El 26 de mayo de 2017 se inauguró Pata de Rana, una biblioteca especializada en literatura infantil y juvenil, dirigida por Leticia Riolfo y Victoria Estol. Emplazada en Parque del Plata, funciona en el marco institucional de Centros MEC Canelones, con el apoyo del Municipio de Parque del Plata y Las Toscas. Luego de varios meses de actividad, este verano proponen Picnic de palabras, una serie de encuentros que convoca a familias con niños ávidos de leer y compartir lecturas.

La biblioteca surgió a instancias de una demanda de la población, que planteó la necesidad de actividades para niños en el balneario. Estol destaca la feliz circunstancia que la reunió con Riolfo, residente de Parque del Plata y especializada en animación a la lectura, materia en la que se formó en Colombia. En ese país, precisamente, surgió el primer “picnic de palabras”, en 2012, impulsado “por el amor a la lectura y la necesidad de encontrar la manera de compartir esa pasión”. La propuesta se reprodujo en México, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Venezuela e Italia, y recaló en la Costa de Oro uruguaya, aunque no es la primera experiencia en el país: en 2016 lo había hecho posible Laura Labov en La Paloma, Rocha. diversos espacios de la Costa de Oro

Acá se lee

Jueves 25/1: Teatro de Verano de Parque del Plata. • Jueves 8/2: Plaza Argentina de Salinas (frente al Municipio). • Miércoles 14/2: Liga de Fomento de San Luis (Ituzaingó esq. Artigas). • Jueves 22/2: Plaza La Cumbre (Guayabo esq. Ibirapitá). • Viernes 9/3: Plaza Julio Castro, Salinas (Mamboretá esq. Río Uruguay). • Viernes 23/3: Plaza frente al Espacio Cultural (Av. Ferreira esq. Calle 13). • Viernes 30/3: Paseo del Solís Chico, Parque del Plata. • Las actividades son de 18.00 a 20.00.

La idea es compartir lecturas en familia en espacios no convencionales, con el propósito de que se genere un momento de disfrute intergeneracional en torno a la lectura, en un ambiente agradable, al aire libre. Al tiempo que quienes concurren descubren los libros que constituyen el acervo de Pata de Rana, se revalorizan los espacios al darles un uso distinto del habitual. La idea es leer en voz alta o para uno mismo, en solitario o en grupo. “Durante las dos horas que dura la propuesta, los tiempos los pone cada niño al seleccionar sus propias lecturas, siempre acompañado de un adulto. La invitación ya está hecha: crear un espacio íntimo y especial entre los niños, los libros y los adultos que nos acompañen”, sostienen las organizadoras.

Se pone especial énfasis en la selección de los libros, basada en la calidad tanto del texto escrito como de las ilustraciones, y está dirigida a todas las edades. La intención es que “al leer cada libro se vivencie una experiencia estética, en la que el intercambio, las preguntas, la curiosidad, el juego y la imaginación tengan cabida al compartir lecturas con los afectos”

Estol cuenta que entre las actividades que se llevaron a cabo en la biblioteca durante el año se contaron talleres de formación en animación a la lectura, y destacó que son precisamente los participantes en esos talleres quienes están a cargo de abrir, con su lectura, cada instancia de picnic; el primero, el jueves 11, estuvo a cargo de Bettina Praderio, quien leyó a orillas del Arroyo Solís Chico.

No sólo de picnic...

Pata de Rana se propone ofrecer actividades: habrá bebetecas, rondas de lecturas, y el lunes 29 a las 19.00 darán el puntapié inicial a Entrelecturas, un ciclo de entrevistas a autores nacionales, que estará a cargo de niños lectores de la biblioteca; el primer entrevistado será el locatario Roy Berocay, a quien seguirá Magdalena Helguera el miércoles 7 de febrero, y luego, entre otros, Sebastián Pedrozo y Marcos Vázquez. La idea es que los niños que estén interesados en participar se postulen por correo electrónico ([email protected]) y trabajar en coordinación con las instituciones educativas de la zona.

Aunque con el Picnic de palabras les ha costado “competir con la playa”, destacan que en los primeros encuentros se han acercado un puñado de familias y que, en ese movimiento de “sacar la biblioteca para afuera”, consiguieron contagiar el entusiasmo a gente que pasaba y se sumó. La invitación está hecha.