Hace unos días, en el espacio del Alfabeta se organizó –por primera vez en Uruguay– un roadshow. Sí, yo tampoco tenía la menor idea de qué era eso. Se trata de una práctica comercial que consiste en convocar a una cantidad de gente de prensa o a representantes de distintos aspectos del consumo cinematográfico para una muestra en la que se anticipan los principales lanzamientos del cine comercial del año próximo, para así ir generando expectativa y excitación. Fue el primer emprendimiento conjunto llevado a cabo por todas las distribuidoras locales: Life, Movie, Enec, RBS y Dispel.

Aparte de mimar a los participantes con una acogida de lo más cálida, el evento consistió en exposiciones orales acompañadas de extensas proyecciones que podían ir (en el extremo más modesto) desde una diapositiva con el afiche del lanzamiento hasta (en el extremo más interesante y exclusivo) extensos adelantos de películas que, en algunos casos, no están ni siquiera terminadas, y algunos incluían breves declaraciones del productor, del director o de alguno de los actores. Debido a esos adelantos, los participantes tuvimos que dejar los celulares en la entrada de la sala, y había guardias de seguridad con dispositivos de visión nocturna para cuidar que nadie fuera a filmar y luego filtrar esos materiales.

La exposición empezó con algunas estadísticas que mostraron que, al contrario de la creencia común, el cine exhibido en salas viene en ascenso. En Uruguay esa tendencia resulta ser especialmente acentuada: en 2008 se vendieron unas 2.200.000 entradas, mientras que la previsión para 2018 es de un 50% más que eso, 3.300.000, con lo que llegaríamos a una entrada por habitante por año. Los títulos más vistos son casi todos blockbusters infantojuveniles (me dio el tiempo para anotar los tres primeros: Los Increíbles 2, Jurassic World: El reino caído y Coco). Y con respecto al cine uruguayo, entre varias películas con un público modesto de unos pocos miles o cientos de entradas, viene arrasando La noche de los 12 años, que con más de 55.000 entradas (y sigue en cartel) ya superó incluso a Mi Mundial (2017).

Frente a ese panorama, no sorprende que la mayoría de lo que se va a exhibir sean más blockbusters infantojuveniles. La serie de live animation de Disney (es decir, sus dibujos animados clásicos versionados con actores de carne y hueso y efectos especiales de punta) se extenderá con El rey león, Aladdin y Dumbo (este último dirigido por Tim Burton). En el campo de la animación propiamente dicha, la novedad más excitante es Toy Story 4 (por ahora la serie contabiliza tres obras maestras, hay que ver si banca una cuarta; en todo caso, si hay un estudio capaz de tal proeza es Pixar). También se viene una nueva con Ralph, Frozen 2, El Grinch, una nueva de Lego y mucho más. En el cine con actores de carne y hueso (live action) pronto habrá nuevas versiones de Mary Poppins y de Robin Hood. Los superhéroes se multiplican epidémicamente: sólo del Hombre Araña hay dos en el horno (la segunda de las entregas con Tom Holland, y una animada). Además se vienen las nuevas de la Liga de la Justicia, Los Vengadores y un reboot de Hellboy. El universo de los X-Men se amplía con Dark Phoenix y un producto secundario híbrido con el cine de terror (New Mutants). Shazam! parece explorar la misma veta cómico-autorreferencial de Deadpool.

No sólo los superhéroes reciben continuaciones. Se vienen Godzilla 2, el “segundo capítulo” de It, el tercer episodio de la tercera trilogía de Star Wars, Creed 2 y, unos asombrosos 42 años después y con Tom Cruise en el esplendor de sus 56 años, la segunda Top Gun.

Si el lector comparte mis gustos, esta seguidilla de títulos (al menos después de Toy Story 4) debe haber suscitado un poderoso efecto de embole anticipado. Pero aun en el terreno de los blockbusters hay cosas más interesantes para aguardar. Mientras labura en su interminable continuación de Avatar (prevista recién para 2020) James Cameron produjo Alita: Battle Angel, una versión del manga cyberpunk dirigida por nada menos que Robert Rodríguez, y eso pinta muy bien. Otro gigante de la industria, Peter Jackson, produjo Mortal Engines, basado en el libro posapocalíptico steampunk y dirigido por Christian Rivers. La nueva película con Will Smith es un thriller de ciencia ficción conceptual cuya dirección fue confiada a Ang Lee. Luego hay películas de más bajo presupuesto realizadas por algunos monstruos sagrados de distintas generaciones, y que bien pueden contar entre lo más interesante por estrenarse. Peter Farrelly dirige su primera película sin su hermano Bobby, Green Book, con Viggo Mortensen y Mahershala Ali, sobre el racismo en el sur de Estados Unidos en 1960. Quentin Tarantino está finalizando su aguardada Once Upon a Time in Hollywood, con un reparto disparatadamente espectacular (DiCaprio, Pitt, Margot Robbie, Pacino, Dakota Fanning, Bruce Dern, Michael Madsen, Kurt Russell ¡y más!). Los venerabilísimos octogenarios Clint Eastwood y Woody Allen nos traen, respectivamente, The Mule y A Rainy Day in New York.

Enec nos brindará cine de procedencias extra-Hollywood: la germano-israelí El repostero de Berlín (recientemente estrenada), la polaca Cold War (de Paweł Pawlikowski), la alemana Stefan Zweig: Farewell to Europe (de Maria Schrader), la comedia francesa Amoureux de ma femme (dirigida por Daniel Auteuil, con él y Gérard Depardieu), la húngara 1945 (de Ferenc Török) y la que más promete: la alemana Transit (de Christian Petzold).

En toda la muestra hubo una sola película latinoamericana: la argentina 4×4, de Mariano Cohn, cuya sinopsis resulta de lo más intrigante. No es que no se vayan a estrenar otras películas argentinas ni de otras procedencias comunes en nuestra cartelera (como de España o Italia y, obviamente, de Uruguay): es simplemente que la infraestructura de esas cinematografías es más precaria y el negocio funciona más al tuntún; nadie sabe cuándo va a estar pronta la película y en qué festivales se le puede dar un poco de manija para, luego, exhibirla lo antes posible para desquitar costos. De todos modos, el roadshow permitió un excelente panorama de lo que nos espera en cuanto a la minoría de películas que suele llevar a la mayoría del público.