El ministro de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, dijo ayer que Estados Unidos, Francia y Reino Unido no tienen planeado lanzar nuevos ataques militares en Siria, aunque evaluarán las distintas opciones si el gobierno del presidente Bashar al Assad “vuelve a usar armas químicas”. El anuncio llegó dos días después de que los tres países lanzaron 105 misiles contra instalaciones gubernamentales sirias, en las que, según Washington, se producían y almacenaban armas químicas. El gobierno estadounidense aseguró que no se registraron muertes.

El ataque fue presentado como una represalia por la ofensiva del sábado 7 en la ciudad siria de Duma, en la que cerca de 70 personas murieron y decenas resultaron afectadas, con síntomas de haber estado expuestas a agentes químicos. El presidente estadounidense, Donald Trump, y sus aliados europeos responsabilizan del ataque a los gobiernos de Siria y Rusia (por respaldar a Al Assad), aunque ambos países han negado el uso de armamento químico y afirmaron que lo que ocurrió en Duma fue un “montaje”.

Washington, París y Londres afirmaron que la operación contra instalaciones de Siria fue un “éxito”, pero aclararon que si bien “cercena” la posibilidad de nuevos ataques “ilegales” por parte del gobierno de ese país, no garantiza que no puedan volver a ocurrir en el futuro. Por eso, los tres países quieren llevar el asunto a los organismos internacionales para presionar a Siria y Rusia sin recurrir de nuevo a los misiles. Entre sus planes están el fortalecimiento del proceso de paz de Ginebra, la creación de una comisión que determine la autoría del ataque de Duma y la petición a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas –que desde el jueves investiga los hechos sobre el terreno– de que en 30 días determine cuál es la situación del arsenal químico sirio. Estados Unidos y sus aliados esperan que su estrategia sea respaldada con una declaración de los cancilleres de la Unión Europea, que se reunirán hoy en Bruselas, y otra de la Liga Árabe.

Los tres países también pretenden llevar hoy una propuesta ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que Siria elimine su arsenal químico, un compromiso que Al Assad asumió en 2013 cuando Estados Unidos planeaba un ataque militar que nunca se produjo. Las chances de que la iniciativa prospere son bajas, considerando el veto de Rusia, que ha bloqueado varias medidas que pretendían castigar al gobierno sirio. Además, el Consejo de Seguridad se reunió el sábado por quinta vez en la semana para analizar la situación, y el encuentro volvió a terminar sin acuerdos o soluciones.

Al Assad afirmó ayer que “la agresión tripartita con cohetes contra Siria estuvo acompañada de una campaña de falacias y mentiras” en el Consejo de Seguridad por parte de los mismos países agresores. Durante una reunión con una delegación parlamentaria rusa en Damasco, el presidente sirio consideró que esto prueba que Rusia y Siria “no sólo libran una batalla contra el terrorismo, sino también para proteger la ley internacional basada en el respeto a la soberanía de los estados y la voluntad de sus pueblos”.

También desde Siria, el presidente de la Comisión Suprema para las Negociaciones, que representa a gran parte de la oposición, Nasr al Hariri, pidió adoptar una “estrategia de disuasión” que evite que Al Assad utilice cualquier tipo de armas, y no sólo las químicas, para “garantizar que se detenga el asesinato de civiles”.

El ataque del viernes generó el temor de que condujera a un conflicto internacional, porque Rusia había advertido el día anterior que si Estados Unidos llegaba a bombardear Siria, su país no iba a descartar el inicio de una “guerra” contra Washington. Sin embargo, las primeras reacciones de Moscú fueron sólo de condena y no se mencionó una posible respuesta militar.

El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó al gobierno de Trump de “seguirles el juego” a los terroristas y de “agravar la catástrofe humanitaria” en Siria, en una declaración difundida por el Kremlin. Condenó “de la forma más seria” la “agresión” contra “un Estado soberano que se encuentra en la vanguardia de la lucha contra el terrorismo” y, más adelante, dijo que “la actual escalada de la situación en torno a Siria ejerce una influencia destructiva en todo el sistema de relaciones internacionales”.

En la región, uno de los pocos en condenar el ataque de los tres aliados fue el presidente iraní, Hasan Rohani, quien dijo que “Estados Unidos y algunos países occidentales no quieren estabilidad en Siria”, y pidió que los bombardeos no queden impunes. De acuerdo con un comunicado de la presidencia de Irán, Rohani acusó a Estados Unidos, Francia y Reino Unido de cometer en Siria “un acto de agresión para levantar el espíritu de los terroristas”.

En tanto, los medios oficiales sirios informaron ayer que en la provincia de Latakia y la vecina Hama se celebraron varias manifestaciones en respaldo al Ejército y en contra de la “agresión tripartita”.

También hubo protestas en Bagdad, la capital de Irak. Allí, según informó la agencia de noticias Efe, miles de seguidores del clérigo chiita Muqtada al Sadr salieron a las calles con carteles en los que rechazaban la “invasión” de Estados Unidos y el asesinato de “civiles sirios bajo el nombre de democracia”.