El de Italia es un panorama más que incierto. El 4 de marzo están convocadas las elecciones parlamentarias, que deben desembocar en la formación de un nuevo gobierno, pero, de acuerdo con los sondeos, ninguna de las grandes coaliciones obtendrá los votos necesarios para que su candidato se convierta en primer ministro; tampoco el partido más votado, el Movimiento 5 Estrellas (M5E). A esto se suma que las coaliciones de derecha y de centroizquierda no definieron quiénes serán sus candidatos, algo que podrían hacer recién cuando se conozcan los resultados de la votación.

La coalición conservadora liderada por el ex primer ministro Silvio Berlusconi lidera la intención de voto en Italia, de acuerdo con los sondeos publicados el fin de semana, que son los últimos, ya que durante las dos semanas previas a las elecciones no pueden difundirse estudios de este tipo. Las encuestas publicadas por los diarios Il Corriere della Sera, La Stampa y La Repubblica coinciden en otorgar a esa coalición entre 34% y 37% de apoyo, seguida por una alianza de centroizquierda, que contaría con entre 25% y 29%.

La coalición conservadora está conformada por el partido Forza Italia, de Berlusconi; la Liga Norte, de Matteo Salvini; y Fratelli d’Italia, de la neofascista Giorgia Meloni. La de centroizquierda reúne al Partido Democrático y tres formaciones más pequeñas: Insieme, integrada por verdes y socialistas; +Europa, de Emma Bonino; y Civica Popolare, conformada por escindidos del partido de Berlusconi.

Un estudio publicado el domingo por la Facultad de Ciencia Política de la Universidad de Bolonia confirmó algo que ya adelantaban los analistas políticos: los sondeos auguran un Parlamento en el que será muy difícil que se conforme un nuevo gobierno. A esto se suma la incertidumbre sobre los candidatos a primer ministro, ya que las dos coaliciones todavía no indicaron quién ocuparía esa posición si buscaran formar gobierno.

Grillo y Luigi

Más allá de los bloques electorales, el partido que obtendría la mayor cantidad de votos el domingo 4 de marzo es el M5E, con entre 27% y 29% de respaldo, pero le sería prácticamente imposible encontrar partidos con los que conformar alianzas que le permitan reunir los votos necesarios en el futuro Parlamento para proponer un primer ministro.

La intención de voto del M5E se mantiene, pese a que la semana pasada una investigación del programa televisivo Le lene reveló que algunos diputados incumplieron con la obligación de entregar al partido parte del dinero que cobran. La formación, que renunció a percibir fondos públicos para gestionarse, utiliza ese dinero aportado por sus parlamentarios para financiarse y también para el funcionamiento de algunos proyectos sociales, informó el diario español El País. Acerca de las revelaciones, que afectan a un partido que se ha presentado como anti-establishment y anticorrupción, el diputado del M5E Luca Frusone señaló que todavía se están investigando las dimensiones del fraude y reconoció que se trata de una “gran decepción” para ellos y sus seguidores, pero también subrayó que no se trata de un “robo de fondos públicos”, sino de dinero de privados.

El problema de las finanzas del M5E tuvo una amplia cobertura en los medios italianos y europeos, y fue utilizado por casi todos los líderes de los demás partidos para criticarlos. “¿Cómo prometen luchar contra la evasión fiscal si no son capaces de controlar sus propias cuentas?”, se preguntó el alcalde de Parma, Federico Pizzarotti, del Partido Democrático. El secretario general de ese partido, Matteo Renzi, exigió que el M5E investigue lo sucedido y difunda las conclusiones a las que arribe.

También se refirió a este tema el líder y candidato a primer ministro del M5E, Luigi Di Maio, quien destacó que los diputados que se comprobó que están involucrados ya fueron expulsados del partido y que lo mismo sucederá con los que sean descubiertos. “Es una traición a nuestros principios y a la confianza de nuestros militantes”, lamentó.

