El taller de Carlos María Domínguez y Rosario Peyrou funciona en el centro, y comenzará el 7 de marzo.

Si bien previenen que un taller no crea escritores –“se es escritor por talento y vocación”–, lo consideran un encuentro que apoya, estimula y ayuda a conocer y utilizar determinados recursos, descubrir una voz propia, tener conciencia del lenguaje, y reconocer problemas. En ese sentido, cuentan que trabajan en dos modalidades: “Hay personas que tienen su proyecto en curso y lo traen semana a semana, y hay otras que quieren hacer la experiencia de escribir, y en ese caso trabajamos en base a consignas que planteamos los coordinadores: son temáticas o formales, y en todos los casos buscan ser un estímulo a la creatividad y a la imaginación. También utilizamos textos literarios para ver cómo funciona algún recurso, cómo determinado escritor construye a sus personajes o a un ambiente, cómo maneja los ritmos de la narración; de modo de leer desde la ‘cocina’ de la escritura”.

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El de Hugo Fontana es en Julio Herrera y Obes 1088 y empieza el 6 de marzo.

En su caso, trabaja con cuentos que antes les envía a los talleristas, y luego los analizan. En general, ya sea motivado por sus estrategias narrativas, el tema o ciertas imágenes que se desprenden del texto, “surgen consignas para que los talleristas escriban sus propios relatos, que también analizamos en grupo, previa edición de mi parte”.

Cada año, Fontana elabora un plan tentativo –y variable– de autores, y sigue un orden cronológico para que se pueda reconocer el desarrollo de estéticas y mecanismos de producción. Para él, “se trata de un taller a medio camino entre la escritura y la lectura. Tengo talleristas que me acompañan desde hace más de cinco años y no han escrito una sola línea: concurren por la curiosidad de las lecturas y la información. Y tengo otros que escriben casi todas las semanas. Yo soy de los coordinadores que entienden que lo único valioso que podemos hacer es ampliar el espectro lector, darles toda la información posible y editarles los trabajos con rigurosidad”.

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Roberto Appratto comienza con su taller la primera semana de marzo (Coronel Alegre 1275).

Appratto lo considera un taller creativo, ya que los textos se conducen por caminos personales. Se trata de ir “por dónde quiere ir el tallerista, no de imponer una norma. Para eso uso modelos que no necesariamente son literarios (específicamente, el cine) y la poesía para quienes hacen narrativa, o a la inversa”, ya que los modelos son escritores de los que se puede aprender a resolver o a plantear problemas de escritura. A nivel teórico, lo que le preocupa es “establecer un deslinde entre lo literario y lo no literario; es por ese lado –el de ser cada vez más literario en los términos de cada uno– que enfoco el progreso en el taller”.

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Mercedes Estramil cuenta con dos espacios: uno en su casa (en el Centro) y otro en el Patio Catalpa (Pablo de María 1040), que funcionarán a partir de abril.

Estos encuentros son dinámicos, y se alternan con clases expositivas-analíticas e intercambio con los participantes. Estramil advierte que el que asista al taller, sea del ambiente literario o no, se convertirá en un amante de la literatura o, al menos, eso es lo que busca. “En el caso de los textos elegidos son valiosos en sí mismos, pero sobre todo son instrumentos para avanzar hacia otros textos”, explica.

Contacto: 095775284.

El de Rafael Courtoisie es en Buceo e inicia el 6 de marzo.

Su laboratorio de cultura y creación apunta a técnicas expresivas orientadas a la narrativa, el ensayo y la poesía, pero siempre enfatizando en el entorno cultural y las ideas. Su propuesta apunta a ofrecer destrezas y técnicas de escritura pero también se presenta como un taller de pensamiento, ya que se crea y se escribe “en un tiempo histórico determinado”, y para eso considera que se debe tener en cuenta el contexto, el rol de la escritura y la creación.

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Fabián Severo tendrá dos grupos en la librería Las Karamazov, que también comienzan el martes 6.

En esta ocasión, Severo concibe los encuentros como una oportunidad para crear equipos de trabajo con aquellos interesados en el cometido de la palabra, y por eso no se necesitan conocimientos previos. Cree que “un escritor debe ser un gran observador”, así que junto a diversos disparadores, se propone estudiar una serie de obras para advertir sus recorridos, sus técnicas, sus modos de resolver el hecho literario. Y como es un taller de creación, considera que se necesita conocimiento (investigación) y técnica (ejercicios prácticos).

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La periodista Azul Cordo coordinará dos espacios dedicados a la crónica (en Las Karamazov y la biblioteca comunitaria Bibliobarrio), que iniciarán el 5 de marzo.

En esta oportunidad, la premisa es plantear consignas, ejercicios y lecturas que estimulen la redacción de crónicas, inspiradas tanto en la cobertura de hechos como en historias cotidianas. De este modo, se apunta a adquirir estrategias narrativas, con énfasis en la descripción de lugares y personajes, elaboración de entrevistas y construcción de escenas, a la vez que se estimula la creatividad, el pulido y la búsqueda de una voz personal.

