En pleno enero, la movilización de los productores no agremiados en Durazno ha suscitado una amplia cobertura en los medios y en las redes sociales. El asunto cobró especialmente una gran magnitud en Twitter: en particular, en la semana entre el 17 y 24 de enero, el tema generó unas 9.500 interacciones en esa red social, algo que para el pequeño Uruguay es un número particularmente importante.

El análisis de la interacción sobre el conflicto en Twitter, dadas sus dimensiones, deja tres conclusiones importantes:

a) El tema polarizó a la opinión pública como pocos otros temas en el último tiempo.

b) La mayoría de los principales líderes políticos se abstuvieron –desde todos los partidos– de participar en las discusiones en Twitter.

c) Cada macrocomunidad utiliza canales diferentes para expresar sus puntos de vista.

Los contextos de largo y corto plazo en los que ocurre el conflicto son los siguientes. En el largo plazo, el sector productivo uruguayo ha gozado, por un lado, de una década de extraordinario crecimiento a partir del llamado “boom de las commodities”, asociado a un proceso acelerado de incorporación de tecnología, mayormente liderado por la llegada de inversión extranjera directa, desde Argentina y otras partes del mundo. Por otro lado, el gobierno del Frente Amplio llevó a cabo desde 2005 un conjunto de reformas fundamentales que también generaron un efecto en el costo de la producción. Entre ellas, destacan la impositiva y la formalización del trabajo rural.

En el corto plazo, en un contexto de moderación de los precios internacionales de los principales rubros de exportación de Uruguay, el país sufrió un pico inflacionario entre 2015 y 2016 –llegando a 11% en abril de 2016–, que fue subsecuentemente controlado en 2017, y produjo un deterioro pronunciado del balance fiscal, que rondó el 4% del Producto Interno Bruto (PIB) hacia fines de 2016 (actualmente ronda el 3,3% del PIB) 1 . En 2017, Uruguay tuvo un crecimiento por encima de lo previsto, de 3,6% del PIB.

Para la realización de este análisis, se extrajeron los tuits referidos al conflicto en la semana comprendida entre el 17 y 24 de enero 2 . A partir de esto, se procesaron los datos de modo de conocer quiénes son los principales formadores de opinión; es decir, aquellos “tuiteros” que originan conversaciones sobre el conflicto del agro y son retuiteados más veces. Este conflicto reporta una actividad importante en la plataforma, con entre 9.000 y 10.000 entradas obtenidas una vez que se limpiaron los datos.

a) El conflicto que divide a la comunidad tuitera

El primer factor estructurador de la red es la existencia de dos macrocomunidades razonablemente definidas (figura 1), siendo los vasos comunicantes entre ambas escasos. Esto sugiere una polarización sobre el conflicto. Los miembros de ambas comunidades con mayores grados de conexión tienen en general identificación con gobierno u oposición, según la macrocomunidad de que se trate. Los medios y analistas también se ubican en la red dentro de estas macrocomunidades, siendo pocos los casos con fuertes vínculos con ambas.

b) La cautela política

El segundo factor estructurador de la red es la ausencia de los principales líderes políticos –en particular aquellos que hacen un uso habitual de la red– entre los nodos con mayores grados de conexión en la discusión. Esto puede ser interpretado como una señal de cautela de las principales figuras del sistema político sobre el conflicto en general y sobre la asamblea del 23 de enero en particular.

c) Similar densidad, diferentes canales

En tercer lugar, es interesante observar cómo la cobertura del conflicto en Twitter es sumamente dispar entre ambas comunidades. En primer lugar, existe una disparidad marcada en términos de participación en la red de medios de comunicación, dado que casi ninguno logra conectarse con ambas comunidades. Mientras que medios de prensa escrita y canales de televisión son nodos centrales en la comunidad opositora, los portales de noticias aparecen con vinculaciones marginales en la comunidad oficialista. Asimismo, las expresiones desde analistas y figuras partidarias de segundo orden o cercanas a los partidos son también sumamente dispares. Esto posiblemente obedezca en parte al propio hecho de la cobertura del evento del 23 de enero por parte de quienes pertenecen a las redes opositoras al gobierno, lo que aumenta el tráfico. Finalmente, la comunidad cercana al gobierno tiene una interacción importante a partir de cuentas con seudónimo, mediante las que se hizo una crítica intensa al agro, lo que permitió el uso del sarcasmo y la ironía en mayor medida. La figura 2 aproxima razonablemente, por medio de una nube de palabras, los principales términos que se manejaron en la red social respecto de este conflicto. La nube se forma a partir de alrededor de 133.000 palabras, presentando solamente aquellas que se repiten al menos 75 veces3 .

A modo de cierre, Uruguay enfrenta el desafío de la consolidación del modelo de desarrollo que ha construido en estas décadas. El presente conflicto refleja al menos dos clivajes importantes, que han estado presentes a lo largo de los siglos XX y XXI: Estado-mercado y urbano-rural. Mientras que la intensidad con que se forman es aún incierta, una mirada a nuestra propia historia sugiere que la resolución de este tipo de conflictos en el pasado no ha sido sencilla, incluso muchas veces traumática tanto para las instituciones como para los uruguayos. En este sentido, apostar por el diálogo, tanto en la arena política tradicional como en la nueva arena política virtual, parece ser el camino más sensato4 .

(Una versión anterior fue publicada en el blog Razones y Personas)

1 Para mayor contexto político y económico de Uruguay en los últimos años, recomiendo Pérez y Piñeiro (2016) y Bogliaccini y Queriolo (2017).

2 La búsqueda se hizo bajo distintos patrones. Para el análisis, se optó por el patrón de búsqueda más completo, cuyos detalles pueden encontrarse en el blog Razones y Personas.

3 La nube no incluye los hashtags #Agropalooza, #YoEstoyConElCampo y #UnSoloUruguay, para privilegiar observar los textos tuiteados.

4 El autor agradece a Rafael Piñeiro y usuarios de Twitter por sus comentarios y sugerencias a versiones previas de la nota.