Di Maio es el único candidato a primer ministro que está confirmado en Italia. Tiene 31 años y desde 2013 es vicepresidente de la Cámara de Diputados. Fue elegido en unas elecciones virtuales hechas por el M5E en setiembre, después de haber asumido de hecho el liderazgo del partido tras la salida de su fundador, el cómico Beppe Grillo. A Di Maio se lo ha criticado porque es hijo de Antonio Di Maio, que fue dirigente de partidos posfascistas en la década de 1990, y por su falta de preparación universitaria, a la que se atribuye que haya cometido algunos errores como referirse a Augusto Pinochet como dictador de Venezuela.

Sin embargo, él ha hecho de su juventud una ventaja, y su ascenso ha sido calificado de “meteórico” en una clase política italiana que no suele contar con caras nuevas. El candidato a primer ministro tiene sus principales habilidades en su experiencia con sistemas informáticos y en comunicación –áreas en las que trabajó–, además de carisma, elementos que le han permitido hacerse con el liderazgo de su partido. Además, se ha señalado que tiene un estilo menos “histriónico” que Grillo, que es su padrino político. En setiembre, cuando ganó las internas, Grillo celebró la apertura de “una fase llena de jóvenes”, aunque también señaló que “siempre” será “el papá de todos”. Entusiasmado, al llegar su turno Di Maio dijo: “Queremos crear un Estado que te proteja y que esté cerca de vos. Nosotros no somos ni de derecha ni de izquierda; llevamos adelante las buenas ideas”.

Amigos en competencia

La coalición conservadora que lideran Berlusconi y Salvini no tendrá un candidato único, sino que Forza Italia impulsará al presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y Liga Norte a su líder, Salvini. La precandidatura de este último se conocía desde hace semanas, pero la de Tajani fue confirmada recién el lunes por Berlusconi mediante un tuit: “Sería extraordinario que Tajani sea el primer ministro, porque es un italiano que preside la asamblea europea, el único órgano continental electo por los ciudadanos”, escribió.

En filas conservadoras se conocerá recién el mismo 4 de marzo quién será el candidato, ya que cada partido llevará el suyo y el que tenga más votos será el que se imponga. De acuerdo con los sondeos difundidos el viernes, Forza Italia cuenta con una intención de voto de 16% y la Liga Norte, de 13%.

Salvini, diputado desde 2004 y líder de Liga Norte desde 2013, ya es una figura conocida para los italianos y los europeos, especialmente por sus declaraciones contra los inmigrantes, su iniciativa de sacar a Italia del euro y sus ideas ultraconservadoras. La última de sus frases replicada por los medios italianos es que el fascismo hizo “muchas cosas” por el país.

Quizá intentando moderar ese discurso tan conservador y antieuropeo, la Forza Italia de Berlusconi (que no puede ser candidato debido a una condena por fraude fiscal que lo inhabilitó para ocupar cargos públicos) propone como candidato a primer ministro a Tajani, un europeísta un poco menos conservador.

Pese a ser el presidente del Parlamento Europeo, Tajani ha tenido menos visibilidad. Este abogado, periodista y ex militar tiene 64 años y comenzó su carrera política en 1994, cuando fue uno de los fundadores de Forza Italia junto con Berlusconi. Ese mismo año fue electo diputado y consiguió un lugar en el Ejecutivo como portavoz del primer ministro. Ocupó varios cargos en los gobiernos de Berlusconi, entre ellos el de ministro de Transporte, y también en la Comisión Europea, entre 2008 y 2014.

Fue además vicepresidente del bloque Partido Popular en el Parlamento Europeo, que reúne a partidos de derecha de distintos países, y en 2014 llegó a ser vicepresidente del hemiciclo. En 2017, con la salida del socialdemócrata alemán Martin Schulz, Tajani consiguió hacerse con la presidencia de ese parlamento con el respaldo de conservadores y liberales, a los que prometió priorizar “las cosas que realmente importan: seguridad, migración y empleo”.

En el Parlamento Europeo, Tajani ha sido definido por sus colegas como una persona franca y de buen humor, que sabe comunicar de forma precisa y acertada y que tiene una gran capacidad para llevar adelante acuerdos. Medios europeos han señalado las diferencias entre su gestión al frente del Parlamento comunitario y la de Schulz: mientras que su antecesor apostó por la política a la hora de marcar la agenda y promover determinadas iniciativas, él procuró no incidir en los temas tratados en el hemiciclo y, en cambio, ocupar el cargo de una manera más protocolar y con un espíritu más mediador.

