club millonario, e “Inmenzo”, un tema en plan balada estilo melódico internacional dedicada a Enzo Francescoli. “Enzo lleva su talento como lanza / sin usar la fuerza brutal ni el temor; / sin embargo, retrocede el invasor / derrotado cuando el príncipe avanza”.

Ojo, todo lindo con la hermandad rioplatense, pero en “Yo soy de acá enfrente” Copani deja claro que no comulga con los dichos de un ex presidente yorugua: “No soy llorón, y menos delincuente, / como alguien caliente le dijo a los gritos a mi población”.