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En Ciudad Vieja, Horacio Cavallo contará con dos instancias de encuentro: uno comenzará el 5 y otro el 7 de marzo.

Este taller trabaja a partir de consignas de creación y materiales teóricos, con énfasis en la edición, y el reconocimiento de los diferentes tipos de narrador, tono, ritmo y estructuras narrativas. Su particularidad es que se desarrolla un personaje –creado por los talleristas– de marzo a diciembre, con el fin de “darle cuerpo y voz, asignarle una historia y familiarizarse con él”, recursos necesarios al momento de iniciar una historia, entre otros aspectos.

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A partir del 5 de abril, Alberto Gallo retomará un nuevo taller en la librería Mosca, y el 22 y 23 de marzo dará dos clases gratuitas de introducción a la escritura creativa.

Para Gallo se trata de un encuentro abierto y horizontal que trabaja de forma colectiva y, según se experiencia, este es un camino personal “que lleva tiempo, pero al que siempre se llega”. Se trabaja con libros, con hincapié en el cine y las artes plásticas: “Vemos películas y estudiamos pinturas y muchas fotos, y luego buscamos en los libros esos planos, esas ‘tomas’, esa cadencia cinematográfica o esos colores y gestos y texturas de la pintura y la fotografía”.

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Gabriela Onetto comienza la primera semana de abril con dos grupos, un espacio quincenal en el que acompaña a proyectos narrativos, que funcionan en Parque Rodó, y talleres individuales vía web.

Onetto cuenta que se busca conectar “con las imágenes internas, las percepciones de los sentidos, el bagaje simbólico, lo autobiográfico y la memoria como ficción involuntaria; los recursos ‘retro’ como forma de enlentecer el tiempo, la conexión con el presente”. Uno de los objetivos es encontrar y desarrollar la propia voz literaria, pero eso no se da desde la corrección formal o el análisis de obras, sino que se plantean “experiencias personales y estéticas desde la propia escritura”. Así, se posiciona como un taller creativo pero también de investigación.

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Álvaro Pérez García (Apegé) trabaja con talleres online tanto con pequeños grupos como de forma individual.

Explica que el método, en verdad, se ajusta a las distintas necesidades e inquietudes. En grupo, por ejemplo, se comparten textos y consignas disparadoras. En general, se apela a las artes para alimentar y potenciar la propia escritura, pero también “a las atmósferas en las que vivimos, nuestras ciudades, nuestras huellas personales. Somos un cúmulo de lecturas y tenemos una vida transcurrida, y todo confluye en nuestros textos”.

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El 4 de abril Lauro Marauda (Tristán Narvaja 1578) comenzará con su taller Ruben D’Alba.

Marauda adelanta que este espacio se basa en la interpretación, análisis, creación de textos literarios, y consignas fundamentalmente verbales, a la vez que se prioriza la narrativa, y la literatura uruguaya y latinoamericana.

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Ana Laura Lissardy comienza una serie de laboratorios el 7 de marzo en Punta del Este, pero también se puede participar a distancia.

En su caso se trata de laboratorios porque se parte de la “experimentación personal”, centrada en la importancia de conocer “a tus personajes, de buscar una estructura que refuerce la historia que querés contar, porqué de elegir un tipo de narrador, el desarrollo de diálogos verosímiles de acuerdo a cada personaje, las diferencias entre voz (o estilo) y tono narrativo”, entre otros aspectos, a la vez que se alternan ejercicios prácticos, escritura y diversas herramientas de la literatura, el periodismo y los guiones audiovisuales.

Contacto: www.laboratorioescritura.com.

Sabela de Tezanos retoma una experiencia de fines los 90: Fugar con Juego. Pensado como un taller de lectura y escritura, culmina con la edición en libro de una selección de textos de los participantes.

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Librerías

Este año, en La Lupa contarán con distintas modalidades de actividades, entre talleres, clubes de lectura y encuentros de formación. Las temáticas irán desde formación en teoría de género hasta un grupo de literatura queer (por más información, [email protected]). En Las Karamazov Ramiro Sanchiz contará con grupos de lectura –que comienzan el lunes 5–, en los que se acordarán los títulos de las obras seleccionadas, ya que su función es “guiar la lectura, proponer pautas, conexiones o traer a colación otros libros relacionados”. Por su parte, en Escaramuza ([email protected]) se dictarán talleres literarios cortos e intensivos: el 14 y 15 de marzo, la escritora argentina Macarena Moraña dará un taller de narrativa enfocado en los formatos del cuento y la novela, en julio se iniciará uno de narrativa con Hugo Fontana, y volverá el taller de creación de canciones a cargo de Gonzalo Denis (Franny Glass).