El 28 de julio, un grupo de neonazis llegó al bar Los Girasoles, en Yaguarón y Colonia, un rato después de participar en una marcha por los derechos de los animales. Empezaron a hablar de Hitler y de la revisión de la historia. Los parroquianos del bar escuchaban atónitos la prédica y miraban de reojo sus actitudes desafiantes. Estaban con actitud de borrachos: arrimaron las mesas sin preguntar, tomaban cervezas del pico y hablaban en tono violento.

Cuando empezaron a gritar Heil Hitler haciendo sonar sus cervezas que habían comprado afuera, el responsable de la pizzería les pidió que se retiraran. Los animalistas huyeron, los nazis quisieron insultar al responsable del bar: le gritaron rojo, bolche, tupa. Cuando se iban, después de romper un vaso y arrojar una mesa de afuera hacia adentro, lo amenazaron. La policía no llegó al lugar para detenerlos, pero continuaron las investigaciones y el jueves detuvieron a ocho personas, que siguen a disposición de la jueza Ana Ruibal. Ayer declararon cuatro testigos. Al cierre de esta edición, la Justicia procesó sin prisión a uno de ellos por delito de violencia privada y el resto de los indagados quedó en libertad.