La Comisión Electoral de Kenia dio a conocer ayer los primeros resultados de las elecciones del martes. El organismo informó que escrutó 73% de los votos y que el actual presidente, Uhuru Kenyatta, encabezaba la votación con 55% de los votos, superando al principal líder opositor, Raila Odinga, que tenía un respaldo de 45% de los sufragios.

Estos resultados parciales no fueron reconocidos por Odinga. El candidato opositor dijo que se cometió fraude en el sistema de voto electrónico utilizando la identidad del director de telecomunicaciones de la Comisión Electoral, Chris Msando, asesinado hace diez días y cuyo cuerpo apareció con un brazo amputado.

En su cuenta de Twitter, Odinga denunció que el fraude que denuncia “supera cualquier nivel de robo a los votantes en la historia del país”, pero celebró: “Esta vez los atrapamos”. El dirigente agregó en una conferencia de prensa que se trata de “un fraude de gravedad monumental”, que equivale a no haber tenido elecciones. Agregó que no puede revelar sus fuentes de información, pero que estas son confiables. Distintas organizaciones civiles también denunciaron algunas inconsistencias en los datos brindados por la Comisión Electoral.

“Le estamos pidiendo a nuestra gente que no acepte los resultados, pero que mantenga la calma”, dijo Odinga, antes de advertir que él no tiene “el control sobre la población”. El temor ante eventuales enfrentamientos se debe en gran medida a la ola de violencia de 2007 y 2008, después de las elecciones, por la cual la Corte Penal Internacional acusó a Kenyatta y a su vicepresidente, William Ruto, en una investigación que fue archivada.

Después de que Odinga se pronunciara acerca de los resultados, algunos de sus seguidores empezaron a movilizarse en dos barrios pobres, uno de ellos en la capital del país, Nairobi. Estas protestas se enfrentaron al mayor despliegue policial en unas elecciones que ha visto Kenia hasta ahora: 150.000 efectivos. Tres personas murieron en los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, durante los cuales la Policía lanzó bombas lacrimógenas y chorros de agua.