Dada la brecha de género que existe en el mundo entero en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por su sigla en inglés), la ONU decidió, a fines de 2015, que el 11 de febrero sea el Día Internacional de las Mujeres y Niñas en la Ciencia. Según el organismo internacional, “en los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia”, pero “siguen enfrentándose a barreras que les impiden participar plenamente en esta disciplina”. Como dato señalan que un estudio realizado en 14 países da cuenta de que “la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es de 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es de 37%, 18% y 6%”.

En Uruguay la situación es un poco diferente pero igual de preocupante: si bien más de la mitad de las personas que se dedican a la ciencia son mujeres, la presencia femenina apenas supera el 10% en los niveles más avanzados y jerárquicos de la carrera científica. Como forma de plegarse al Día Internacional de las Mujeres y Niñas en la Ciencia, el Institut Pasteur de Montevideo decidió predicar con el ejemplo: 11 de sus investigadoras llevaron a sus niñas y familiares pequeños a los laboratorios del instituto para que vean cómo se construye a diario la maravillosa aventura de la ciencia. Las fotos fueron tomadas también por investigadores del Institut Pasteur: Gustavo Salinas e Inés Carrera trabajan en el Laboratorio de Biología de Gusanos y María Eugenia Francia investiga en el Laboratorio de Hospedero-Patógeno. Las fotos transmiten con fuerza la idea del Día Internacional, pero queríamos más. Así que las investigadoras también nos dejaron algunas reflexiones sobre el tema.

Mariana Bonilla

Área en la que trabaja: Laboratorio de Biología Redox de Tripanosomas.

¿Cómo nació tu vocación científica? De niña, e incluso de adolescente, nunca soñé que iba a ser científica. Sí sabía que quería ser madre y trabajar fuera de casa. Más tarde, la magia de sacarle a la naturaleza sus secretos me atrapó. Hoy puedo combinar todo eso y me considero afortunada: trabajo en lo que me gusta, investigando y contribuyendo a formar estudiantes, a los que transmito esta pasión por la ciencia y que cuestionan explicaciones, y tengo un hijo increíble del que aprendo gracias a su curiosidad por entender el mundo en el que vive. Es cierto que todo esto necesita esfuerzo y no siempre es sencillo, pero no todas las mujeres tienen estas oportunidades.

Mariela Bollati

Área en la que trabaja: Responsable de la Unidad de Biología Celular.

¿Por qué la foto con tu hija en ese lugar en particular y con esos objetos? Francesca me acompaña al laboratorio desde muy pequeña, ya que compartimos la creatividad y la complicidad de observar más allá de lo que se percibe a simple vista; por eso la elección. El objeto que observamos ese día en particular es un piojo que aislamos de su cabecita.

¿Se fascina Francesca por la ciencia? Todo niño se fascina, independientemente de su género. Los niños son curiosos, exploradores, “científicos” por naturaleza. Nuestra labor es incentivarlos y motivarlos para que mantengan viva esa llamita de la curiosidad durante su crecimiento, libre de prejuicios y preconceptos.

Martina Crispo

Área en la que trabaja: Responsable de la Unidad de Animales Transgénicos y de Experimentación.

¿Cómo ves a Uruguay en relación a la inserción de las mujeres en la ciencia? Uruguay no es muy diferente de la realidad mundial en cuanto a la inserción final de las mujeres en la ciencia. Si bien las mujeres son el grueso de la masa laboral en los niveles técnicos, de maestría y doctorado en ciertas áreas del conocimiento, son pocas las que luego se insertan en altos cargos. La pregunta que nos hacemos, entonces, es por qué esas mujeres, formadas en iguales condiciones que los hombres, no llegan a ocupar altos cargos en ciencia y tecnología, y por qué los puestos en los que se toman las decisiones están mayoritariamente ocupados por hombres.

