El izquierdista Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de México por la coalición Juntos Haremos Historia, no sólo sigue encabezando las encuestas de intención de voto, sino que, además, está cada vez más lejos de sus principales rivales. Las razones de su ascenso son variadas: desde un discurso diferente, que caló hondo en un electorado harto de los políticos tradicionales, al desgaste de sus contrincantes. Sin embargo, nada es definitivo en esta etapa temprana de la campaña y cuando los sondeos revelan un alto porcentaje de votantes indecisos.

El 1º de julio, López Obrador tendrá una tercera oportunidad de convertirse en el presidente de México y, en esta ocasión, todos los datos demoscópicos lo posicionan como el favorito. AMLO, como es conocido el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se mantiene primero en los sondeos desde que en agosto anunció que tenía ganas de competir para suceder al presidente Enrique Peña Nieto. Medio año después, y cuando las candidaturas de todos los partidos ya están formalizadas, la tendencia no cambió.

La última encuesta de intención de voto, realizada por la empresa Parametría y publicada ayer, muestra a López Obrador a la cabeza, con una ventaja de 11 puntos porcentuales sobre sus rivales políticos más cercanos. De acuerdo con el estudio, el dirigente de izquierda cuenta con 34% de los apoyos, seguido por Ricardo Anaya, ex presidente del Partido de Acción Nacional (PAN, de derecha) y candidato de la coalición Por México al Frente (integrada también por el Partido de la Revolución Democrática, de izquierda), que alcanza 23% de respaldo. El tercer lugar lo ocupa el candidato del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade, que cayó dos puntos respecto del sondeo anterior hasta alcanzar 18%.

López Obrador, que ya aseguró que se postula a la presidencia por última vez, conquistó a la mayoría del electorado con un discurso en el que promete combatir la corrupción e invertir más en el gasto social para beneficiar a los mexicanos sin alterar la “estabilidad macroeconómica” del país.

Para el publicista y asesor político español Antonio Solá, el candidato de Juntos Haremos Historia ganará las elecciones porque es el político que mejor sabe reflejar el sentimiento de “hartazgo e ira” de muchos electores en contra del PRI. López Obrador representa a “esa ciudadanía que hoy está muy cansada, que tiene mucha ira. Si logra encajar ese caudal de ira en una corriente positiva del voto, va a ganar por 38, 40, 42 o 45 puntos, porque casi podríamos decir que no va a tener techo”, consideró Solá en el marco de la 12ª Cumbre Mundial de Comunicación Política que desde el martes, y hasta hoy, se está desarrollando en Ciudad de México.

De acuerdo con analistas mexicanos, la imagen que muestra AMLO de líder pragmático y conciliador, diferente de la que mostró en las campañas de 2006 y 2012, también contribuyó con su avance. Tal vez la máxima expresión de este impulso conciliador fue, justamente, haber decidido postularse a la presidencia no con su formación, sino con la coalición que en diciembre unió a Morena con el Partido Encuentro Social –conservador y de derecha– y el Partido del Trabajo –de izquierda–. De esta manera, el dirigente izquierdista puede captar a electores de un espectro ideológico más amplio. Para sus detractores, AMLO creó la alianza y dejó de lado sus creencias con el único objetivo de ganar.

Otro factor que dio impulso a la candidatura de López Obrador fue la situación de sus principales rivales. Por un lado, Anaya se enfrenta a distintas denuncias de corrupción que han erosionado su imagen. El último caso salió a la luz esta semana, cuando el diario mexicano Proceso reveló que el ex dirigente del PAN creó en 2009 una fundación para hacer negocios inmobiliarios y favorecer con millones de dólares a constructores amigos. Esto sucedió meses después de que el político renunciara como coordinador de Desarrollo Humano en el gobierno local del estado de Querétaro. En un comunicado difundido el lunes, Anaya aseguró que la fundación que presidió “jamás recibió recursos públicos” y que él, específicamente, no obtuvo “ningún beneficio personal”. Después, atribuyó las acusaciones a una “guerra sucia” en su contra liderada por el PRI.

En tanto, la campaña de Meade no ha logrado despegar, principalmente porque arrastra la caída que desde hace tiempo está registrando el PRI. Para los analistas políticos, su campaña debe erigirse, justamente, contra la “marca del PRI” y aislada de los conflictos internos que atraviesa la formación. Algunos opinan, además, que la elección del candidato fue errónea. Al principio, todas las fichas iban para el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pero finalmente Peña Nieto se decantó por un menos popular Meade.

La impopularidad de estos dos candidatos quedó en evidencia en un sondeo de la firma Buendía & Laredo publicado la semana pasada por el diario El Universal, que reveló que gran parte de los simpatizantes del PAN y del PRI ni siquiera saben los nombres de sus candidatos. El estudio demostró que 84% de los mexicanos reconoce a López Obrador, mientras que 56% sabe quién es Anaya y 41% conoce a Meade. Esto juega en contra de los dos partidos tradicionales mexicanos, porque las personas no pueden votar a quien ni siquiera conocen.

Nada es definitivo

Si bien hoy el viento sopla a favor de López Obrador, algunos factores obligan a no dar nada por sentado. Por un lado, la actual campaña electoral se prevé distinta a las anteriores, ya que es la primera vez que candidatos independientes pueden postularse a la presidencia de México. Este factor cambia completamente la dinámica, ya que la sola presencia de estos postulantes en la competencia puede restar votos tanto a López Obrador como a Anaya.

Según datos del Instituto Nacional Electoral de México, la candidata independiente con más respaldo es Margarita Zavala, la esposa del ex presidente Felipe Calderón que abandonó el PAN hace unos meses para postularse en solitario y hoy cuenta con 7% de las preferencias. La siguen el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón –alias El Bronco–, y el ex senador de centroizquierda Armando Ríos Piter, ambos con 2% de apoyo. Zavala y El Bronco (ex miembro del PRI) se presentan como las amenazas más directas para Anaya, mientras que Ríos Piter podría conquistar a votantes de la coalición que lidera AMLO.

En conjunto, siempre de acuerdo con las proyecciones, los independientes tendrían 11% de los votos. Sin embargo, podrían influir en las elecciones de otra forma, por ejemplo, anunciando su respaldo a alguno de los candidatos más fuertes cerca del cierre de la campaña.

Otro factor que podría dar vuelta el resultado es el porcentaje de indecisos, que a cinco meses de las elecciones se revela alto. De acuerdo con una encuesta publicada la semana pasada por el diario El Heraldo de México, 28% de los votantes todavía no definió a quién apoyará.

Este estudio también reveló cierto grado de desinformación: sólo 46% de los consultados sabe que la jornada electoral se desarrollará el 1º de julio. El resto cree que se votará en otra fecha o directamente no sabe cuándo.