Mate o café, sillones para sentarse en comodidad, alguna cerveza que otra, instrumentos para tocar y alguna consola para distraerse con unos juegos; caras cansadas, la ausencia de sueño es acompañada por las ansias de mostrar qué se trae entre manos, por exhibir qué atrajo tanto desvelo. Así se vivieron las últimas horas de uno de los eventos más importantes de videojuegos en Montevideo, y probablemente así se haya experimentado en el resto del mundo (salvo por lo del mate). El fin de semana del 26 al 28 de enero los programadores, diseñadores, músicos y, en general, personas con amor hacia la industria de más de 95 países, se reunieron para crear videojuegos en una maratón de 48 horas llamada Global Game Jam.

El punto de partida fue el 26 a las cinco de la tarde. Allí todos esperaron el disparador creativo que hizo que los juegos se basaran en una sola temática: transmisión. Nueva Zelanda fue el primero en enterarse, pero no podía compartirlo en las redes sociales: no fuera cosa que le hiciera spoilers a Hawaii, que es el último en recibir esa combinación de agujas en su reloj. Con el pistoletazo dado, las tres sedes de la Global Game Jam en Uruguay se largaron a desarrollar videojuegos.

Estuvimos presentes en la que quizás sea la más popular en nuestro país, que se instala en Sinergia Cowork. Abrió sus puertas el domingo a las 17.00 para mostrar de qué material está hecho el aguante de nuestros desarrolladores.

Sentando la base en el espectacular nivel artístico de cada juego presentado y en el trabajo que conllevó que cada título tuviese una producción propia en el apartado musical, elegimos no hablar de todos, por el amor a la síntesis. Los que no podíamos dejar de lado –en un criterio caprichoso– fueron Roadie Hero, Currents Wars y Codename: Centralita.

El primero nace con una premisa desopilante: somos un sonidista que al subir a un escenario a probar los micrófonos con su clásico “oh, oh, hola”, ve a un público que responde enloquecido ante la prueba de sonido que está dando. Lejos de la parte más narrativa, Roadie Hero va de sortear puzles circulares a alta velocidad, en los que podremos movernos con el sonido de nuestra voz. Si el jugador es bueno utilizando sus cuerdas vocales como herramienta, verá un público efervescente y, de lo contrario, los errores se pagarán con una tristeza multitudinaria.

Codename: Centralita va de un soldado ruso que, desconociendo que terminó la Segunda Guerra Mundial, sigue confinado en un lugar recóndito de su gigantesco país. En ese asilo, una invasión alienígena se le presenta y debe defenderse usando solamente torres de transmisión, que lamentablemente sólo activan sus ondas mediante código morse. La ingeniosa mecánica pide ser muy ágil con los dedos, recordar patrones y, por qué no, darle de vez en cuando al famoso SOS.

El último a mencionar es Currents Wars, un título que enfrenta a Thomas Edison con Nikola Tesla en una guerra por destruir la “fábrica” del otro; eso sí, sólo se puede lograr si controlamos un monstruo –similar a Frankenstein– para que nos dé una mano. El juego se convierte en una puja por una inteligencia artificial que es neutral a ambos jugadores y que, mediante el uso de antenas, controlaremos a nuestro gusto para derrotar al oponente. Una mecánica más que interesante, que en los controles se traduce en tener que manejar dos personajes al mismo tiempo; con el análogo izquierdo moveremos a nuestro inventor de cabecera y con el derecho –si tenemos suerte– al monstruo que se encargará de darnos la partida.

Todos los juegos son descargables de forma gratuita en la página globalgamejam.org. Simplemente ponemos en el buscador de la web a nuestro país y saltarán todos los títulos creados en 2018. Cabe recordar que son prototipos jugables realizados en 48 horas, por lo que uno se atiene a los bugs y a la frustración de haberse enviciado con un juego que aún no está del todo terminado.