Con la finalidad de presentar fuera de España su proyecto de Ley de Nacionalidad para Descendientes, Sara Vilà, senadora de la alianza catalana En Comú Podem, y Eduardo Velázquez, uno de los portavoces del partido Izquierda Unida para el exterior, visitaron Argentina y Uruguay. La iniciativa fue admitida por el Senado español en junio para su tramitación. A su paso por Montevideo, la diaria conversó con ambos dirigentes sobre la situación del independentismo catalán, el crecimiento de la ultraderecha en Andalucía y cómo se posiciona la izquierda en Europa y América ante el avance conservador.

¿Cómo se está viviendo en Cataluña el momento político actual, signado por el juicio contra los principales impulsores del proceso independentista?

Sara Vilà (SV): Desde nuestro espacio político, nosotros siempre hemos defendido las libertades y creemos que las personas que están presas en este momento son presos políticos. Nosotros no estuvimos a favor de lo que hizo el movimiento independentista y fuimos contrarios a esa declaración unilateral de independencia, aunque sí reconocimos como legítima la movilización del 1o de octubre del año pasado y muchos de nosotros fuimos víctimas de la violencia policial ejercida ese día. Muchos integrantes de nuestro espacio político participamos activamente ese día y fuimos testigos de lo que pasó. Incluso presentamos denuncias y pedimos la conformación de una investigación para establecer responsabilidades, pero estas iniciativas no fueron aprobadas ni en el Senado ni en el Congreso. Más allá de esto, reconocemos que fue un gran error la declaración unilateral de independencia, porque no había en Cataluña una mayoría suficiente como para llevar a toda la sociedad a un estado independiente. Siempre hemos dicho que se precisan grandes mayorías, grandes consensos sociales para llevar adelante una iniciativa como esta. Creemos que la prisión preventiva de los impulsores de la declaración de independencia es una venganza política de la Justicia, que es una Justicia totalmente politizada, a la que le falta mucha independencia, y estamos luchando para que esa independencia judicial sea posible en España. Porque, además, las deficiencias de la Justicia española son cada vez más evidentes, ya no sólo por el tema de los presos políticos catalanes, sino también porque ahora mismo hay sindicalistas, cantantes de rap y cómicos que están en prisión o en procesos judiciales porque la libertad de expresión, desgraciadamente, se está viendo muy mermada en los últimos años en España. Yo creo que todo forma parte de lo mismo. Los políticos catalanes no deberían estar en prisión preventiva, porque es un ensañamiento judicial. Deshacer el nudo en el que estamos metidos políticamente pasa porque estas personas queden totalmente libres.

El 21 de diciembre se celebrará en Barcelona un consejo de ministros del gobierno de Pedro Sánchez, algo que varios sectores independentistas catalanes perciben como una provocación, y por eso han llamado a manifestarse en las calles. ¿Cómo lo percibe usted?

SV: Nosotros siempre hemos visto las movilizaciones sociales como una riqueza. No le tenemos miedo a la democracia y siempre hemos dicho que cuando dos millones de catalanes y catalanas se movilizan hay que escucharlos. Yo creo que ese ha sido el gran fallo que tuvo el gobierno del Partido Popular [PP] de Mariano Rajoy y que puede que ahora en parte lo esté repitiendo el Partido Socialista Obrero Español [PSOE]. Es cierto que el gobierno de Pedro Sánchez comenzó con buen pie, abierto al diálogo, pero la cosa se ha ido complicando y ahora la relación no es la mejor. Entonces es lógico que los sectores independentistas tiendan a manifestarse. Pero me parece que ellos se encuentran ahora mismo en un callejón sin salida, porque ciertamente el unilateralismo ha fracasado como estrategia. Por eso es preciso mucho diálogo, pero no sólo con el Estado español, sino que hace falta que dialoguemos mucho en la interna entre catalanes, porque estamos eternamente empatados, y mientras unos van poniendo los lazos amarillos, los otros los van quitando. Parece que tanto los sectores independentistas como Ciudadanos –que vive del conflicto–, en vez de buscar soluciones, siguen intentando mantener el enfrentamiento. Yo creo que eso es un grave error.

¿Cómo evalúan la fuerte votación que logró el partido ultraderechista Vox en Andalucía?

