El Festival de Cine de Mar del Plata, que, con Francia como país invitado, cursa esta semana su 33ª edición, se ha transformado en otro de los escenarios en que la situación política argentina exhibe sus tensiones. Con una duración de dos días menos de los previstos inicialmente (empezó el sábado 10 y terminará el 17), el evento debió sortear diversos problemas financieros que fueron mencionados por varias figuras del cine nacional. Mercedes Morán, que recibió el premio Astor a la trayectoria, dijo durante la ceremonia de entrega que había temido que el festival se suspendiera debido a “los enormes recortes presupuestarios en la cultura”.

El sábado, día de la apertura, el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, fue abucheado apenas apareció en el escenario. “Qué bueno que chiflen, porque quería hablar exactamente de eso, pero para eso deberíamos poder escucharnos”, dijo Avelluto, y destacó que el festival se había hecho “contra viento y marea”, a pesar de haber tenido que negociar en dólares los derechos de proyección y, por lo tanto, haber tenido que bajar el número de películas exhibidas y la presencia de invitados extranjeros.

Respecto de las películas uruguayas, el domingo y ayer se exhibió Cartitas, de Marco Bentancor y Alejandro Rocchi, y el lunes (en dos funciones) y ayer se pudo ver Belmonte, de Federico Veiroj. El jueves y viernes será el turno de (We are not going to) Fiesta Nibiru, de Manuel Facal, y el viernes y sábado podrá verse Porno para principiantes, de Carlos Ameglio.

Además, desde el sábado hasta el domingo 25 está montada la exposición Bergman 1 en 100, que puede visitarse de martes a viernes de 13.00 a 19.00, y sábados, domingos y lunes de 16.00 a 20.00 en el Museo Casa Castagnino.