En 2005, el entonces diputado del Frente Amplio (FA) Luis Rosadilla hizo un pedido de informe al Ministerio de Economía y Finanzas para conocer la cantidad de días de licencia no gozada que cobraron los integrantes del directorio del Banco República (BROU) en el período 2000-2005. Cuando, a fines de marzo de este año, aquellos directores estuvieron bajo la lupa por la noticia de que habían gastado más de 21.000 dólares con tarjetas corporativas, el diputado del FA Gerardo Núñez solicitó una copia de aquel informe, en el que se consigna que los montos por licencia no gozada de los jerarcas se dividieron así: Daniel Cairo cobró 194.663 pesos por 103 días en el quinquenio; Milka Barbato, 201.240 (127 días); Pablo García Pintos, 178.807 (113 días); Carlos Rodríguez Labruna, 173.445 (111 días); y Gustavo Michelin, 106.916 por 70 días.

Según pudo saber la diaria por fuentes del BROU, el régimen de licencia de quienes integran el directorio es igual que el de cualquier funcionario de la institución: 20 días por año, y luego del quinto año se suma un día cada cuatro años. Por lo tanto, a un período de trabajo de un quinquenio corresponderían 100 días de licencia. Por eso Núñez, en su cuenta de Twitter, expresó su desconfianza respecto de los datos del informe, según los cuales aquel equipo de directores “casi no tuvieron descanso” en cinco años.

“Categóricamente digo que yo nunca pedí licencia; si aparece liquidada licencia no gozada es porque me correspondía. Hay que partir de la base de que los servicios del banco actúan con una gran transparencia y certeza, no me van a regalar ningún día de licencia si no me correspondía”. Esa fue la respuesta que dio a la diaria el nacionalista Rodríguez Labruna sobre los 173.445 pesos que cobró por no tomarse 111 días de licencia en un lustro. Señaló que siempre estuvo trabajando y que ni siquiera iba a almorzar a su casa, y subrayó que no hay que olvidar que integró el directorio que estuvo en funciones durante la crisis de 2002 y en época del brote de aftosa.

“Hay un clima político que evidentemente empuja a buscar planteamientos inexistentes. Yo no me acuerdo de haber pedido licencia, porque fui un hombre que estaba permanentemente en el banco, independientemente de las gestiones que cumplía en el exterior, como el control de las sucursales, sobre todo la de San Pablo”, señaló el ex jerarca. Agregó que, de hecho, no tuvo posibilidades de tomarse días libres porque estaban “incendiados”, todo el día “con un banco al rojo, que no estaba quebrado pero andaba raspando”. Además, consultado por la diaria sobre si no se tomó ni siquiera algún día en verano para ir a la playa, aseguró rotundamente que no. “No hubo nada raro. Lo que pasa es que, como estamos en un clima en el que todo es raro, les parece que esa gente que hizo las cosas bien hizo una cosa mal, pero no es así. Yo nunca pedí licencia”, afirmó Rodríguez Labruna.

A todo esto, la diaria accedió a una resolución del actual directorio del BROU, de diciembre de 2016, que modifica el artículo 1.218 del Manual de Instrucciones Libro IV Personal, estableciendo que la licencia reglamentaria “deberá usufructuarse en su totalidad en el año siguiente a aquel en que fue generada”, y que “se puede acumular como máximo un saldo de 60 días”. “Finalizado el año siguiente [a aquel] en que se generó la licencia, se procederá a descontar aquellos días generados y no usufructuados que excedan el número de 60”, indica la resolución.