El gobierno de Mauricio Macri presentó ayer una nueva versión de lo ocurrido el 1º de agosto durante la protesta de la comunidad mapuche de Cushamen en la provincia de Chubut, en la que fue visto por última vez el activista Santiago Maldonado. La nueva información surgió del testimonio de Neri Armando Robledo, un gendarme que admitió haber golpeado con una piedra a un manifestante que intentaba cruzar el río Chubut para escapar del operativo que llevaba adelante la Gendarmería. En la declaración, a la que tuvo acceso el diario La Nación, Robledo contó que uno de los individuos encapuchados le arrojó una piedra que impactó en su rodilla y que, “en defensa personal”, tomó una roca “pequeña” y se la tiró a uno de los manifestantes que cruzaban el río. El gendarme precisó que el impacto fue “en la espalda”.

En su relato, Robledo aseguró que el hombre al que agredió estaba a unos 30 metros y que cruzó a la otra orilla. Agregó que “era una persona robusta y de casi dos metros de altura”. También recordó que “vestía pantalón largo” y que llevaba “un trapo o una remera vieja, de color oscuro” en la cabeza, que se le salió cuando se cayó en el agua.

El relato de Robledo fue ratificado por dos sargentos que dijeron que les contó que la pedrada impactó en la espalda de un hombre que fue socorrido y arrastrado a la otra orilla por dos personas encapuchadas.

Unas horas después de que se diera a conocer esta versión, el juzgado de la ciudad de Esquel que investiga el caso informó que las muestras genéticas tomadas de los vehículos de la Gendarmería no coinciden con el ADN de los padres y el hermano de Maldonado. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que el resultado “despeja muy fuertemente” la hipótesis de la “desaparición forzosa” con la que quieren “culpar al gobierno” y, en cambio, “abre ventanas a otras hipótesis” que su cartera “siempre ha planteado”.