Desde el rol docente era complicado indicarles bibliografía a los estudiantes de moda. “Todo era de afuera, nada era autóctono. Los tenía que remitir a referentes actuales, que no siempre los podían atender, o a plataformas digitales, que no eran verificables, y acá hay una historia muy rica”, recapitula Magdalena Ponce de León. En el intento de llenar ese vacío editorial, esta licenciada en Comunicación se unió a Ángela Rubino, egresada de la primera generación del Centro de Diseño Industrial, y empezaron a investigar y a entrevistar a gente implicada en el rubro. Anoche, en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, presentaron el primero de cuatro tomos: Historia de la moda uruguaya: 1985 a 2018. “Es un tema muy amplio, con muchas puntas para trabajar”, argumenta Ponce de León. Además de incluir un relevamiento de fotografías –posadas, de pasarela, de revista o de archivo–, recurrieron al ilustrador Gerardo Pérez, que es arquitecto y diseñador industrial, para que reflejara algunas tendencias. Con un tiraje de 1.500 ejemplares, lanzaron esta primera entrega que, por ahora, se puede adquirir por 600 pesos, en forma directa, en facebook.com/coleccionmodauruguaya.

Foto del artículo 'Presentaron el primer tomo de “Historia de la moda uruguaya: 1985 a 2018”'

El período que eligieron para el libro inicial toma como mojón la vuelta a la democracia, momento en el que, “además de que hubo un contexto socioeconómico y un clima político particular, también sucedió todo un cambio de mentalidad. A nivel internacional es cuando el diseño empieza a tener un lugar en el mercado y en la academia. Acá, en 1988 se abrió el Centro de Diseño Industrial y las industrias textiles tuvieron su momento de auge”. El próximo volumen estará dedicado a 50 diseñadores locales, un listado que arranca en 1910. “Yo no sabía la influencia que había tenido Pedro Figari en la configuración de la carrera de diseño industrial, así que notamos que había actores que nos quedaban fuera del libro y que habían tenido muchísima incidencia”, cuenta Ponce de León. Por eso continuarán luego con 50 figuras de la moda uruguaya, que “abarcará a todas las personas que intervinieron desde la gestión cultural, los productores, los maquilladores, los modelos...”. El último volumen previsto irá de 1890 a 1980: “Vamos a sobrevolar las grandes corrientes de esos tiempos. También nos quedaban fuera lo que fueron las grandes tiendas por departamentos, como London-Paris, si bien hacemos referencia a ellas, que fueron las que dieron origen a las galerías. Nos vimos en el dilema de entrar o no en el tema de la industria textil, porque cuando surge con fuerza el diseño y se crean carreras, la industria en este país se empieza a pinchar. Consultamos a varias fuentes del Banco Central sobre exportaciones. Hubo una industria que fue sólida y que exportaba a mansalva, y ahora que hay diseñadores ávidos de materiales, se los tienen que buscar afuera”. Al mismo tiempo, recalca la autora, “Uruguay es un punto muy atractivo de retail para marcas internacionales, pero ese consumo, que aumentó muchísimo a nivel interno, no se traduce en la producción nacional. Los diseñadores no pueden competir ni en precio ni en cantidad, tienen que reconfigurarse y competir en calidad, en terminaciones, en la originalidad de sus propuestas. O sea, tienen que hacer frente a esta realidad de cadenas internacionales que van a seguir llegando. Así que el desafío radica en diferenciarse”.