¿Por qué la foto con tu hija en ese lugar en particular y con esos objetos? Yo elegí nuestro Laboratorio de Reproducción Asistida porque ahí es donde nace la vida, cuando se forma el embrión. Siempre me atrajo este fenómeno, la reproducción y la fecundación, el origen de todo. Poder ver cómo se desarrolla un embrión ni bien se une un óvulo con un espermatozoide me sigue asombrando cada día. Es la mejor expresión del poder de la naturaleza. Mi hija eligió sacarse la foto con la ratoncita, la llamó Blancanieves. Desde muy pequeña ha expresado gran cariño hacia los animales e interés por su cuidado.

¿Se fascina Clara por la ciencia? Sin dudas; entender que estos animalitos nos ayudan a curar a la gente y a otros animales la ha acercado a la ciencia de una forma muy natural. Es algo que también vemos en las visitas de escuelas y liceos, o en las jornadas de puertas abiertas del instituto. El mensaje del aporte de la ciencia para curar nuestras propias enfermedades y la de los seres que amamos es algo que les queda grabado y recuerdan para siempre.

Luisa Berná

Área en la que trabaja: Genómica comparativa (Bioinformática – Unidad de Biología Molecular).

¿Cómo ves a Uruguay en relación a la inserción de las mujeres en la ciencia? Se ha tratado de realizar cambios, pero aún son muy tibios. En parte todavía no hay una aceptación generalizada de que tenemos un problema. Las decisiones importantes las toman los hombres, los proyectos de mayor monto son evaluados mayoritariamente por hombres, etcétera. Basta ir a la página del SNI para ver que su conducción está exclusivamente conformada por hombres. La inclusión de mujeres no implica de por sí una solución, pero la exclusividad de hombres muestra un problema. Si bien hay trabajos publicados que demuestran esta problemática en nuestro país, aún no son tomados en cuenta a la hora de generar políticas o posibles soluciones al respecto.

¿Por qué sacarte la foto con tus hijos en ese lugar en particular y con esos objetos? Un escritorio con una computadora tal vez no es la imagen más interesante que tenemos asociada a un científico... ¡pero es mi lugar! Aunque he trabajado en equipos con científicos de “mesada”, estoy todo el día en la computadora realizando experimentos “in-silico” (estudios que se hacen en la computadora, con secuencias de ADN y proteínas, que analizo mediante distintas herramientas, todas informáticas). Ahora estamos trabajando en un nuevo genoma de T cruzi, el agente causal de la enfermedad de Chagas. Es un organismo y un genoma tan complejo como interesante.

¿Se fascina Isabella con la ciencia? Totalmente, hacer experimentos una de sus actividades preferidas. Le encantan, tanto como hacer pociones mágicas con distintos ingredientes con su primo y su hermano. Pero también tiene mucha curiosidad y le gusta explorar; tal vez son características generales en la infancia. Espero poder fomentarle el espíritu creativo, la libertad y el potencial que tiene para hacer cualquier cosa que desee a lo largo de su vida.

Romina Pagotto

Área en la que trabaja: Unidad de Biología Celular.

¿Cuál sería, a tu criterio, el mayor problema para las mujeres que hacen ciencia en Uruguay? Lo que se percibe en el ámbito científico es que a las mujeres les lleva más tiempo o les cuesta más esfuerzo alcanzar las mismas metas que los hombres. Y cuanto más avanzada la carrera, más marcada la diferencia. Por ejemplo, es una realidad que las mujeres dedicamos más tiempo a la crianza de los niños y eso va en detrimento de la productividad científica. Si bien hay políticas públicas que contemplan la maternidad e incluso en la evaluación del SNI se puede pedir prórroga, tenemos que esforzarnos para recuperar “el tiempo perdido” o resignarnos a un currículum más magro, que repercutirá negativamente a la hora de competir por un puesto. Otro problema, aunque un tanto “invisible”, son los preconceptos y las afinidades naturales que pueden afectar (aun involuntariamente) la decisión de un comité evaluador sesgado en género, principalmente en los niveles más avanzados de la carrera, donde la proporción de varones es mayor.

