El Consejo de Formación en Educación (CFE) junto con la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe) de Buenos Aires presentaron la nueva Maestría en Formación Docente cuya primera cohorte estará integrada por 50 profesores uruguayos. La modalidad será presencial los viernes de tarde y un sábado al mes, y mantendrá durante los dos años un fuerte apoyo de forma virtual. Los cursos serán dictados por docentes de la universidad del país vecino y, tal como explicó el profesor de la Unipe José Antonio Castorina, “la estructura de la maestría descansa sobre la especificidad del estudio de las prácticas docentes, y supone un cambio sustantivo respecto del concepto de formación docente, ya que se transfiere a los formadores de docentes las herramientas teóricas y metodológicas para hacer investigación sobre sus prácticas. Ese es el núcleo de la maestría”.

A la maestría sólo pudieron postularse docentes que no tuvieran otros estudios de posgrado, porque “el fin es democratizar el acceso a este nivel y que todos tengan la posibilidad de expandir sus estudios”, enfatizó la directora del CFE, Ana María Lopater, quien también señaló que esta nueva opción se enmarca en uno de los objetivos iniciales del Consejo: “Expandir los estudios de posgrado en cantidad y calidad, así como también la formación docente”. Los 50 estudiantes que participarán fueron elegidos por un comité académico y cursarán nueve módulos obligatorios y tres opcionales, que los guiarán hacia la tesis. Para Castorina, uno de los puntos originales de la maestría es la figura del tutor y su presencia constante desde el inicio de la carrera, apoyando al maestrando aún en la cursada teórica, con el fin de usar esos insumos para desarrollar la tesis desde el principio.

Castorina detalló que a la hora de construir esta maestría, la pregunta central fue: “¿Hay formación si los formadores no realizan un trabajo sistemático de producción de conocimiento sobre la práctica?” A su entender, “la comprensión de cómo y porqué un docente hace lo que hace, un conocimiento por parte de los formadores de las conceptualizaciones, resulta un paso insoslayable en el proceso formativo. El conocimiento de la práctica y la investigación nos parecen indisociables; los docentes y formadores pueden ser investigadores de sus propias prácticas”.

El docente argentino hizo hincapié en que este posgrado es “un intento sustentable de romper la dicotomía entre universidad y docencia. Se trata de una maestría profesionalizante, a diferencia de las académicas”. Explicó que busca “vincular específicamente el fortalecimiento y consolidación de las competencias propias de la profesión” en vez de “desarrollar específicamente la investigación en un campo de saber disciplinar específico”.

De esta forma, el objetivo “no podía ser otro más que consolidar un modelo reflexivo de formación docente, y, en este sentido, formar formadores que puedan analizar las prácticas situadas de los futuros docentes en el marco de la didáctica profesional”, señaló Castorina. Al respecto, agregó que “entre los objetivos específicos se destaca que los maestrandos conozcan distintas alternativas de registro de la actividad docente y que sean capaces de identificar episodios de actividad docente, que puedan formular hipótesis y contrastar mientras dialogan con los futuros colegas”.

Entre otros aspectos positivos de la unión entre el CFE y la Unipe, Castorina mencionó las redes de grupos de investigación internacionales en las que participa la universidad pedagógica y que ahora se abren para los docentes uruguayos; a modo de ejemplo, mencionó algunas universidades francesas y de la región con las que se podría empezar a trabajar a partir de esta maestría.