El ex secretario de Gobiernos del Partido Socialista (PS) Alejandro Domostoj renunció a esa colectividad con una carta, alegando razones de su “ética personal” y de “moral colectiva”, “organizativas, estructurales e ideológicas”. El ahora ex dirigente asegura que el PS está “ literalmente partido desde hace más de una década”, y que todas las soluciones que se ensayaron para resolver ese problema terminaron en “absolutos fracasos”, con la consecuencia de que el PS esté “ideológicamente paralizado y desideologizado”.

“¿Alguien puede afirmar cuál es el posicionamiento ideológico del partido? Seguramente todos responderán que esto dependerá del ala, fracción o sector del o de los dirigentes que se analicen”, señala Domostoj. Opina que se aprobaron tesis “cuyo debate fue secundario producto de las rencillas internas” y que “no son parte del discurso ni de la práctica de las cúpulas directrices”. A eso se le suman, dice, “los recientes descubrimientos sobre Vivian Trías, que no hacen otra cosa que marcar la necesidad de abrir y profundizar el debate (sin esconderse en la ridícula postura de que ‘sobre los muertos no puede hablarse’), cuestión que no se hace ni se piensa hacer para no exponer la fractura”. Por eso, afirma que el PS “transita ideológicamente amorfo, lo que trae una segunda consecuencia: programáticamente dividido”.

Para Domostoj, todo esto “repercute directamente en la estructura interna del Partido, organizada cual trincheras para futuras batallas internas y ajenas al debate político, ideológico y programático”. Esas estructuras, sostuvo, “deberían ser convocadas a una gran síntesis partidaria”, pero no lo son, lo que determinará “una nueva presentación electoral del PS en el 2019 que será mucho más contradictoria e indescifrable para el votante que la pasada del 2014”.

El ex dirigente culmina su carta diciendo que se va “derrotado” del PS, que hoy “basa su unidad en el afán de mantener los espacios de poder conquistados, sin contribuir significativamente a la gran alianza política que es el Frente Amplio y mucho menos contribuyendo con esas mayorías nacionales que deberían ser su razón de ser”. Finalmente, dice que nunca creyó en aquellos que “optan por hacer la suya cuando las resoluciones no les convienen, o cuando la correlación de fuerzas no les es favorable, y luego, cuando todo pasa o las correlaciones de fuerzas son otras, vuelven como si nada hubiera pasado. Es una fórmula muy exitosa dentro del PS, pero a mí francamente, no me sale”.