Eduardo Velázquez (EV): Viéndolo un poco de afuera –porque no soy andaluz, sino madrileño, y he vivido mucho tiempo fuera de España–, pienso que hay dos motivos de fondo para que se diera esta votación. En primer lugar, hace unos meses Pablo Casado fue elegido secretario general del PP. Se trata de un dirigente distinto a [el ex presidente del gobierno] Rajoy, que por más que tuviera una política muy de corte neoliberal, totalmente contraria a lo que nosotros proponemos, era bastante más cuidadoso en algunos temas, por ejemplo en el de la inmigración. Su sucesor es bien distinto y de inmediato ha centrado su discurso en el odio al diferente, en generar miedo en la población española, diciendo que hay millones de personas del otro lado del estrecho esperando para entrar en España, algo que no es así. Se fue generando un contexto ideológico que ha favorecido el crecimiento de fuerzas políticas como Vox. Si bien Vox ya existía, ahora se ha visto con un contexto propicio y cuenta con un apoyo económico muy importante y con el asesoramiento de Steve Bannon, el jefe de campaña de Donald Trump, que también en este último tiempo colaboró en Brasil con la campaña de Jair Bolsonaro. Pero una cosa importante que vale la pena aclarar es que Vox, a diferencia de lo que ellos proclaman, básicamente erosionó votos del PP y también contó con muchos votos tradicionalmente abstencionistas. Pero la votación en los barrios populares y en los pueblos de clase trabajadora, donde hay más desocupación, no ha sido para ellos, y eso con los datos en la mano es importante decirlo. El otro factor que ha hecho posible el ascenso de Vox es la desmovilización del votante de izquierda, que no fue a votar; tanto la gente que tradicionalmente apoyó al PSOE como el votante de nuestro espacio que [en esa comunidad autónoma] es Adelante Andalucía.

¿Ustedes creen que esta buena votación de Vox puede replicarse en otras comunidades autónomas del país?

SV: La amenaza está ahí. Vox indudablemente va a aprovechar este gran altavoz que van a ser los 12 diputados que tendrá en el Parlamento andaluz, e incluso pueden llegar a tener un senador a nivel nacional, les puede corresponder. Va a tener una gran oportunidad de amplificar ese discurso facilón, que apela mucho a los sentimientos negativos de la gente, a la crispación, al odio al inmigrante, contrario a las políticas de género. Ellos expresamente están diciendo que pretenden derogar la ley contra la violencia machista y combatir el feminismo, que en los últimos años ha tenido un ascenso enorme en la sociedad. Todos esos avances que han existido no tienen marcha atrás, pero sí hay una reacción machista ante esto. Es verdad que lo que está ocurriendo es que se ha conformado una internacional reaccionaria, que ha empezado a contaminar el panorama político tanto en Europa como en América, y los ejemplos sobran: Marine Le Pen en Francia, Mateo Salvini en Italia, Viktor Orban en Hungría, Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil. Desde la izquierda debemos combatir esa internacional reaccionaria por todos los medios, y eso no debe ser sólo tarea de los partidos políticos, sino que deben tener un papel importante las organizaciones sociales y las movilizaciones populares. Es necesario explicarle a la gente que hay otra patria más allá de la que proponen estos sectores: una patria positiva, que es la patria de la gente, de los servicios públicos, de la educación y la salud pública, de los trabajadores y sus derechos conquistados después de muchos años de lucha. Eso también es patria. Y la patria que representan Vox, el PP y Ciudadanos no es más que un identitarismo rancio, que además es excluyente de las clases populares, de inmigrantes, de feministas, de ecologistas y de cualquiera que no sea como ellos.

¿Cómo debería posicionarse entonces la izquierda, no sólo en Europa, sino en el mundo, para volver a conquistar a ese votante que parece haber perdido?

EV: Como esta extrema derecha en crecimiento siempre apunta a cuestiones de la entraña, me parece que la izquierda debería hacer lo mismo, hablarle a la gente de cosas muy elementales: vivienda, empleo, servicios públicos. Hablando de este tipo de cosas se desenmascara fácilmente a esta derecha. Vox, además de ser un partido racista y fascista, es un partido ultraliberal; entonces, si cambias el foco de la discusión, les puedes hacer mucho daño. Porque ellos les dicen a las clases populares que los inmigrantes les están quitando el trabajo, pero ¿que proponen ellos? Bajar los salarios mínimos, que no haya servicios públicos, que tengan que pagar un dineral por una operación cuando la necesiten, por ejemplo. Creo que poner el foco en este tipo de cuestiones hace jugar a estos partidos de derecha en un terreno incómodo, y no en el que a ellos más les gusta, que es el que tiene que ver con las cuestiones nacionales, identitarias.