Dos semanas después de su visita a Chile, el papa Francisco anunció que enviará un arzobispo a ese país para escuchar “a quienes han manifestado la voluntad de dar a conocer elementos que poseen” sobre el caso del obispo Juan Barros.

El clérigo, nombrado obispo de la ciudad de Osorno en marzo de 2015 por Francisco, ha recibido acusaciones por encubrir los casos de abusos sexuales cometidos por el sacerdote chileno Fernando Karadima.

El Vaticano informó ayer en un comunicado que quien viajará a Chile es Charles J Scicluna, arzobispo de Malta y presidente del Colegio para el examen de los recursos en la Sesión Ordinaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Scicluna tiene experiencia en estos asuntos. En 2005, el papa emérito Benedicto XVI lo designó responsable de la investigación sobre las acusaciones de abuso sexual contra el sacerdote mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Cinco años después, estuvo a cargo de crear normas universales para que las iglesias reporten casos de abusos sexuales y expandió las categorías de crímenes eclesiásticos para incluir la conducta sexual inapropiada con adultos con discapacidad y la posesión de pornografía infantil.

Las acusaciones contra Barros volvieron a estar bajo la lupa cuando Francisco estuvo en Chile, porque el obispo participó en todos los actos religiosos que se hicieron con motivo de la visita. Antes de irse del país, el pontífice no permaneció ajeno al revuelo y dijo que las denuncias contra Barros eran “calumnias” mientras no se presentaran pruebas. Sus declaraciones fueron repudiadas por las víctimas de los abusos de Karadima, que las consideraron de “extrema gravedad”. En su vuelo de regreso al Vaticano, el papa les pidió perdón por haberlos herido con sus palabras.

La Conferencia Episcopal de Chile apoyó ayer la decisión de enviar al arzobispo, pero aclaró que, por el momento, no tomará medidas contra Barros.