Una particularidad acerca de Tajani es que la ciudad española de Gijón optó por nombrar una calle en su honor porque gracias a una gestión hecha por él se evitó el cierre de una planta automovilística que emplea a más de 200 personas.

El manejo de la incertidumbre

Tampoco la coalición de centroizquierda tiene designado a un candidato para primer ministro. Los estatutos del Partido Democrático establecen que ese cargo debe ser ocupado por quien tenga la jerarquía máxima en la formación, o sea, Renzi, pero él sugirió el domingo que el candidato podría ser quien ocupa actualmente el cargo de primer ministro, Paolo Gentiloni. “El primer ministro lo decidirá el presidente de la República, pero está claro que alguien como Gentiloni [...] podrá jugar sus cartas en el futuro”, declaró en un programa de radio. Si el presidente Sergio Mattarella lo invita a formar gobierno, Renzi puede renunciar a esa oferta y entregársela a Gentiloni.

El gobierno de Renzi (2014-2016) es señalado por algunos analistas como el responsable de la caída del respaldo al Partido Democrático, que en las elecciones de 2013 obtuvo 30% de los votos y ahora cuenta, según los sondeos, con una intención de voto de entre 22% y 24,5%. Durante ese período el partido sufrió una fractura que derivó en la creación del nuevo partido Libres e Iguales, liderado por el presidente del Senado y ex juez antimafia, Pietro Grasso, su candidato a primer ministro, que obtendría alrededor de 5% de los votos el 4 de marzo.

En filas democráticas, tanto Gentiloni como Renzi están en la primera línea de la campaña electoral, cerrando actos, brindando entrevistas y llamando a sus seguidores a respaldarlos y movilizarse mediante las redes sociales. Es de esperar que la definición sobre cuál será el candidato llegue después de las elecciones y dependa un poco del resultado y de los apoyos que puedan conseguirse. Si la centroizquierda no consigue los votos que le permitan gobernar por sí sola, es más probable que sea Gentiloni, y no Renzi, el que obtenga el respaldo de otros partidos para mantenerse en el cargo de primer ministro.

Sin candidatos

Los sondeos publicados el viernes arrojaron otro dato revelador: entre 35% y 45% de los ciudadanos no saben a quién votarán a dos semanas de las elecciones. Se trata de un porcentaje elevado, incluso para Italia, donde las últimas elecciones rompieron el récord de abstención, llegando a 25%. Estudios pormenorizados de las encuestas han señalado que la abstención es particularmente alta entre los jóvenes: 60% de los menores de 30 años dijeron que podrían no ir a votar el 4 de marzo.

Laterales

Sólo dos mujeres aparecen como candidatas a dirigir el gobierno en Italia, una en la coalición conservadora y otra en la centroizquierda, pero ninguna de ellas tiene posibilidades reales de llegar al cargo.

La senadora progresista Emma Bonino es la líder de la alianza +Europa, que se presenta a las elecciones junto al Partido Democrático. Es conocida por su militancia en el Partido Radical Italiano y su activismo en materia de derechos civiles, especialmente los vinculados a las mujeres, como la lucha por la descriminalización del aborto. Su nombre fue manejado en 2015 para sustituir a Giorgio Napolitano en la presidencia de Italia, pero ella desistió de ocupar el cargo y reveló que padecía cáncer de pulmón.

En el otro extremo ideológico está Giorgia Meloni, líder de Fratelli d’Italia, aliado de la Liga Norte y Forza Italia. A Meloni se le atribuye haber suavizado la imagen del partido posfascista para hacerlo más atractivo ante los votantes, lo que le ha permitido crecer a costa de Liga Norte, que mantiene un perfil más radical. Meloni fue ministra en los gobiernos de Berlusconi, y en 2012 fundó el partido que actualmente lidera, que consiguió 2% de los votos en las elecciones de 2013 y que ahora treparía a 5%.