¿Por qué la foto con tu hija en ese lugar en particular y con esos objetos? Estamos trabajando en una cabina de flujo laminar. Ella me ayuda a sostener una propipeta automática, que se utiliza para dispensar medio a las células, que son el material principal con el que trabajo. Elegí ese lugar porque es donde paso buena parte de mi tiempo (manipulando células), y quería que mi hija supiera qué hace su mamá cuando va al trabajo.

¿Se fascina Paloma con la ciencia? ¡Mi hija de tres años se fascina con todo! A esa edad, niñas y niños (el género no importa) son todos potenciales científicos: todo es interesante, hacen miles de preguntas y están siempre dispuestos a experimentar. Sólo es cuestión de darles la oportunidad.

Victoria Prieto

Área en la que trabaja: Laboratorio de Genética Molecular Humana.

¿Qué estamos haciendo mal para que haya menos mujeres licenciadas, con maestría o doctorados en ciencia que hombres? La ONU está desarrollando un evento que gira en torno a una pregunta similar: ¿por qué no hay mas mujeres involucradas en la ciencia, particularmente en los lugares de mayor reconocimiento y toma de decisiones? Desde el punto de vista de la vocación y las ambiciones, se ha documentado que los estereotipos y las expectativas de la sociedad van dando forma a la percepción de las propias capacidades de las niñas. Ya entre los cinco y seis años se establecen esos roles y la mayoría de las niñas no se identifica –y por lo tanto no se inclina– por actividades que son percibidas como algo que requiere mucha inteligencia. Sin embargo, no hay evidencia de que varones y niñas tengan diferentes capacidades, y esta realidad es producto de una construcción social que promueve determinadas características en uno u otro género. Se podría actuar para que las niñas no sientan esas condicionantes a su vocación y mostrarles que pueden dedicarse a lo que sea que les interese hacer.

¿Cómo ves a Uruguay en relación a la inserción de las mujeres en la ciencia? Hay más mujeres que hombres haciendo ciencias biológicas. Lo que sucede es que no avanzan en la carrera en igual proporción, tanto aquí como en Europa o Estados Unidos. Entre los egresados de las licenciaturas las proporciones de varones y mujeres son parejas, y en algunos casos se reciben más mujeres que hombres, pero si miramos la carrera de los investigadores del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) se ve claramente que en los niveles más bajos las proporciones son parejas, pero en los niveles superiores los hombres son mayoría (en nuestro instituto las mujeres en total son cerca de 60%, mientras que entre los líderes de grupos son menos de 20%). Un estudio que analiza esto en el SNI (Bukstein y Gandelman, 2017) muestra evidencias de una gran dificultad de las mujeres para desarrollar currículums competitivos con respecto a los hombres. La maternidad (aunque no es lo único que lo explica) tiene un impacto muy profundo en el desarrollo de sus carreras. En ese trabajo también surge evidencia de sesgos que no reflejan diferencias de méritos y que representan lo que se conoce como “el techo de cristal”. Creo que debemos adoptar políticas explícitas para promover las carreras de las mujeres, que conciernen, en realidad, a todas las áreas en las que nos desempeñamos. Por ejemplo: apoyar más la maternidad con licencias parentales, apoyar en el cuidado de niños y ancianos y –esto es muy importante– hacer esfuerzos para que los aspirantes a cargos de jerarquía sean tanto mujeres como hombres. Entonces creo que la pregunta en este día no pasa sólo por qué estamos haciendo para atraer y reclutar más niñas, sino también para reconocer y promover a las mujeres que se dedican a la ciencia.

Florencia Irigoín Costa

Área en la que trabaja: Facultad de Medicina (docencia); Investigadora Asociada Honoraria.

