Al escuchar Amigo imaginario, el primer álbum del Trío Ventana, es posible encontrar un sonido acústico que se relaciona con el aire veraniego y la tranquilidad que transmite Cabo Polonio, lugar donde nacieron las canciones del disco. La personalidad del grupo, que está formado por el baterista Martín Ibarburu (MI), el guitarrista Nicolás Ibarburu (NI) –dos de los músicos sesionistas más importantes de nuestro país– y el multiinstrumentista Hernán Peyrou (HP) –miembro de Los Cuerpos y también sesionista–, reside en la mezcla de estilos musicales folclóricos (candombe, milonga y zamba) con algunos elementos del jazz.

A lo largo de los 12 temas de Amigo imaginario –publicado en forma independiente– se mezclan canciones cantadas –como “Recién empieza” (nacida por un desamor, y que incluye la frase “sabio es el que sabe reír en la tristeza”), “Brujería” (con la voz de Sara Sabah) y la optimista “Soplo” (con letra escrita por Moriana Peyrou, hermana de Hernán)– con otras instrumentales –“Campari” (un hermoso candombe-jazz que incluye una flauta de Juan Pablo Di Leone y recuerda a la música de Hugo Fattoruso) y “Milonga p’al sebo” (en la que la guitarra marca una base milonguera, mientras el piano hace solos)–. Antes de que los músicos presenten su primer disco este sábado en la sala Hugo Balzo del SODRE, aprovechamos para charlar con ellos sobre el nacimiento del trío, la inspiración que les trajo el Cabo y la importancia de haber tocado con referentes de la música uruguaya.

Los tres formaron parte de un homenaje a Alfredo Zitarrosa, llamado Zamba por vos, y luego Martín y Nicolás participaron en Hombre vela, el disco de Los Cuerpos. ¿Cuándo decidieron crear Trío Ventana?

Hernán Peyrou (HP): Hicimos dos toques a dúo con Nico hace cuatro años en el Mingus. Estuvo re lindo, porque fue el primer acercamiento con Nico para hacer nuestras propias canciones. Nos copamos, pero sentimos que nos faltaba Martín, que era nuestro ingrediente unidor, “la mayonesa del grupo”, como decimos.

Nicolás Ibarburu (NI): Después de que lo invitamos a un tema y vimos cómo sonaba, no pudimos zafar.

¿Qué repertorio tuvieron esos recitales?

NI: En los primeros toques hacíamos canciones de Hernán y canciones mías, y justo en el primer momento hicimos un tema juntos. Todavía no teníamos un repertorio de Ventana muy fino. Después tocábamos otras cosas, pero empezamos a curtir una dinámica, que mantenemos desde hace cuatro años: nos vamos los tres a Cabo Polonio con nuestros hijos a veranear, tocar y componer. Ahí sí fuimos sembrando, y ya tenemos varias canciones hechas juntos; de ahí surge el disco Amigo imaginario.

¿Qué los inspiró del lugar y de la presencia de sus hijos?

HP: Las canciones surgieron de forma bastante natural gracias a estar conviviendo los tres con los niños. Generalmente nos despertábamos y mandábamos a los gurises a comprar el desayuno, y ahí nos quedábamos guitarreando. También íbamos a la playa todos juntos. Esos momentos de tallercito, como les decimos nosotros, eran las mañanas y las tardes después de la playa; de ahí nacieron los temas.

¿Cuáles fueron los primeros temas en surgir así?

NB: “Dial del sol” fue uno de los primeros.

HP: Ese lo terminamos grabando en el disco, e invitamos a Juan Quintero, que es un gran referente para los tres y un referente del nuevo folclore argentino. Hay un tema en particular, “Ojos de niño”, que habla de un rancho del Cabo Polonio que estaba a punto de caerse. Como estaba casi abandonado, los niños entraban, y como encontraron una cadena y unas cosas viejas tiradas, se hicieron tremenda película de terror. Ese fue el disparador para escribirlo.

Mezclan estilos como el folclore y el candombe, pero abordados desde lo acústico, ¿por qué les interesó esa mezcla?

MI: Nos pega la música de acá, la música de raíz. Lo primero que hicimos juntos fue lo que nombrabas al principio, el homenaje a Zitarrosa, que inventamos juntos y nos dio ese disfrute de la cosa acústica y con raíz, sin cerrarse a otros estilos.

¿Puede ser que en las canciones haya elementos del jazz?

HP: Sí, sin duda. El disco tiene varios elementos de improvisación, que es algo que viene del jazz. En el Trío tenemos momentos de improvisación, y algunos son abiertos; no se sabe cuánto tiempo vamos a tocar, son al cabezazo: nos miramos y retomamos la canción.

MI: Eso lo disfrutamos, pero en realidad lo que reina es la canción. Hay varias cosas instrumentales, pero siempre desde una perspectiva cancionera, desde la melodía...

HP: Claro, aunque sea instrumental, siempre sigue siendo una canción.

¿Cómo abordan el cruce de estilos musicales?

HP: Creo que si lo hacés con respeto y conociendo la fuente y la raíz, está bueno proponer distintas cosas, pero siempre sabiendo de dónde viene. Está bueno escuchar a todos los músicos que vinieron atrás, para luego proponer cosas nuevas.

Nicolás y Martín, ustedes tocaron con Jaime Roos, Ruben Rada y Hugo Fattoruso. ¿Esa experiencia les enseñó a tocar la música uruguaya?

NI: Tuvimos la suerte de tocar muchos años con Jaime y con Rada; eso nos acercó un montón a la música uruguaya. Cuando éramos chicos, empezamos con una banda que hacía temas de The Police –aunque igual íbamos al tablado y mi viejo ponía la Spika con Zitarrosa y tango–, pero haber compartido con Jaime y Rada nos permitió establecer un diálogo entre la construcción de estilos y ver cómo cada uno le va aportando su perspectiva.

También les enseñó a pararse en distintos estilos musicales: los tres acompañaron a varios músicos de folclore, jazz, rock, tango y candombe.

MI: Claro, esa es otra cosa que nos une: somos recontra ávidos de músicas y de estilos. Como los tres laburamos de músicos sesionistas y nos gusta participar en proyectos desde el instrumento nomás, eso también es algo que tenemos en común. Por eso no nos cerramos en ningún estilo.

HP: Somos abiertos a las cosas que nos gustan, porque los gustos no entienden de géneros: si te gusta, no importa si es chacarera, zamba o candombe. Creo que a la hora de componer ninguno de los tres se cierra en qué es; lo importante siempre es si te gusta o no.