A pesar de que Israel retiró los detectores de metal y las cámaras de seguridad que había colocado en la Explanada de las Mezquitas, cuya vigilancia corresponde a Jordania, ayer continuó la violencia en Jerusalén Este, la zona árabe de la ciudad.

Los musulmanes volvieron a rezar en la mezquita de Al Aqsa después de varias jornadas de protestas en las que decidieron no entrar a ese lugar para no someterse a los controles dispuestos por Israel. “Las cosas han vuelto a estar como estaban antes, así que volveremos a rezar en Al Aqsa”, declaraba el muftí de Jerusalén, Mohamed Husein, luego de que las autoridades jordanas confirmaran la retirada de los aparatos de vigilancia. Por su parte, la Policía de Israel prometió que reaccionará contra cualquier intento de violencia.

En cualquier caso, no fue posible una jornada de rezo pacífica, y se reprodujeron los enfrentamientos que se habían repetido en las dos últimas semanas entre manifestantes contra el control que ejerce Israel en ese lugar y la Policía israelí. Según informó en un comunicado la Media Luna Roja, 113 heridos fueron “tratados en el área durante los enfrentamientos en la mezquita de Al Aqsa y alrededor de la Ciudad Vieja y 15 que fueron trasladados a hospitales de Jerusalén”.

Acerca de cómo comenzaron los enfrentamientos, hay distintas versiones. La Policía israelí declaró que los musulmanes comenzaron a lanzar piedras contra ellos y contra el Muro de los Lamentos, que se encuentra a escasa distancia de la Explanada de las Mezquitas. Según la versión policial, los manifestantes musulmanes izaron banderas palestinas en lo alto de la mezquita, lo que no fue permitido por las fuerzas israelíes. Por su parte, Amnistía Internacional responsabilizó ayer a las fuerzas de seguridad por “atacar las concentraciones pacíficas de palestinos cuando se acercaban a Al Aqsa”. Magdalena Mughrabi, directora adjunta de Oriente Medio y Norte de África del organismo, dijo que “parecía ser un ataque totalmente no provocado” y “algunos palestinos arrojaron botellas de agua vacías como respuesta” mientras que “otros también empezaron a lanzar piedras”.