“La turbulencia cambiaria la consideramos superada”, dijo el presidente Mauricio Macri ayer en una conferencia de prensa en la que se le pidió que hiciera una autocrítica sobre la situación económica de Argentina. Después de reiterar que el déficit fiscal es el principal problema del país, Macri dijo que por su propia “personalidad y temperamento optimista” su gobierno fijó metas demasiado “ambiciosas”; que cuando comenzó su mandato quizá debería haber hecho público “un diagnóstico suficientemente duro de la realidad heredada” pero no lo hizo porque “tampoco era bueno hablar de lo mal” que estaba el país; y que le pareció que “como sociedad” no se podía enfrentar un “ajuste profundo desde el primer día”.

Estos errores llevaron a una situación en la que “el mundo ha decidido que la velocidad con la que nos habíamos comprometido a bajar el déficit no es suficiente [... ], por eso tenemos que acelerar”, agregó Macri. Aseguró que ese será el objetivo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el que “lo único” que se negociará es a qué ritmo se reduce el déficit fiscal.

“Después, cómo lo reducimos es un tema nuestro”, dijo, antes de afirmar que el FMI no se meterá ni con la “legislación” ni con el “tipo de cambio” de Argentina. “Saquemos esas cosas de la agenda o de la cabeza; acá nadie nos va a condicionar”, agregó.

En su conferencia Macri hizo hincapié en la necesidad de solucionar lo que considera “el problema de fondo de los argentinos”: el déficit fiscal. “Es momento de que nos hagamos cargo de corregir este problema que arrastramos desde hace muchas décadas”, dijo, y llamó a todos los sectores políticos y sindicales a participar en una mesa de diálogo para “resolver” los pasos a seguir en este sentido. El gobierno empezó a llamar ayer a un diálogo nacional para enfrentar la situación económica y financiera del país, pero todavía se desconoce quiénes estarán invitados o cuáles serán los puntos a tratar en esas conversaciones.

Macri no respondió si el gobierno adoptará medidas para evitar que la devaluación del peso argentino –de 25% en los últimos días– impacte directamente en los bolsillos de la población, y al ser consultado sobre si modificará la meta de inflación –que es de 15% para todo el año, pero en lo que va de 2018 ya acumula cerca de 10%–, dijo que eso es responsabilidad del Banco Central. Sin embargo, también subrayó que “es fundamental bajar la inflación” porque “es lo que más castiga a los que menos tienen y a los trabajadores, y es una traba al crecimiento”.

Organizaciones sociales y sindicatos consideran que el ajuste que impulsó hasta ahora el gobierno ya está golpeando a los que menos tienen, en particular a los jubilados y los trabajadores de menos ingresos. Ayer, en varios puntos de Buenos Aires hubo movilizaciones convocadas, entre otros, por el Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados, el Frente Organizaciones en Lucha, el Polo Obrero y el Frente Social Peronista, en el marco de una “jornada unitaria de lucha”. Entre otras cosas, las organizaciones reclamaron el fin del ajuste, el aumento de jubilaciones y pensiones, y que no se avance con “la vieja receta” del préstamo del FMI. Además, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de la capital llevó adelante un paro con movilización en reclamo de discutir un mayor aumento en la negociación colectiva.