“Ni una bala más. Ni un Facundo menos”. La frase se repetía ayer en los carteles que sostenían las decenas de personas que marcharon por el centro de la provincia de Tucumán reclamando justicia por la muerte de Facundo Ferreira, el niño de 12 años que el jueves recibió una bala de la Policía en la nuca mientras se trasladaba en moto con un amigo por el barrio La Bombilla. La movilización terminó en el tribunal penal de la capital de la provincia, donde la fiscal del caso, Adriana Giannoni, esperaba para recibir por primera vez a la familia Ferreira.

Los familiares del niño presentaron pruebas para demostrar que Facundo no murió después de un “enfrentamiento” con la Policía, como afirma esta institución, sino que fue víctima del “gatillo fácil”. La familia aseguró que el cuerpo del niño tenía múltiples heridas de balas de goma en la espalda y en los brazos, además de un golpe en el rostro que, según dijo un taxista que pasaba por allí en el momento del incidente, fue producto de una patada que le dio un policía cuando ya estaba en el piso. Los parientes adelantaron que, para analizar estas marcas, pedirán una segunda autopsia del cuerpo, según informó el diario argentino Página 12.

La fiscal Giannoni confirmó ayer a la familia Ferreira y a sus abogados que la carátula de la causa es “homicidio”, y además les informó que uno de los estudios realizados arrojó que el niño tenía restos de pólvora en la mano derecha. Este dato favorece la versión de la Policía, según la cual sus funcionarios vieron tres motos que “circulaban de forma sospechosa” e iniciaron una “persecución”, y que Ferreira y su amigo Juan, que conducía la moto, respondieron con “disparos con armas de fuego”. Según el comunicado de la Policía, esto fue “lo que obligó al personal policial a repeler la agresión”.

En su relato, Juan, de 14 años, asegura que no dispararon en ningún momento. La abogada de la familia Ferreira, Florencia Vallino, dijo a Página 12 que la persecución se inició “porque los vieron negros y pobres, que es la asociación que hace la Policía para determinar a un sospechoso”.

Los dos policías involucrados fueron demorados en una comisaría esa misma noche y a las pocas horas quedaron en libertad porque Giannoni consideró que no había elementos suficientes para retenerlos.

El crimen de Facundo generó el repudio de dirigentes políticos y organizaciones sociales. El diputado Leonardo Grosso, del Movimiento Evita, vinculado con el kirchnerismo, afirmó: “La Policía asesinó de un disparo en la cabeza a un pibe de 12 años en Tucumán. Siguen muriendo pibes gracias a la política de sangre y muerte para los pobres que pregonan [el jefe de gabinete] Marcos Peña, [la ministra de Seguridad] Patricia Bullrich y [el presidente argentino] Mauricio Macri. Háganse cargo”.

Por su parte, Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, comparó el asesinato de Ferreira con los casos de “desaparición forzada seguida de muerte, como pasó con Santiago Maldonado y Rafael Nahuel”, y fue tajante al afirmar que “todos los días, desde que asumió Macri, se violan los derechos humanos”.