¿Cuál sería, a tu criterio, el mayor problema para las mujeres que hacen ciencia en Uruguay? La mayor dificultad que tenemos las mujeres que hacemos ciencia en este país –y en el mundo– es la capacidad de ascenso y de llegar a puestos de dirección y toma de decisiones. Esta dificultad no aparece sólo en la ciencia. Hay muchos estudios que muestran la existencia del famoso techo de cristal: a pesar de que los números de mujeres y hombres son similares al comienzo de la carrera, el número de mujeres en puestos de mayor importancia disminuye drásticamente. Si bien estamos asistiendo a un cambio importante en este sentido (es completamente diferente la participación que tenía mi padre en las actividades domésticas que las que hoy tienen mis hermanos y mi marido), muchas de las tareas asociadas a la crianza de los hijos y el cuidado de las personas mayores aún recae sobre las mujeres. Además, la ciencia es una actividad sumamente demandante, no sólo en términos de tiempo sino de concentración y “disponibilidad mental”, como me gusta llamarlo. Al menos a mí me resulta difícil poder abstraerme completamente de lo doméstico y concentrarme únicamente en el trabajo. Estamos trabajando y pensando en todas esas pequeñas cosas de la casa y de los hijos: “Tengo que sacar hora para el pediatra”, “tengo que avisar en el colegio que se va a jugar con un amigo”, etcétera. Creo que esto es más femenino, y la capacidad de las mujeres de hacer varias cosas a la vez, en la ciencia y en nuestra carrera, puede jugarnos en contra.

¿Por qué la foto con tu hija en ese lugar en particular y con esos objetos? En la foto, Malena y yo estamos mirando un gel donde se ven bandas de proteínas teñidas de azul. Este es el resultado de una técnica bioquímica que permite separar a las proteínas por su tamaño (las más pequeñas se ven más abajo en el gel que las más grandes) y visualizarlas. He usado esta técnica infinidad de veces durante mi carrera, y me encanta. El gel que estamos mirando es del trabajo de maestría de uno de mis estudiantes, y le mostraba a Malena cómo, con varios experimentos, él pudo separar la proteína que estaba estudiando de muchas otras que no nos interesaban.

¿Se fascina Malena con la ciencia? ¡Sí, claro! Malena me acompaña al laboratorio desde que era pequeña, sobre todo los sábados, cuando tengo que ir a “darles de comer a las células”. Le gusta mirar las células al microscopio y ayudarme en lo que puede. Ha sido la más curiosa de mis hijos y desde siempre ha querido entender todo: la célula, el cuerpo humano, la historia, la psicología, la gente. Todos los niños tienen una enorme capacidad de asombro y curiosidad, que debemos explotar y potenciar. Esa capacidad, fundamental para poder hacer ciencia, no tiene género.

Cecilia Abreu

Área en la que trabaja: Programa de Tecnología Molecular, Celular y Animal.

¿Cómo ves a Uruguay en relación a la inserción de las mujeres en la ciencia? Creo que en Uruguay, y en el mundo, se está avanzando para fomentar la participación de las mujeres en la ciencia, así como su permanencia en el sistema. Se han tomado acciones que buscan contemplar la realidad de que la maternidad impacta en las carreras científicas de las mujeres. Por ejemplo, en los llamados a becas de posdoctorado generalmente existe un límite de edad, y hace unos años se está teniendo en cuenta el número de hijos que tienen las mujeres para extender este límite. En ciencia hay una relación bastante lineal entre el tiempo invertido y los méritos académicos logrados, por lo que no se trata de “facilitarles” el camino a las mujeres que son madres, sino de darles más tiempo para alcanzar los méritos necesarios. Hay que seguir trabajando en este sentido.

¿Por qué la foto con tus hijas en ese lugar en particular y con esos objetos? Porque es mi lugar de trabajo cotidiano y quería que ellas formaran parte de él, aunque fuese un ratito. Me ayudaron a preparar “comida” para las células con las que trabajo.

¿Se fascinan Clara y Paula con la ciencia? Sin dudas. Creo que todos los niños son curiosos e ingeniosos por naturaleza, hace falta poco para fomentarlo. Ellas vieron cómo dos polvos con el mismo aspecto blanquecino, en contacto con el agua, se transformaron en un líquido amarillo y otro rosado, y me dieron unas explicaciones muy interesantes de por qué pasó eso. Los invito a que hagan pensar a los niños que tienen a su alrededor sobre fenómenos naturales: se van a sorprender con lo creativos que pueden ser.

