En un escenario montado en el medio de la plazoleta ubicada en el cruce de Rivera y Soca, entre banderas de colores rojo, azul y blanco, choripanes y tortas fritas, los cuatro precandidatos del Frente Amplio (FA) participaron en su primer acto público luego de recibir la habilitación oficial por parte del Plenario Nacional del oficialismo.

La primera en llegar a la plaza y tomar el micrófono fue la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, que comenzó su discurso destacando el rol de la “unidad” en el FA. Cosse afirmó que cuando otros actores los quieran “llevar a la polarización y al enfrentamiento”, los frenteamplistas deben volver “al camino del diálogo” y destacó que para eso la unidad del FA no debe ser “monolítica”, sino una “unidad en la diversidad”.

La ministra se refirió a la seguridad y dijo que hay que mirar con “justeza” a la realidad. “No podemos negar que la situación de seguridad tiene algunos rasgos de complicación nuevos”, sostuvo, y manifestó que hay que tener una visión “integral” sobre la inseguridad, que “no sólo tiene que ver con tomar acciones represivas efectivas, sino también con prevenir que la persona cruce al camino del delito”. Para eso, propuso trabajar en la “coordinación” de políticas en territorio. “El tema del desarrollo social no es un problema sólo del Ministerio de Desarrollo Social, así como la educación no es sólo un tema del Ministerio de Educación y Cultura”, ilustró.

Luego fue el turno del dirigente sindical y ex diputado Óscar Andrade, quien comenzó diciendo que el oficialismo tiene “una changa muy importante por delante”, porque el contexto en la región es de “terror” y “pánico”, con retrocesos en derechos y aumento de la violencia. Por eso, llamó a defender las conquistas de los tres gobiernos frenteamplistas, contra la “amnesia” de quienes plantean que se está peor que antes. Sobre la educación, apuntó que muchas veces existe una “sensación” de que nunca se estuvo peor, pero destacó que antes de 2004 entraban 17.000 estudiantes por año a la Universidad de la República y que hoy entran 24.000. “Hay que reconocer que una maestra cobraba 5.000 pesos por mes, las maestras comunitarias no existían, el Plan Ceibal tampoco”, enfatizó. “Son tantas las amnesias, que nos dicen que hay más pobres ahora que antes de 2004”, ironizó.

En materia de seguridad social, subrayó que hoy una mujer puede computar un año de jubilación por cada hijo que tiene y “los cincuentones se pueden desafiliar de las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional[AFAP]. Sin embargo, acotó que no se puede “salir a decir que está todo bien”, sino que es preciso “ser capaces de convencer y discutir” si alguien “piensa que los problemas que todavía nos quedan para resolver se van a resolver en las manos que condenaron al país a la crisis y social económica mas grande de la historia”.

A su turno, Mario Bergara destacó que los cuatro estaban participando en su primer acto juntos, y que ese era un signo de unidad que diferenciaba al oficialismo de otras fuerzas políticas. Comenzó elogiando los avances logrados por los gobiernos del FA, y aseguró que este ha implementado una “reforma estructural en lo económico y en lo social” como nunca antes se había hecho.

El ex presidente del Banco Central puso sobre la mesa el tema de la ética: dijo que es parte del ADN de la izquierda, y advirtió que cuando los “desencantados” cuestionan que el oficialismo no haya dado “mensajes claros” en esa línea, tienen “asidero en la realidad”, ya que, por ejemplo, personas involucradas en los 14 casos que trató el Tribunal de Conducta Política y no fueron resueltos “ya no están con nosotros” (Bergara no lo detalló, pero hay casos como el de Gonzalo Mujica, que se fue del FA, o el de Víctor Semproni, fallecido). Sin embargo, remarcó que “todavía no es tarde”, y que el oficialismo tiene “la chance” de actuar en forma “contundente”, agregando que no puede reivindicarse a Liber Seregni si no se dan “señales implacables” en esta materia. “El FA tiene que sancionar los casos que tienen que ser sancionados”, aseveró.

También se refirió a la ética el intendente de Montevideo, Daniel Martínez. Afirmó que “hay que insistir hasta el tuétano en que ser del FA es igual a tener ética” y que no hay términos medios sobre ese punto: “Se es o no se es ético”. Agregó que el oficialismo tiene que dar “la batalla hasta el fondo” en ese sentido, y que cuando se ve un error hay “que marcarlo y corregirlo”. “Reivindicar la ética es reivindicar nuestro origen”, dijo, en referencia a Seregni, que “predicó con su vida la ética”.

También opinó que la campaña viene “muy bien” y que la variedad de precandidaturas ayuda a que los frenteamplistas y quienes mantienen “dudas” puedan ver al FA como una opción, pero acotó que la campaña interna no va a consistir en “marcar las diferencias” sino que será de cooperación. Opinó que en un cuarto gobierno sería necesario avanzar en “desarrollo productivo, un salto en calidad de la enseñanza, la profundización de la integración social y el ataque decidido a la inseguridad”. Sobre esa base, pero “tendiendo la mano fraterna”, dentro y fuera del FA, hay que mostrar que este tiene “las ideas y el compromiso” y que no está dispuesto a tolerar a aquellos que “siembran el odio y la mentira y lo único que hacen es denostar a la nación”, enfatizó.