No estaban sentados en sillas ni en bancos y tampoco vestían la distintiva túnica blanca con moña azul. Esta vez los niños estaban parados en ronda y usaban ropa cómoda que permitiera sobrellevar el calor, algo bastante distinto a lo que viven en la escuela la mayor parte del tiempo entre marzo y diciembre. Así arrancó Verano Educativo en su edición 2018 en la escuela 178 de Casavalle, donde también se llevó a cabo el lanzamiento oficial del programa.

Los programas educativos de verano se implementan en primaria desde hace 28 años, y las actuales autoridades destacan que en los últimos años cada vez más niños forman parte de sus actividades. El integrante del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) Pablo Caggiani enfatizó que en pocos meses Verano Educativo pasó de tener 7.000 niños a los 12.000 que se anotaron este año, cifra que todavía puede crecer porque se sigue inscribiendo a niños de las 139 escuelas de todo el país que son parte del programa. Según consideró, el incremento se debe a que otros organismos del Estado colaboran con la implementación de la política y ya no es la escuela pública la que queda en solitario con dicha tarea. Algunas de las instituciones que colaboran con el CEIP son los ministerios de Desarrollo Social y de Educación y Cultura, las intendencias de Montevideo, Canelones, Maldonado y Rocha, Antel, el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y el Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública. También colaboran con la propuesta desde el sector privado, por medio de la empresa Unilever, y del movimiento sindical, con el aporte del Sindicato Único de Telecomunicaciones.

Varias puntas

Verano Educativo tiene varios objetivos. Por un lado, se espera que impacte positivamente en los aprendizajes de los niños, ya que implica la extensión del tiempo pedagógico. Desde ayer y durante un mes, los participantes estarán involucrados en diferentes propuestas, que tienen una carga de cinco horas diarias en la mayor parte de los casos, y de ocho horas en las experiencias que se desarrollarán en Maldonado y Estación Atlántida, en Canelones, gracias a acuerdos con las respectivas intendencias. En todos los casos, se incluye el desayuno y el almuerzo para los niños. El año pasado el programa fue reformulado y se priorizaron las propuestas que fueran de mayor interés para los niños y las que tuvieron mejores resultados. Algunas de las que se ofrecen en la edición 2018 son talleres artísticos, de lectura, de huertas, de ajedrez, de robótica, de dron, de satélite y de programación.

Además, se realizarán campamentos y actividades en playas, parques, piscinas y otros espacios de deporte y recreación, ya que el programa también tiene en cuenta que las vacaciones son un momento de distensión para los niños. Según explicó Caggiani en el lanzamiento, las actividades de Verano Educativo también tienen el objetivo de que niños y adultos circulen por espacios y ámbitos a los que, por motivos socioeconómicos, no tienen acceso. La escuela será el centro del programa en cada territorio, pero muchas de las actividades se llevarán a cabo puertas afuera.

En el programa también participa un número importante de maestros, directores, profesores de educación física y auxiliares del CEIP. El 20 y 21 de diciembre se llevaron a cabo jornadas de sensibilización para los docentes referentes de cada centro educativo que es parte del programa. Las jornadas tuvieron lugar en la colonia escolar 261 del CEIP, en Malvín. Allí los adultos participaron en talleres y actividades de recreación, con la idea de que luego las pudieran aplicar al trabajo con los niños.

No es casual que se haya elegido la escuela de Casavalle para el lanzamiento público, teniendo en cuenta que el barrio fue protagonista de noticias de crónica policial en las últimas semanas: en palabras de Caggiani, “donde más se necesita, más Estado”. Además, el consejero elogió la propuesta de la escuela 178, que lleva el nombre de Martin Luther King. Según dijo, se trata de un centro en el que “se rompen los grados” y la propuesta educativa se ajusta a las realidades de sus estudiantes.