Cecilia Ortiz

Área en la que trabaja: Laboratorio de Biología Redox de Tripanosomas.

¿Qué relación hay entre la ciencia y la maternidad? La ciencia y la maternidad implican grandes desafíos, y como ambas se basan en ensayo y error requieren mucha paciencia, observación, acción y reflexión. Ambas cuentan con el factor sorpresa, lo que las hace muy divertidas. Son fuentes de aprendizaje continuo y de sacrificio, pero del que se hace con una sonrisa. Te mueven y te hacen salir de tu zona de confort.

¿Se fascina Mora con la ciencia? Amo ver a mi hija crecer asombrándose mientras descubre el mundo. Cuando te pica el bichito de la curiosidad ya no hay vuelta atrás. Ojalá Morita quiera ser investigadora como su mamá.

Marcela Díaz

Área en la que trabaja: Unidad de Microscopía.

¿Cómo nació tu vocación científica? La primera vez que pensé “quiero ser científica” fue en una clase de biología práctica en quinto de liceo. La profesora nos pidió que pusiéramos agua con pasto y tierra en un frasco de vidrio y lo dejáramos una semana tapado. Después, fuimos al laboratorio sin muchas expectativas, puse una gotita de esa agua sucia bajo el microscopio y, con asombro, vi por primera vez vida microscópica. Entonces supe que quería ser bióloga.

Rocío tiene recién 17 meses... ¿cómo despertar la vocación científica en las niñas? La imagen típicamente masculina del científico probablemente desanime a las niñas a elegir esta profesión tan valiosa para el desarrollo del país, por eso es importante que haya estímulos adecuados en los primeros años de formación.

María Dolores Piñeyro

Área en la que trabaja: Unidad de Biología Molecular del Institut Pasteur; Biología Molecular de Parásitos en la Facultad de Medicina

¿Cuál sería, a tu criterio, el mayor problema para las mujeres que hacen ciencia en Uruguay? En algunas carreras como Ciencia de la Salud y Médica, hay más egresadas mujeres que hombres. Sin embargo, hay menos mujeres en las etapas siguientes, posgrados, maestría y doctorado, y en los cargos de dirección o jefatura. A mi criterio, el problema es que existe un freno en el desarrollo profesional. La posibilidad de asumir más horas y responsabilidades no son las mismas para hombres y mujeres debido a la distribución desigual de responsabilidades familiares. Por tanto, las trayectorias son más lentas para las mujeres y en algunos ámbitos, como el académico, se da una división de trabajo basado en género por la que las mujeres realizan más tareas docentes o de extensión, que no obtienen iguales puntajes de evaluación que las tareas de investigación.

¿Por qué la foto con tu hija y sobrina en ese lugar en particular y con esos objetos? Elegí la mesada donde trabajo porque me gustaba la idea de que mis niñas realizaran el “experimento” en el lugar donde estoy día a día. El experimento consistía en mezclar dos soluciones de colores diferentes y agua usando tubos y pipetas automáticas, al tiempo que debían colocarse todos los elementos de seguridad (túnica, lentes, guantes). Sabía que esta actividad les iba a gustar mucho, y así fue, les encantó jugar a mezclar las soluciones utilizando las pipetas y ver los diferentes colores que generaban.

¿Se fascinan Malena y Luana con la ciencia? A mi hija le encanta la ciencia, hacer experimentos, y todo el tiempo se pregunta y me pregunta cosas muy interesantes. A mi sobrina le gusta mucho mezclar cosas y hacer experimentos; también le encanta el fútbol, y está aprendiendo en una escuelita de fútbol para niñas. Es importante trasmitirles desde nuestro lugar que no hay actividades de niños o niñas, que se pueden dedicar a la ciencia o a jugar al fútbol si es lo que les apasiona. Trasmitirles que cualquiera puede dedicarse a lo que le gusta: no existen profesiones para hombres o para mujeres.