El gobierno de Donald Trump está dispuesto a utilizar el presupuesto como un arma en las relaciones internacionales. Estados Unidos retiene desde agosto un fondo de ayuda militar que destinaba a Pakistán porque Trump acusó a este país de ser benevolente con el terrorismo. Ahora, el gobernante amenaza con dejar de ayudar financieramente a los palestinos si no vuelven a una eventual mesa de negociaciones con Israel.

Twitter se convirtió nuevamente en la vía utilizada por Trump para anunciar decisiones en materia de política internacional, en particular, acerca de la ayuda financiera que Estados Unidos brinda a distintos países con fines humanitarios o para que colaboren con sus objetivos. “Estados Unidos ha entregado tontamente a Pakistán más de 33.000 millones de dólares de ayuda durante los últimos 15 años, y no nos han dado más que mentiras y engaños y piensan que nuestros líderes son tontos”, tuiteó el domingo. “Ofrecen refugio a los terroristas que cazamos en Afganistán”, agregó, para luego dictaminar: “¡No más!”.

El presidente no explicó, ni por este ni por otro medio, qué fue lo que generó esta reacción, pero desde hace meses manifiesta públicamente que considera que Pakistán no colabora lo suficiente con Estados Unidos en su política contra el terrorismo. En esta línea, The New York Times había adelantado en diciembre una decisión que luego fue confirmada oficialmente: la retención de 255 millones de dólares de ayuda a Islamabad que tenía previsto entregar en 2017. El diario informó que se adoptó esa medida después de que se les negara a las agencias de seguridad estadounidenses el acceso a un integrante de la red Haqqani, vinculada al Talibán, que se sospecha que puede tener información sobre un estadounidense retenido como rehén.

Consultada por la decisión del gobierno, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo que “hay razones claras” detrás. “Pakistán ha realizado un doble juego durante años”, agregó. “A veces trabaja con nosotros y a veces alberga a los terroristas que atacan a nuestras tropas en Afganistán”, consideró, antes de señalar que “ese juego no es aceptable” para el gobierno de Trump.

Las acusaciones contra Pakistán de que es poco firme en enfrentar al terrorismo se remontan a las administraciones de Barack Obama y tuvieron su punto más alto en 2011, cuando el ex líder de Al Qaeda Osama bin Laden fue asesinado por Estados Unidos en una casona en Islamabad sin que las autoridades paquistaníes hubieran colaborado con la investigación. En agosto Trump advirtió a Pakistán que tenía “mucho que perder” si seguía “albergando” terroristas en su territorio, y en noviembre y diciembre jerarcas estadounidenses viajaron a Islamabad para repetir el mensaje.

Ante las acusaciones de Trump, Pakistán convocó al embajador de Estados Unidos en Islamabad, David Hale, y le expresó sus “serias preocupaciones” por las expresiones de Trump, informó la cancillería paquistaní. Además, el ministro de Defensa, Khurram Dastgir Khan, dijo en Twitter que su país ha colaborado con Estados Unidos “con comunicaciones aéreas y terrestres, bases militares e inteligencia” y a cambio no ha recibido “nada, sólo diatribas y desconfianza”. Por último, el canciller, Khawaja Asif, instó a Trump a elegir una empresa para que Pakistán la contrate para auditar los fondos de ayuda, de forma de que “el mundo sepa quién está mintiendo”.

“Las recientes declaraciones de los líderes estadounidenses fueron incomprensibles, ya que contradicen hechos, golpean con gran falta de sensibilidad la confianza entre dos naciones construida durante generaciones, y niegan décadas de sacrificio de la nación paquistaní”, manifestó en un comunicado la oficina del primer ministro, Shahid Khaqan Abbasi. En el texto también se subraya que Pakistán enfrenta al terrorismo “principalmente” con sus propios recursos, lo que ha significado un gran peso para su economía y la pérdida de “miles de vidas”. De acuerdo con el gobierno, desde 2003, 62.421 paquistaníes murieron en hechos vinculados con el terrorismo; 50.000 de ellos eran civiles.

A dos puntas

“No es sólo a Pakistán que le pagamos miles de millones de dólares para nada, sino que hay muchos otros países [...]. Por ejemplo, les pagamos a los palestinos cientos de millones de dólares al año y no obtenemos aprecio ni respeto”, se quejó Trump, nuevamente en Twitter, y agregó: “No quieren negociar un tratado de paz con Israel... Si los palestinos no quieren negociar la paz, ¿por qué deberíamos hacer estos gigantescos pagos en el futuro?”.

En 2016 Estados Unidos ayudó a los palestinos con 319 millones de dólares mediante su agencia de fomento del desarrollo y con 304 millones de dólares por medio del financiamiento de programas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Palestina, informó el diario español El País. La posibilidad de retirar ese financiamiento fue manejada primero por la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley, quien mencionó como un factor para tomar esa decisión el hecho de que Palestina impulsara en la Asamblea General una resolución con la que buscó que Estados Unidos anulara su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. La resolución fue aprobada, pero Estados Unidos no cambió su decisión.

Además, Palestina consideró que con esa medida Estados Unidos estaba tomando posición en el conflicto y que, por lo tanto, no puede mediar futuras conversaciones de paz. También acusó a Trump de darle fuerzas al gobierno de Israel para que radicalice su posición en el conflicto. Desde que Trump adoptó esa medida, el partido de gobierno de Israel se comprometió a promover la construcción de colonias en territorio ocupado y su anexión a Israel, y elevó la cantidad de votos que necesitaría en el Parlamento una eventual cesión de la soberanía de Jerusalén a Palestina. Esta última medida, aprobada en el Congreso el martes, fue considerada una “declaración de guerra” por el presidente palestino, Mahmud Abbas, informó su portavoz, Nabil Abu Rdainah. “Este voto indica claramente que Israel ha declarado oficialmente el final del llamado ‘proceso de paz’ y que ya ha empezado a imponer políticas de dictado y hechos consumados”, agregó.

Ante las amenazas de Estados Unidos de retirar fondos, Hanan Ashrawi, integrante del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina, manifestó en un comunicado: “No seremos chantajeados”. Por su parte, Abu Rdainah dijo que Jerusalén “no está en venta, ni por oro ni por plata”, antes de agregar que los palestinos no se oponen a retornar a las negociaciones.

En Israel la idea estadounidense fue celebrada por integrantes del gobierno, pero criticada por la ex negociadora de paz, la opositora Tzipi Livni, quien advirtió que “un gobierno [israelí] responsable y serio” debería decirle a Trump que a nadie le conviene generar “una crisis humanitaria”, especialmente en la Franja de Gaza. Allí se desarrollan algunos programas específicos de la ONU y todavía se viven situaciones de extrema necesidad desde la última serie de bombardeos de Israel, en 2014.