Unas 30.000 personas encontraron la solución al problema del calor: la piscina del barrio. El verano puede ser agobiante, más aun si se combina con la ciudad y el trabajo, pero para combatirlo se puede disfrutar el programa ¡Tirate al agua! de la Secretaría Nacional del Deporte (SND), que ofrece clases de natación o deportes acuáticos en las 25 piscinas de las plazas de deporte del país. Del 1º de diciembre al 28 de febrero se suman unos 400 empleados para atender la demanda, que en todas las localidades aumenta casi al doble de los usuarios que concurren durante el año. La coordinadora del programa, Carolina González, dijo a la diaria: “El objetivo es facilitar a la mayor cantidad de personas el ingreso a instalaciones que estén en buen estado para el aprendizaje de las actividades acuáticas, y el enfoque está en aprender de forma recreativa”.

En la temporada pasada 29.600 usuarios, desde preescolares hasta adultos mayores, pasaron por las distintas actividades que ofrece el programa; en esta segunda edición las inscripciones se hicieron mediante un nuevo formulario web para evitar las largas ilas en cada lugar. Aún quedan cupos en varias de las plazas de deporte, y la coordinadora apuesta a que superarán los treinta millares de personas registradas.

Este año se les suma a las clases de natación e hidrogimnasia de las piscinas las actividades en las playas Malvín en Montevideo y en la Parada 7 de Playa Mansa, en Punta del Este, y en la Escuela Náutica de Santiago Vázquez, que incluyen lecciones de canotaje, kayak y surf. Para los usuarios el costo por los tres meses ronda entre los 450 y los 600 pesos, aunque González aclaró que hay descuentos para las familias que van juntas y para las instituciones que vayan con sus grupos de jóvenes. Además, todas las plazas continúan ofreciendo clases de gimnasia y deportes como lo hacen el resto del año, aunque amoldadas a la estrella del verano, que es la piscina. La idea, apuntó González, es que el usuario pueda pasar dos o tres horas en la plaza disfrutando diferentes actividades.

Una de las piscinas abiertas que colma todas las expectativas cada año es la de la Plaza 6, 25 de Mayo, de La Teja. Desde la avenida Carlos María Ramírez ya se puede ver la piscina llena, aunque para llegar haya que pasar por las canchas abiertas de fútbol y básquetbol, los aparatos para hacer ejercicio localizado, y la plaza con mucha sombra y juego infantiles, donde padres y hermanos esperan su turno para entrar al agua. Hasta esta semana la plaza tenía 1.200 usuarios registrado desde niños hasta adultos, y la directora Ana Godoy esperaba llegar a los 1.600 en lo que queda del verano, porque aseguró que después del 6 de enero “la plaza explota de gente”.

Sin darse cuenta

El astro rey no sólo brilla en el cielo, sino que decora las paredes de la piscina de la Plaza 6. Cinco carriles dividen las aguas y separan a los jóvenes y adultos de la primera hora de la mañana en tres niveles: avanzados, aquellos que hace varios veranos se tiran al agua y sólo deben perfeccionar sus estilos; intermedios, aquellos que aún buscan deinir patadas y brazadas y mejorar sus ritmos; y principiantes, los que están ingresando al agua por primera vez, muchas veces apoyados de algún elemento de lotación, como los panchos de goma.

Para ingresar la rutina es la misma: el traje y la gorra de baño, la ducha con jabón y la toalla en mano. Después, cada uno en su carril, pasa 45 minutos en el agua bajo el sol. Cada profesor toma un nivel y de eso dependen las dinámicas que utilice, pero todos empiezan con una familiarización con el medio acuático. Esta etapa es fundamental para los más pequeños: aprender a lotar, saltar, sumergirse, los traslados, empujar el agua con las manos y hacer las patadas son los básicos que todos deben tener antes de preocuparse por algo más. “Una vez que dominan su cuerpo en el agua, pueden ir a la parte honda, pueden saltar y trasladarse, empezamos la enseñanza de los estilos; crawl y espalda son lo que se aprenden en un verano, después los niños que vienen todos los veranos llegan a pecho y mariposa, también”, detalló Godoy.

La recreación es la clave: ya nadie aprende sólo nadando de un lado para el otro, airmó la directora. Del total de la clase, una parte está dedicada exclusivamente a la recreación con pelotas y lotadores y sin división por carriles, pero incluso durante los minutos de enseñaza se apunta a “aprender jugando”, con objetos que se hunden, dinámicas lúdicas y mucha creatividad docente. Godoy comentó que hasta los adultos se lanzan al agua para divertirse, mientras una señora de malla negra y elegante gorra de baño se reía a carcajadas apoyada en un pancho violeta pataleando el agua acompañada de la docente.

Desde adentro

De bata y chancletas se fue una señora hasta su casa: “Así vine y así me voy”, le comentó a Godoy. Ese es el sentido de pertenencia que inspira la piscina en la gente de La Teja; los niños van con la toalla al hombro y la malla puesta, enfatizó la directora. El plantel docente se mantiene bastante estable todos los veranos, así como el grupo de usuarios: “Conocemos a la gente que viene año tras año, eso permite que hagamos actividades sociales, meriendas y almuerzos compartidos. El año pasado hicimos un paseo a Piriápolis y otras actividades extras que fomentan la integración social. En este barrio todo lo que es integración es muy importante, y la plaza ayuda”, aseveró.

“Me encanta venir, y hasta nosotras, que somos las más viejas, podemos aprender”, dijo Elizabeth, de 47 años, que hace tres años se tira al agua todos los veranos. Su hija Vanesa, de 14 años, lo hace desde que tiene tres, y ahora comparte la piscina con su madre mientras entrena en nivel avanzado, ya que representa al barrio cuando las distintas plazas compiten en febrero.

Para Godoy, “lo más importante es el componente de la motivación que tiene la piscina, algo que difícilmente se logre con otra actividad que podamos plantear. Convoca a muchísimas personas de todas las edades, de todas las capacidades, en un mismo espacio. En un gimnasio no podríamos atender tanta gente al mismo tiempo, la piscina permite masificar la actividad”.

La directora agregó que el plantel docente apunta “hacia el desarrollo integral del niño y el adulto. Nosotros somos educadores. No solamente es enseñar a nadar sino todo lo relacionado a la convivencia, los valores, la relación con el resto de las personas y con un grupo. Fomentamos la participación y construimos ciudadanía”.